Hace unos días me dio un pinzamiento en la
espalda que me privó de un maravilloso puente veraniego en mayo y que me ha
llevado al médico a coger unos días de baja hasta que esté bien, lo que espero
que sea pronto.
Cuento esto porque una de las primeras cosas
que comenta la gente cuando les digo es ¿y cuánto te van a descontar del
sueldo?, nada de preguntar por la salud ni desear que te mejores, eso viene
después, lo primero es lo primero, la pela.
Y en esas estamos, a mi no me importa ganar menos
dinero si lo que está en juego es mi salud, la realidad es que hoy en día a
muchos lugares de trabajo la gente va enferma a cumplir con sus obligaciones,
con fiebre, con gripe, con dolores, con operaciones no bien recuperadas, con
miedo. Exactamente con eso, con miedo, miedo a perder el trabajo, miedo a ganar
menos dinero y este hace falta porque son tiempos difíciles, miedo a que otros
puedan ocupar su puesto, miedo a no hacer falta.
Y mientras suenan en nuestras mentes lo
mantras “eres un privilegiado” “no te quejes al menos tienes trabajo” “si te
pones mala te aguantas que hay gente que está mala de no trabajar” “total para
lo que trabajáis”. Luego están los que se están forrando con la crisis cuyos
mantras son “de la crisis se sale trabajando más y cobrando menos”, “hay que recortar los días de permiso por muerte
de un familiar”, “no hay empleo ni sueldo basura, no están los tiempos para
ponerse exquisitos” “hay que bajar el salario mínimo a los jóvenes, porque les
pagamos aunque no valgan para nada” y
así podríamos seguir hasta llenar varios folios. Eso sí, luego todos piden
perdón, pero este hecho, de tan habitual ya, solo suena a chufla, porque la
intención es sembrar la duda y echar a pelear a trabajadores entre ellos.
Como
decía, mientras suenan estos mantras muchos lugares de trabajo se parecen
algunos días a tanatorios de lo triste que están, porque cuando te quitan
derechos, te quitan la ilusión y cuando te quitan la ilusión solo queda la
obligación de la obediencia debida y
trabajar sin ilusión es de las peores cosas que te puede pasar, porque
por mucho que digan, el trabajo no es un privilegio, es un derecho, un derecho
por el que mucha gente dejo su salud y sus vidas en el camino.
Podría convertir esta parrafada en una carta
y enviársela a Mariano Rajoy, responsable de una reforma laboral que nos roba derechos con total impunidad y a
Susana Díaz que todavía nos debe a muchos funcionarios parte de la última paga
extra de navidad, pero estos dos y otros muchos viven en otro planeta y yo a
otros planetas solo voy al encuentro de mis amores.
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