martes, 26 de noviembre de 2019

¿Para qué sirve un festival de cine?

Para la alegría.

"Se nota mucho que la gente está feliz y contenta, se nota mucho que acogen bien aquí en Huelva, así que habrá que volver", Sergi López en la presentación de su película La inocencia.

El Festival de Huelva Cine Iberoamericano de Huelva llegó este año a la 45 edición y lo bueno de haber tenido distancia es tener una mejor perspectiva. ¡Feliz cumpleaños!

Celebrar este cumpleaños es, no sólo una fiesta, es una manera de decir, aquí seguimos, estamos, nos quedamos y dejadme deciros que considero a la cultura necesaria, vital y esencial para seguir viviendo en estos tiempos de aceleración, medias verdades y urgencias en los que estamos inmersos.

Por eso es un orgullo que el festival y quienes lo hacen, desde patronos a trabajadores, importantes estos últimos que trabajan durante todo el año de una manera silenciosa y constante, mantengan con responsabilidad la férrea voluntad de mantener puentes con una Iberoamérica que el resto del año nos parece lejana e inalcanzable.

Porque el festival no es más que el punto de encuentro que recoge el fruto del trabajo de un año y un punto de partida para trabajar en la edición que vendrá, y conviene no olvidar, que mientras aquí, a veces, es tratado con indiferencia al otro lado del río lo viven como una posibilidad y una esperanza.

Este año hemos podido ver historias de Perú, como país invitado, México, Argentina, República Dominicana, Guatemala, Colombia, España y Cuba, películas, cortos, documentales, historias que han reunido a más personas auténticas de esos países que la próxima cumbre sobre el cambio climático que se va a celebrar en Madrid y mucho más reales sobre la vida en esos países.

El festival de Huelva Cine Iberoamericano es un lugar donde las personas vienen para quedarse, ya sabemos que Huelva es un lugar al que resulta difícil llegar, pero al que siempre queremos volver, y cuando digo quedarse, es literal, hay directores que vinieron una vez, se enamoraron, se casaron, tuvieron hijos y aquí siguen entre nosotros, hay jurados que una vez que lo han sido, vuelven los años siguientes solo para poder disfrutar de películas, de citas, de paseos, de la gente, del calor y la luz de nuestra ciudad, hay directores que presentan una película, año sí, y año también, hay actores que vienen dos veces y luego son candidatos al Oscar al mejor actor, como nuestro amigo mexicano Demián Bichir, hay películas que siendo estrenadas en nuestro festival luego consiguen premios en otros festivales, hay películas que luego ganan premios Goya, hay películas que vienen al festival después de haber nacido en encuentros en este festival y así podría seguir dando argumentos para justificar un festival como este.

Hay Festival de Huelva Cine Iberoamericano porque hay películas y hay películas porque hay historias, y hay historias porque hay vida, creatividad, ilusión, trabajo, tesón, constancia. Y porque en tiempos de crisis políticas, económicas y  morales, apostar por la cultura es apostar por el futuro, por la educación, por la esperanza.

Los onubenses llevan, llevamos años apostando por  su festival (este año yo no he podido disfrutarlo mucho) y por esto me han llegado fotos y avisos de amigas y amigos que me decían las sesiones que se había llenado, quitando las de concurso, al menos en dos de la Sección Panorama puedo dar testimonio de sala llena y no hay más que ver las cifras de taquilla de estos últimos años.

Sería importante que los patronos tuvieran este detalle en cuenta de cara a un futuro donde el festival debe ser la apuesta cultural, turística y económica de Huelva y provincia. No es de recibo cuestionar un festival que en los últimos cuatro años ha ido a más, tras los años de incertidumbre, ni es suficiente asistir a la presentación y a las galas, hacerse  las fotos y salir corriendo hasta el próximo año.

El festival necesita un personal que trabaje en él todo el año, además del director, una estabilidad económica, porque ¿quién lo diría? la cultura es una inversión y la inversión es dinero que luego vuelve a la ciudad durante la semana de celebración, necesita una presencia constante en las redes sociales y en los medios de comunicación, tal y como hacen otros festivales; en resumen, es necesario trabajar todos en la misma dirección, que no es otra que el festival siga cumpliendo años, cuántos más, mejor para todos.

