jueves, 8 de mayo de 2014

Salud, dinero y perdón

Hace unos días me dio un pinzamiento en la espalda que me privó de un maravilloso puente veraniego en mayo y que me ha llevado al médico a coger unos días de baja hasta que esté bien, lo que espero que sea pronto.

Cuento esto porque una de las primeras cosas que comenta la gente cuando les digo es ¿y cuánto te van a descontar del sueldo?, nada de preguntar por la salud ni desear que te mejores, eso viene después, lo primero es lo primero, la pela.

Y en esas estamos, a mi no me importa ganar menos dinero si lo que está en juego es mi salud, la realidad es que hoy en día a muchos lugares de trabajo la gente va enferma a cumplir con sus obligaciones, con fiebre, con gripe, con dolores, con operaciones no bien recuperadas, con miedo. Exactamente con eso, con miedo, miedo a perder el trabajo, miedo a ganar menos dinero y este hace falta porque son tiempos difíciles, miedo a que otros puedan ocupar su puesto, miedo a no hacer falta.

Y mientras suenan en nuestras mentes lo mantras “eres un privilegiado” “no te quejes al menos tienes trabajo” “si te pones mala te aguantas que hay gente que está mala de no trabajar” “total para lo que trabajáis”. Luego están los que se están forrando con la crisis cuyos mantras son “de la crisis se sale trabajando más y cobrando menos”, “hay  que recortar los días de permiso por muerte de un familiar”, “no hay empleo ni sueldo basura, no están los tiempos para ponerse exquisitos” “hay que bajar el salario mínimo a los jóvenes, porque les pagamos aunque no valgan para nada”  y así podríamos seguir hasta llenar varios folios. Eso sí, luego todos piden perdón, pero este hecho, de tan habitual ya, solo suena a chufla, porque la intención es sembrar la duda y echar a pelear a trabajadores entre ellos.

 Como decía, mientras suenan estos mantras muchos lugares de trabajo se parecen algunos días a tanatorios de lo triste que están, porque cuando te quitan derechos, te quitan la ilusión y cuando te quitan la ilusión solo queda la obligación de la obediencia debida y  trabajar sin ilusión es de las peores cosas que te puede pasar, porque por mucho que digan, el trabajo no es un privilegio, es un derecho, un derecho por el que mucha gente dejo su salud y sus vidas en el camino.

Podría convertir esta parrafada en una carta y enviársela a Mariano Rajoy, responsable de una reforma laboral  que nos roba derechos con total impunidad y a Susana Díaz que todavía nos debe a muchos funcionarios parte de la última paga extra de navidad, pero estos dos y otros muchos viven en otro planeta y yo a otros planetas solo voy al encuentro de mis amores.

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