jueves, 24 de febrero de 2011

Y hoy toca Huelva


Porque es la ciudad donde vivo, porque es la ciudad dónde quiero vivir y sobre todo porque es la ciudad que elegí  para hacer mi hogar, por eso me siento legitimada para hablar de ella, para pedir para ella y para quejarme de ella.
Necesitaría como cien folios para decir todo lo que no me gusta de esta ciudad desde hace muchos años, pero la mayoría las conocemos y es cansado repetirlo.  Me voy a referir a la última ocurrencia del alcalde de la ciudad, espero que ya por poco tiempo. En plena precampaña y cuándo la ciudad está más entrampada que nunca, con más desempleados que nunca, con más carencias de servicios sociales que nunca y con más suciedad en las calles que nunca, va la primera autoridad y se le ocurre anunciar que  el próximo día 20 de marzo y después y cito textualmente “ que la comisión encontrará problemas técnicos y económicos , que parecían insalvables, desde el ayuntamiento hemos colaborado con ella para desbloquear la situación y que los onubenses puedan disfrutar  de la estatua”….
No sé cual son los problemas técnicos  y francamente no me importan, pero si los problemas económicos que el alcalde cita tienen que ver con que haya ayudado económicamente a la comisión encaprichada con el monumento, me parece una poca vergüenza y una indignidad porque son muchos los onubenses que, en estos momentos,  tienen muy serios problemas económicos y sí en el ayuntamiento desconocen este dato pueden preguntarle a Caritas ó  Cruz Roja, que se están dejando el alma en ayudar a los golpeados por la crisis, también pueden preguntar  a los proveedores a quienes deben dinero desde hace años, e incluso a los trabajadores del consistorio que a veces no saben cuándo van a cobrar.
A más de esto, lo peor  es todas esas referencias que hace a “que los onubenses la puedan disfrutar pues llevan años esperando”, francamente  no se a quien le va él preguntando por la calle, pero a mi nunca, jamás me han preguntado si me gustan las estatuas (horribles todas, por cierto) jamás me han preguntado si quiero dar dinero para construirlas, jamás me han preguntado si quiero que mi dinero se utilce para financiar la semana santa, los ramos de flores a la virgen del  Rocío, para la procesión de San Sebastián, de la virgen de la Cinta y  si me apuran, hasta para el recreativo de Huelva.
Honestamente espero que la próxima corporación no sea del partido popular, porque está ciudad no puede seguir  soportando más este populismo barato de ideología chabacana, y espero que la nueva corporación destierre para siempre todo matiz religioso de su gestión, porque después de todos estos años de rancio catolicismo municipal,   supongo que es el turno de quienes apostamos por una corporación al margen de costumbres y ritos religiosos, porque tenemos derecho a ser representados,  preguntados y escuchados. Y no somos pocos, somos miles. No quiero seguir avergonzándome de esta ciudad, ni que nadie me haga sentir como si no formará parte de ella.
Porque yo, que elegí  vivir en esta ciudad, pago en ella mis impuestos,  y porque los pago quiero para el siglo XXI  una ciudad rica, atractiva, elegante, culta, laica y libre.

jueves, 17 de febrero de 2011

Paraísos privados

Un día una se siente valiente y dice, “ea, pos voy a hacer un blog, y además me comprometo a mantenerlo” y de pronto resulta que pasan los días y los días y no lo actualizas y no porque no sucedan cosas, más bien por la cantidad de cosas que pasan y que me  cuesta asimilar y sobre todo porque todas esas cosas que pasan parece como si dejaran de pasar porque con la censura que corre y la férrea voluntad de ser políticamente correctos la información se queda en lo superficial, los análisis solo se encuentran más allá de lo que se ve y en lo que se ven , no se diferencia la verdad de la mentira y lo real de lo ficticio.
No se me ocurrirá decir que son malos tiempos para la lírica, probablemente son malos tiempos para entender, al menos a  mi cada día me cuesta más entender y sobre todo me cuesta más saber lo que quiero sabe para crecer.  Mentiría si dijera que muchas de las cosas que pasan no me causan alegría, pero también me aumenta el desconcierto, porque estamos aceptando como normales cosas inmorales.   
Nada de esto está exento del ámbito personal, definitivamente no me gusta el mes de enero y tampoco el de febrero  y no me gustan los días cortos ni las noches largas, no me gusta la lluvia y muchísimo menos las tormentas, y definitivamente no me gusta el frío, porque el frío nos obliga a vivir ocultos en una montaña de ropa.
Así que definitivamente no soy una persona de luz en estos momentos, pero me aguanto, resisto y cuándo no puedo más, cuando me aburro, cuando no me gusta ó no me interesa lo que sucede a mi alrededor,  huyo y la huída me lleva a mis paraísos privados, y cada día con más facilidad y puedo hacerlo desde cualquier lugar en el que esté, en el trabajo, en la calle, con la familia, con los amigos, con los enemigos y hasta en mis clases de pilates, porque estos lugares son mi refugio.
Y son un refugio porque los paraísos privados son lugares donde una vez fui feliz, un amor, la familia,  un viaje, un lugar, una noche, un libro, los amigos, una película, un vestido, una persona, un momento, un espacio, un regalo, un beso, una foto, una palabra, un descubrimiento, un encuentro, una sonrisa, un temblor de placer, un guiño cómplice, una reivindicación, una comida, una pasión, una risa, momentos de lo que se deduce que he sido feliz muchas veces. Y que espero seguir siendo, porque la felicidad es un derecho.
 A veces pienso que el mundo está al revés, pero ya sé que no, soy yo la que ve con el paso cambiado. La vida misma. Y os lo quería contar, que para eso me he hecho bloguera.