Y llegado este punto, hay que felicitar al festival este año por varias cosas; la primera de ellas es haber tenido en competición oficial a cuatro directoras, exactamente la mitad, cuatro mujeres que quizás han presentado los proyectos cinematográficos más arriesgados en esta edición, buena prueba de ello es la peruana Melina León que se ha alzado con el Colón de oro al mejor largometraje, por la estupenda Canción sin nombre.

En líneas generales, la presencia de mujeres directoras, productoras, montadoras, realizadoras, ha sido muy importante este año, y qué bien, no es más que un reflejo de la realidad. Mención especial, desde mi punto de vista, merece la película Pólvora en el corazón, dirigida por la guatemalteca Camila Urrutia, que muestra abiertamente a dos mujeres lesbianas en Guatemala y que retrata la violencia machista que a diario padecen las mujeres en ese país; esta historia, que por esto mismo ya merece ser tenida en cuenta, ha llevado a sus dos protagonistas femeninas, Andrea Henry y Vanessa Hernández a ganar el Colón de plata a mejor actriz.

La segunda es por la elección de las personas galardonadas, mención expresa al director peruano Francisco Lombardi, que ya ha estado otras veces en Huelva, y se mostraba encantado de volver y nosotros felices de que haya vuelto y con él, un ciclo de cine hecho en Perú con películas como Retablo y Wiñaypacha que están acaparando premios y nominaciones en festivales y entregas de premios en todo mundo. También Leticia Dolera, que nos dijo que somos un festival que desde hace muchos años ha sabido ver los puentes que nos unen con Iberoamérica, Juana Acosta, reafirmando los vínculos de Colombia con España y su cultura y Marta Velasco.

La tercera, por todo lo demás, la estupenda sección Panorama con las mejores películas vistas en distintos festivales, la sección Fantaterror Iberoamericano y ¿cómo no? el humor en la sección Comedia Iberoamericana, que estamos necesitados de risas. Los distintos eventos y actos, las mesas redondas con participación de estudiantes, la asistencia de los colegios para que empiecen a amar el cine desde pequeños, los encuentros entre profesionales del sector.

Y la cuarta, el pedazo de equipo humano que tiene el festival, encabezado por su director, Manuel H. Martín, no conozco a nadie que venga o pase por el festival que no tenga una palabra de agradecimiento, reconocimiento y cariño, que es lo más importante, porque es lo que deja huella*.

El Festival de Huelva Cine Iberoamericano es una inversión, en cultura, en turismo, en educación, en trabajo; es un lugar que sirve para encontrarnos y reconocernos, para construir puentes con Iberoamérica en un tiempo que hay quien quiere construir muros.

¿Para qué sirve un festival de cine? Para ver películas que de otra manera no podríamos ver, para hacer cultura, para promocionar a la ciudad, para generar empleo, para ampliar horizontes, para poner en valor la palabra hermandad entre España y América Latina, para querernos y para disfrutar.

*En un tiempo en que quien no se anuncia, no se vende, ver en redes sociales a directores, directoras, actores, actrices, que probablemente no conozcamos aquí pero tienen miles de seguidores, una foto de Huelva es una publicidad impagable, y cuanto antes entendamos esto, mejor será, para el festival y para la ciudad.

Pd 1.: Al no poder estar en el festival he podido seguirlo por las redes sociales, dejo algunos ejemplos de lo que he podido ver y que me han hecho sentir orgullo.

Pd 2.: El director del festival ha hecho hoy un balance de la edición El Festival de Huelva se consolida con más público y mayor presencia en los medios de comunicación

Pd 3.: El programa Días de Cine de Radio Televisión Española nos ve así Dias De Cine nos ofrece el resumen más completo del 45 Festival de Huelva de Cine Iberoamericano y qué bonito.


Piropos al festival
Piropos a la ciudad, definida como tropicaóotica
La alegría de estar en Huelva y en el festival de Camila Urrutia
Armond Cohen, director de la mexicana Souvenir siendo feliz
Director y protagonistas de Yo adolescente


Presentación de El Proeccionista
Andrea Henry, protagonista de Pólvora en el corazón piropeando a la ciudad
Pólvora en el corazón mostrando sus premios
Vanessa Hernández, actriz de Pólvora en el corazón charlando con un espectador

martes, 1 de octubre de 2019

Feliz cumpleaños, Pedro


Días pasados comentaba con un amigo, con el que hablo e intercambio mucho de cine, el discurso que Lucrecia Martel dedicó a a Pedro Almodóvar con  motivo de la entrega del león de honor en la pasada edición de la Mostra de Venecia. El primer comentario fue el protagonismo que parecía haber querido tener ella, que es una gran directora películas para minorías y que yo justifiqué diciendo que Lucrecia es así, casi tímida; al final los dos concluimos que ese gran y emotivo discurso la habríamos firmado sin contemplaciones, fueron palabras de amor, de reconocimiento, de respeto, de admiración, de deuda saldada, algo que no parece habitual.

