jueves, 31 de marzo de 2016

Apuntes de marzo (y 3)

 He entrado en una tienda a comprar chucherías, sí, las compro y las consumo, si no hay edad para el amor, no la hay para comer chucherías. Es una tienda pequeña, de barrio, huele dulce y la regenta una señora mayor, bueno un poco más mayor que yo; tiene un libros sobre la repisa que lee cuando no hay nadie en la tienda, lo tiene abierto por la página que ocupa y no he podido ver el título, es gordo.

Mientras llenaba la bolsa entraron en la tienda unos zagales y mientras dos de ellas elegían que comprar otro ha empezado a hablar:
- María ¿tú que haces para no aburrirte cuando no entra nadie?
- Leo.
- Eso no es bueno para la salud.
- ¿Quién te ha dicho a ti eso? ¿Cuántas te han quedado este trimestre en el cole?
- Seis.

María se ha echado las manos a la cabeza y le ha reprendido.
- Si leyeras y estudiaras no te habrían quedado tantas.
- No María, tú te traes aquí la play y pan, pan todo el día y no te aburres.

Al dirigirme yo a pagar, ella me ha mirado con complicidad porque ha visto mi cara de asombro.
- Mira, leer no solo no es malo para nada, al contrario, es buenísimo para la salud, y la educación, si tú leyeras habrías dicho buenas tardes al entrar, te habrías dirigido a María con respeto, no habrías suspendido tantas asignaturas y no serías tan analfabeto como para presumir de ello.
- Así se habla, lo ha explicado usted mejor que yo, ha dicho María y ha añadido, mira hijo, yo no pude estudiar, pero aprendí a leer y cuando no tenía libros nuevos, volvía a leer los viejos y me he preocupado siempre de que mis hijos lean así que no digas más algo así de delante de mí.

Salí de la tienda sabiendo que ha hablado más sabia y segura que yo y  sintiendo que con María el mundo es un lugar mejor, más ilustrado, más dulce y más libre.

Pd.: he tenido ganas de contarlo después de leer esto:  Muskaan Ahirwar, niña de 9 años, gestiona una biblioteca en la India

miércoles, 16 de marzo de 2016

Apuntes de marzo (2)

Hoy tenía una cita en un hospital de Huelva para una pequeña cirugía.

Hace unos meses, mientras estaba en Chile empecé a sentir un dolor donde la espalda pierde su casto nombre y empieza el culo, era un dolor que sentía sobre todo al estar sentada, no presté mucha atención; podía ser cansancio, nervios, una cama diferente, cualquier cosa y me dije a mi misma que cuando regresará iría al médico.

Al volver a la normalidad el dolor se iba haciendo mayor y fuí al centro de salud para ver a mi médico de cabecera. Al contarle lo que sentía, la doctora hizo que le enseñara mi culo para ver que era y diagnosticó un quiste pilonidal para lo que derivo a un cirujano para que lo viera, dos mese después el cirujano ratificó lo dicho por la doctora e inició el trámite para ir al hospital a quitar el quiste con una cirugía rápida.

Tras haber superado las pruebas de la anestesia, el día era hoy. A las 9,30 de la mañana, tal y como se me había indicado ingresé en cirugía diurna, me indicaron la habitación que debía ocupar, me dieron uno de esos camisones horribles de hospitales y me dijeron que no podía tener las uñas pintadas y que debía despojarme de pulseras y pendientes, también trajeron acetona para quitar el esmalte de uñas. Cumplidos todos los requerimientos me acuesto hasta que venga una enfermera a cogerme una vía con un tranquilizante; como me había despertado temprano e iba en ayunas, dormité hasta que llegó la compañera de habitación.

Sobre las 11 de la mañana llega una enfermera que nos toma la tensión, nos clava una aguja en la mano y me dice que no puedo llevar los labios pintados, le digo que me los he pintado de rojo a propósito, para darme fuerzas, ella sonríe, nos hace una serie de preguntas y que al rato vendrán a llevarnos al quirófano. He de decir que a mi me acompañaban mi madre y mi hermana Marta, a la compañera la acompañaban cinco personas, en total eramos nueve personas en ese pequeño espacio. Nunca entenderé esas multitudes acompañando a enfermos en los hospitales.

Un rato largo después entra un amable celador para llevarme a quirófano, aunque antes me deja aparcada en una larga sala donde hay varias camas, unas libres y otras ocupadas. El anestesista se acerca y me pregunta si me duele el culete ¡¡el culete!! le digo que sí, pregunta que si soy  alérgica a algún medicamento y le digo que a la sulfamida, pregunta que porqué y le digo que no lo sé, que mi madre me lo ha dicho siempre y qué como lo sabe mi madre y le digo que probablemente de pequeña me hicieron alguna prueba y se lo dijeron ¡yo que sé! dice que tengo que hacerme las pruebas de la alergia para comprobarlo. Tengo frío pero no tienen mantas y me echan encima otra sábana; un enfermero me pregunta que porque estoy en posición fetal, le respondo que me duele mucho la espalda para dormir boca arriba y que prefiero dormir así, en un alarde humorístico le digo que también extraño mi colchón.