Luego la conversación derivó por mi parte a comentar qué a ver que sucedía en la próxima entrega de los Premios Goya del cine español con su última película Dolor y Gloria, mi amigo me preguntó que si había algo más que fuera destacable y respondí, que a la espera de Alejandro Amenábar, poco más, que este año ha sido un año de pocas películas españolas destacadas y no sólo en España, ha sido un año de poca cosa a nivel mundial, salvo muchos superhéroes; él me confesó que estaba viendo películas de los años setenta, yo por mi parte confesé que me resultaba escandalosa la ausencia de otros géneros, sobre todo películas de amor con su sexo correspondiente. Y aquí también estuvimos de acuerdo.

Volvamos al principio: Pedro Almodóvar.
Pedro Almodóvar celebra este mes su setenta cumpleaños, setenta años por los que, además de felicitarlo, debemos felicitarnos, sus millones de espectadores y admiradores en el mundo en general y los españoles en particular.

Almodóvar no nació director, ni escritor, ni compositor, ni fotógrafo, ni pintor; nació en La Mancha más profunda, que es como la Andalucía más profunda pero en Castilla. Sus padres eran campesinos con poco contacto con la cultura en la España gris de aquellos años, de más está decir a estas alturas que Pedro se crió en u matriarcado, la presencia e influencia de su madre la conocemos por demás, en su vida y en sus películas. Con apenas estudios de bachillerato se fue a Madrid en los albores del final de la dictadura y empezó a observar y empaparse de lo que veía a su alrededor, todo lo que no se veía a simple vista y todo lo que sólo ve quien sabe mirar. Una larga estancia de trabajo en telefónica, su pasión por el cine y los libros y el encuentro, coincidiendo con los primeros acordes de la famosa movida madrileña, con personas que dieron los mejores y (quizás los peores, por las drogas y el Sida) aires de libertad con los que soñábamos.

No me voy a extender más en estos detalles que están al alcance de cualquiera hoy en día.

Lo que yo siento es que Pedro Almodóvar es un director de cine excepcional hecho por la intuición, un director que sí sabe rodar películas de amor, de todas las clases de amor, heterosexual, homosexual, bisexual, maternal, fraternal, no hay universo de amor que él no haya explorado. Lo que yo siento es que Pedro Almodóvar con si cine, nos puso a los españoles a las españolas frente a un espejo, de manera crítica, divertida, bizarra, alegra, sucia, antigua y que todo eso en su cine nos llevó a la modernidad. Nos convirtió en un país moderno, nos colocó en el mundo cultural, más allá de nuestras fronteras, cómo nunca habíamos estado. Nos hizo un país que estaba superando sus traumas, sus vergüenzas, su desfase tras cuarenta años de dictadura.

Y nos volvió sentimentales, nos libró de los hombres duros y de las mujeres sumisas, nos sacudió la caspa y la podredumbre moral, nos quitó prejuicios éticos, morales y sexuales. Nos hizo sentir libres, quizás como nunca volveremos a serlo.

Y el Almodóvar que nos dio todo eso, de pronto pareció instalarse en una atalaya inalcanzable, parecía estar siempre enfadado, que siempre miraba por encima del hombro, que estaba por encima del bien y del mal; mientras, rodaba y rodaba, una película tras otra, hasta veintiuna, en muchas de las cuáles también ha sido guionista y actor; unas obras maestras, otras no tanto, unas muy buenas, otras no tanto, algunas buenas, otras no tanto. Películas que yo esperaba y espero siempre como si me fuera la vida en verlas.

Podría yo decir que siento que una parte de este país (España) ha sido muy injusto, desagradecido, envidioso y hasta grosero con Pedro Almodóvar, pero no lo siento, lo sé, sé que ha sido así. Mientras su trabajo, su talento, su tesón eran reconocido en el resto del mundo (Hollywood, Cannes, Venecia, Londres), la mitad de España se convertía en la malvada madrastra ninguneándolo, negándolo y hasta despreciándolo. A él, que nunca ha querido vivir fuera de España, que nunca ha querido dirigir fuera de España, que siempre rueda y agradece premios en español; hasta los premios Goya se le resistieron muchos años, como si gran parte de la profesión tuviera complejo, celos, envidia o vayan ustedes a saber qué. Lo más fácil era llamarlo soberbio, altanero, prepotente, maricón, todas esas cosas que dicen las personas mediocres y los patriotas de banderín de plástico.

Porque no hay una sola película de Almodóvar que no retrate a España, en lo bueno y en lo malo, en lo zafio y en lo sublime, en lo terrible y en lo encantador, en las mazmorras y en los palacios; y si esto no es amor, no sé que puede serlo.

Yo, que soy una sentimental y muy fan, todo hay que decirlo, sentía en mi interior que a Pedro le dolía esa actitud de la media España y se encerró en si mismo, siempre sin dejar de crear, lo que habla mucho y bien de él.

Hasta que llegó Dolor y Gloria, esa maravillosa película que no esperábamos, nadie sabe nunca que esperar después de la última. Y seamos honestos, nadie esperaba que Dolor y Gloria nos devolviera, nos ofreciera, nos regalara un ejercicio personal y cinematográfico de honestidad tan enorme, como si fuera consciente de su encierro y lejanía y quisiera disculparse y celebrar con nosotros, también es humano. La mitad de España que detesta a Pedro Almodóvar tampoco la esperaba, de ahí su desconcierto y hasta su silencio, que a mi se me antoja reconocimiento.

Qué película tan emocionante, tan completa, tan luminosa. Dolor y Gloria es Pedro Almodóvar con sus grandezas y sus miserias, como España, esa que él retrata tan bien y que (volviendo al inicio) deseo y espero que en la próxima edición de los premios Goya sea reconocida (ya lo ha sido en el pasado festival de Cannes y preseleccionada para representarnos en los Oscar); es una de las mejores película del cine español en lo que va de siglo veintiuno y se merece todo lo bueno que ya ha recogido y lo que le depare el futuro.

En unos momentos en los que este país y el mundo parece que vuelve a oscurecer, Almodóvar nos vuelve a iluminar. Feliz cumpleaños, Pedro. Y gracias, por todo.

El enlace al texto, aquí Feliz cumpleaños, Pedro

Y la dirección de la revista, aquí: Sensacine México

martes, 28 de mayo de 2019

Releyendo Ensayo sobre la lucidez

"...los electores, esos que son los supremos valedores de la democracia...", Ensayo sobre la lucidez

No sé y no recuerdo cuando empecé a leer a Saramago ni tampoco que me llevó a él, probablemente mi madre, a la que siempre he visto leer. Puede que también lo primero que leyera de él fuera una entrevista o un artículo de opinión, de cualquier modo, sea lo que sea, me ha traído hasta aquí como a vosotros y vosotras.

Mi novela favorita de José Saramago es Memorial del Convento, he disfrutado mucho con La balsa de piedra, el año de la muerte de Ricardo Reis, El evangelio según Jesucristo, ensayo sobre la ceguera, viaje a Portugal, levantado del suelo, el viaje del elefante, Claraboya, Las pequeñas memorias  y sobre todo me he reído mucho con Las intermitencias de la muerte, hay alguna que no he podido terminar y no pasa nada, como él mismo me dijo un día, si una novela no te gusta, no estás obligada a leerla, hay mucho más siempre por leer.

La que no he citado hasta el momento es Ensayo sobre la lucidez, y es que es esta, la que se ha convertido en mi novela de cabecera o de referencia vital e intelectual; es a la que siempre recurro en tiempos de turbulencias e incertidumbres políticas y electorales y en los últimos años estamos teniendo de ambas, tanto en nuestros países como en los de otros lugares del mundo, la entrada de la ultraderecha en gobiernos y/o parlamentos del mundo, con los terribles resultados de sus políticas que ya vamos conociendo.

Es la novela que más recomiendo siempre de José, por reveladora, por la misma lucidez.