Ya me llevan al quirófano y como vas mirando hacia arriba he de decir que es como en las películas, muchas luces en los techos y muchos aparatos por todos lados. Cambio de camilla, me pongo boca abajo y mi glorioso culo queda expuesto a la mirada de la cirujana que me explora, llama a otro cirujano que hace lo mismo. Tocan un bulto que me molesta y un hueso que duele mucho. Deciden que no van a operar, que el quiste es tan pequeño, que el daño que harán será peor que lo que tengo y que el dolor me lo provoca el coxis que ha crecido afilado y es lo que causa el dolor. 

Entonces me echo a llorar, tengo la impresión de que me están riñendo, les digo que no he llegado hasta ahí por gusto, que lo indicaron los médicos y que siento que hayan perdido su tiempo. Me llevan de nuevo a la habitación y vuelve la amable enfermera a preguntar cómo estoy, y de nuevo me echo a llorar, ella me toma la mano y dice que a veces los médicos no saben explicarse y que no es mi responsabilidad lo que ha sucedido, me quita la vía y dice que va a buscar los papeles con el informe y el alta médica.

Mi madre y mi hermana están hablando con la cirujana que les explica lo mismo que me han dicho a mi allí dentro. Me visto, mi familia vuelve y la enfermera también a traer los papeles, me dice que siente lo que ha sucedido y que mejor que nos veamos por la calle, la abrazo y le doy dos besos, olvidé preguntarle como se llama.

A la salida del hospital con un estado de ánimo cansado, alegre y triste, como en una tragicomedia, compró un cupón y aunque era la hora de almorzar, me tomó un café. El primero del día, me hacía falta.

A pesar de la lentitud en los tiempos y del diagnóstico erróneo solo puedo agradecer una vez más a los trabajadores y las trabajadoras de la sanidad pública por su entrega. A mi familia, amigos y compañeros que han estado pendiente, también. Gracias. 

Y todo esto me ha permitido asistir a la concentración en contra del acuerdo de Unión Europea y Turquía y en solidaridad con los refugiados. Ahora volvemos a empezar con el traumatólogo.

lunes, 7 de marzo de 2016

Apuntes de marzo

Lunes
No recordaba haber visto nunca todas las películas candidatas a los Oscar antes de la ceremonia y menos en Huelva; algo está cambiando en la ciudad. Ganó el Oscar a la mejor película una que habla de periodismo bien hecho y he visto a montones de periodistas que no practican el periodismo que recoge dicha película recomendarla.

Martes
Nunca pensé que ser Europa fuera esto, la indiferencia. Apenas unos miles de personas nos concentramos en ciudades europeas días pasados para pedir vías seguras y acogida a los refugiados. Es lo que tiene la memoria frágil, conocemos la historia pero no la interiorizamos y no todos los lugares son iguales; muchos países tienen memoria y acogen a  refugiados e inmigrantes . Y sí, hacer diferencias entre unos y otros es obsceno, huir del hambre y la persecución por ser diferente también te convierte en persona necesitada de refugio.

Miércoles
Aquí quería poner mis apuntes sobre como veo las redes sociales últimamente, pero me ha quedado largo; si digo que no parecen tan estimulantes y divertidas como antes, a ver qué, lo dejo para otra entrada.

Aunque al hilo de eso, hoy para publicar un libro solo necesitas tener unos miles de seguidores en las redes sociales, no importa que estos tengan faltas de ortografía al escribirles, ni tampoco que el tuitero se pase el día pontificando con razón o sin ella y es muy importante sentirse atacado en su ego, o inventar el ataque, o que escribas mierda. En los próximos días el una famosa tuitera. Pienso en algunos amigos y conocidos, buenos escritores y qué duro les resulta publicar y vender, eso sí, estos tienen lectores exigentes.

Jueves
En la universidad, cuando los bancos y las empresas entran por la puerta, le duración salta por la ventana. Y cuando en unos años veamos las consecuencias, nadie podrá decir que no estábamos avisados.

Viernes
Todos los programas electorales se están cumpliendo, los programas electorales son programas de televisión y ahí están todos o casi, depende de que tengan mucha cuota de pantalla y muchos comentarios en las redes sociales. Dicen que la política se ha convertido en un circo y eso es pervertir las palabras; la función del circo es alegrar la vida de las personas, la de la política es mejorar las vidas de las personas. Luego, la información es otra cosa y el espectáculo, también.

Sábado
Necesitamos comprensión lectora. No se lee, y cuando digo esto me refiero a que no pasamos del titular, damos pábulo a noticias que no son ciertas o matamos a muertos de hace años para ser los primeros en contar la no noticia; a veces resulta enternecedor.

Domingo
He observado fascinada en la prensa del fin de semana, general y cultural, el desfile de periodistas culturales (supuestamente prestigiosos) y de críticos literarios (igual de supuestamente) por la casa de Isabel Preysler para hablar con Mario Vargas Llosa de su última novela. Mis respetos a esa señora.

No he nacido para vivir en este siglo, y no lo digo con tristeza y pesar; lo digo con la seguridad de quien ya lleva vivido más de la mitad de lo que le corresponde y con la alegría de saber ser de otra época, aunque sea a medias y con muchas risas, risas que me producen el observar o el ser mirona.