Esta novela, que fue publicada en 2004, mucho antes de que la crisis se hiciera palpable, se desarrolla en un país que podría ser cualquiera de los que conocemos, me impactó la primera vez que la leí, fue como una revelación, como una respuesta a todas esas preguntas que una siempre se hace en su cabeza ¿qué podemos hacer?, ¿cómo nos podemos organizar, seremos capaces alguna vez? Seguido de un, ojalá en muchos países las población se organizara para dar un vuelco a las elecciones que sería dar un vuelco al sistema. Como Saramago repetía muchas veces en los últimos tiempos, no nos hemos enfrentado, no nos estamos enfrentando a una crisis económica, sino a una crisis moral, que es la que de verdad corrompe.

Y por esto, los protagonistas de la novela  están todos en una nueva tesitura, la ciudadanía y el gobierno con todos los estamentos a su cargo; una vez conocido el resultado de las elecciones la única respuesta de los gobernantes y los partidos cómplices del sistema es hacer uso del miedo,  la desinformación, la mentira, el terrorismo de estado, porque siguen sin ver más allá de sus narices, presos de su ceguera y sus propios miedos.

Desde mi punto de vista, la novela plantea una forma inédita de rebeldía, los gobiernos quieren que los ciudadanos seamos sólo votantes y pagantes y el resto del tiempo, súbditos; votantes de sus programas políticos, pagantes de los desastres que causan las políticas que llevan a cabo para favorecer a los de siempre que son quienes en realidad manda; súbditos para ver, oír y callar.
Mientras, el gobierno no se da cuenta que el pueblo ha perdido el miedo, nada les asusta, a tal extremo que durante el estado de excepción no se produce ni un delito, nada de violencia, solo una tensa calma.

Yo creo que lo que plantea esta novela es una rebeldía, como un estado más o menos permanente, que una revolución, dado que el tiempo ha demostrado que los revolucionarios una vez instalados en el poder dejan de ser revolucionarios. Una rebeldía que consista en que la ciudadanía estará vigilante una vez que hayan pasado las elecciones. Podría parecer que el libro lo que pone en cuestión la democracia, de hecho, muchas veces le preguntaron a José por esto mismo, en cambio, a mi parece una historia que de ser llevada a la realidad solo podría llevar a una más y mejor democracia.

Al igual que en ensayo sobre la ceguera, algunos de cuyos personajes transitan por este Ensayo sobre la lucidez, una puede caer en la tentación de dejarse arrastrar por la desesperanza y el desasosiego; leída una segunda vez parece más esperanzadora, “la esperanza es como la sal, no alimenta, pero da sabor al pan” dice uno de los personajes y nos muestra que otro mundo es posible, no fácil, posible, si todos sabemos sumar frente al poder manipulador, corrupto y ciego. Y que seamos los ciudadanos, las ciudadanas, los dueños y las dueñas de nuestro propio destino.

viernes, 17 de mayo de 2019

La salud, el dinero y el amor

Durante este mes de mayo mi familia hemos pasado diez días en el Hospital público Juan Ramón Jiménez de Huelva; a mi hermano más pequeño, Paquito (sí, sé que suena raro con cuarenta y cuatro años) le dio un infarto y era el mejor lugar para estar.

Desde el primer momento la atención fue extraordinaria, cosa por otro lado habitual en la sanidad pública, a pesar de la mala gestión de los gobiernos, de la mala gestión de los gestores de hospitales, de los recortes, de las restricciones, desde la primera hasta la última persona que allí trabajan está entregada a la tarea de salvar vidas (casi siempre), traer vidas, mantener vidas, componer la vida que se descompone.

Normalmente pienso que a quienes trabajamos en la administración nos pagan por hacer nuestro trabajo bien y no necesitamos ningún extra; la verdad es que hay una íntima satisfacción cuando alguien agradece tu trabajo de forma personal, con una sonrisa, con un apretón de manos y hasta con un detalle, sé bien lo que es eso, he sido afortunada en detalles generosos. Es por eso que no puedo, ni quiero, ni debo hacer otra cosa que agradecer el trato exquisito hacia mi hermano y hacia mi familia, gracias más amplias e infinitas porque soy consciente de la complicada situación en la que encuentra la sanidad pública en Andalucía.

Luego está la vertiente humana de los hospitales, las salas de espera, los pasillos, el bar los alrededores, es otro mundo y en este mundo los familiares se miran y se reconocen en el dolor, en la incertidumbre, en la esperanza, en la alegría. se comparten comidas, cafés, caramelos, gominolas, se crean lazos que son duraderos durante la estancia, pocos se mantienen fuera, pero eso forma parte de la normalidad, una vez fuera del hospital, la vida sigue.

El cambio más profundo que he sentido con respectos a otros años de hospitales (y he pasado muchas noches en ellos), es el teléfono móvil, ese artilugio que nos da tanta alegría usar y que a veces se convierte en pesadilla. Tal cual.

Están las personas que hablan gritando, tanto que no necesitarían ese teléfono, por otra parte, es asombroso la manera en se ventilan las intimidades sin pudor, madre mía que historias se podría escribir allí; están las que tienen como tonos de llamada una orquesta cantando para todo el pueblo, por el volumen; están las reciben mensajes de voz y los escuchamos todos, también quienes reciben vídeos, que también vemos todos, y por último, los juegos, están quienes juegan y el sonido es el de la fórmula 1 en Jerez de la Frontera; y si esto es molesto para mí, no puedo imaginar lo que debe significar para una persona que esté enferma.

Y así, entre idas y venidas, os cuento que este año por primera vez en mi ya larga vida de contribuyente me toca pagar impuestos, esto no quiere decir que no pagara antes, es que en balance anual salía que hacienda me devolviera al haberme retenido de más en los impuestos, y este año han cambiado las tornas. No me quejo, de hecho, la retención que hacen en mi nómina mensual es de las más altas porque no tengo hijos, aunque a veces pienso que mantengo a los hijos de otros (aquí debería haber un guiño). Es para mantener, entre otras cosas, la estupenda sanidad pública en España, que los pago con gusto, con placer, con orgullo. 

Gracias a la unidad de cardiología del Hospital Juan Ramón Jiménez, muchas, muchas gracias. Gracias a todas las sanidades públicas, a sus profesionales, todos los días, en todos los lugares, en todos los idiomas. Y larga vida. Salud.

jueves, 25 de abril de 2019

A votar, con alegría compartida


No estoy aceptando las cosas que no puedo cambiar, estoy cambiando las cosas que no puedo aceptar, Angela Davis

El año pasado un programa de radio en el que colaboraba,Plaza Niña, me pidió una reflexión  tras el exitoso 8 de marzo, primero con huelga general y manifestaciones masivas, aquí lo conté Los días después; este año no tenemos programa y nada había pensado sobre lo sucedido, simplemente lo disfruté, pero el próximo domingo hay elecciones generales en España y me parece importante recordar para tener presente a la hora de ir a las urnas.

El mismo día 8 de marzo un amigo me dijo que el feminismo era un desastre, añadiendo que él estaba por la igualdad; temperamental como soy, conseguí frenar y apostar por la pedagogía.

A estas alturas lo que es un desastre es el machismo, sin ambages.

El machismo que en España ha dejado dieciocho víctimas en lo que va del año dos mil diecinueve, la última conocida ayer e incluye a uno de sus hijos, lo que suponen trece huérfanos. El horror, todos los días, en todos los lugares, en todos los idiomas.

El machismo que maltrata, viola (sólo en semana santa han sido tres las violaciones denunciadas), acosa a diario, que discrimina, que niega derechos, todos los días, en todos los lugares, en todos los idiomas.

Y habrá a quien no le guste, de hecho, hay, pero el feminismo ha venido para quedarse, muchas mujeres han dicho, hemos dicho basta. Y no sólo, muchos hombres también lo han dicho y esta es una oportunidad que no vamos a dejar pasar, ni una más.

Fue maravilloso ver ese día a miles de personas en la calle, en mi ciudad, en muchas otras ciudades y pueblos, en todos los lugares, en todos los idiomas, con el mismo objetivo, un mundo donde las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres, ni más, ni menos.

Miles de personas de todas las edades, de todas las religiones, de todas las nacionalidades, de casi todas las ideologías. En todos los lugares, en todos los idiomas. Y se puede, ya lo creo que se puede, por lo pronto el permiso de paternidad ha pasado de ser de cinco a ocho semanas desde el pasado 1 de abril, una medida que sin duda contribuye a la conciliación familiar largamente reclamada por el movimiento feminista, así como el decreto que obliga a las empresas a registrar los sueldos por categoría y sexo y la obligación de contar con planes de igualdad en las empresas de más de cincuenta trabajadores.

Este caudal humano que llenó las calles, no puede caer en saco roto ante los retos que tenemos para el presente y el futuro, se lo debemos a quienes fueron feministas cuando estaba prohibido y las generaciones que ya están y las que vendrán.

Mientras tanto, el miedo de los hombres a las mujeres sin miedo ha hecho su aparición y el próximo domingo nos enfrentamos a hombres que nos quieren decir qué hacer con nuestros cuerpos, qué hacer con nuestros vientres, nos quieren quitar derechos que nos ha costado mucho conseguir y leyes que legislan la protección a las víctimas, han empezado a perseguir políticamente a las personas que trabajan en combatir y/o paliar la violencia de género. Piensan que las feministas odiamos a los hombres por la única razón de que ellos odian a las feministas, nos quieren de nuevo en un paso atrás, con leyes que recuerdan a las políticas llevadas a cabo durante la dictadura franquista y no lo haremos ni para tomar impulso. 

Hay cinco candidatos a presidente del gobierno, tampoco esta vez ninguna organización política ha encontrado una mujer que pueda ser candidata, y las hay, ya lo creo que las hay. De estos candidatos, tres, Partido Popular, Ciudadanos y el otro, son modernos para follar y antiguos para legislar. Por eso es importante ir a votar con memoria y con conciencia de nuestros derechos, que son los de todas y todos.

No hay alegría más compartida en el mundo en muchos momentos que la alegría feminista, y compartir es amar. Votemos con alegría, con la alegría del 8M.

















domingo, 21 de abril de 2019

Santa semana y sus cosas


La semana santa de este año ha llegado a su fin, han sido unos días primaverales y otros lluviosos y tormentosos, a veces, también por dentro.

El fin de semana lo pasé en Málaga, era una visita que tenía pendiente para conocer al hijo que una amiga tuvo en diciembre, ya era hora, sí. El viaje lo hice en blablacar, siendo el de ida a Málaga una mezcla de penitencia (como anuncio de la semana) y cine de barrio. Los chicos que llevaban el coche se pasaron casi todo el viaje viendo vídeos de salidas de cofradías y la escucha de marchas procesionales, para rematar llegando a la ciudad, con Rosalía, sí, la España más cañí posible.

Málaga estaba luminosa y llena, pasaras por donde pasaras, llena; y no me parece mal, yo misma formé parte del lleno; después de visitar el Centro de Arte Contemporáneo (uno de mis lugares favoritos de la ciudad), tomé un bus para ir hasta el Rincón de la Victoria para conocer a Aris, ver de nuevo a su hermana Sira y a sus padres, almorzamos y pasamos una tarde estupenda hasta que me llevaron de vuelta a Málaga.


El domingo amaneció luminoso y con más personas aún por las calles, así que tras desayunar fui a la búsqueda de La Tabacalera, un viejo lugar en un barrio alejado del centro y convertido en el museo del coche y en centro Colección de Arte Ruso San Petersburgo, que no conocía y que resultó una sorpresa muy agradable, dos horas pasé por esas salas para ver las exposiciones dedicadas a las mujeres desde la perspectiva de los hombres, Santas, reinas y obreras y desde la perspectiva de la mujer Libres y decisivas; un buen ejercicio visual y emocional para conocer como han sido tratadas las mujeres en Rusia (la de antes y la de ahora) en todos los ámbitos vitales.


Recomiendo mucho visitar Málaga  sus museos, los populosos y los populares, pasear por la ciudad tranquilamente observando la gran cantidad de grafitis que la convierten un lugar propicio para el arte callejero, el puerto, el paseo marítimo Antonio Machado, en definitiva, caminar y mezclarse, que es una manera de vivirla.

La vuelta a Huelva, también en blablacar, fue muy amena, con un francés muy atractivo y culto  un conductor que se pasó todo el viaje llamándome señora (que lo soy, por categoría y edad) a pesar que él mismo contaba que venía de visitar a sus nietos ¡! 

El lunes vuelta a la normalidad, visita a la biblioteca y al dentista con mi madre, salvo que cuando iba al encuentro de ella, me crucé con una señora que mareada estaba a punto de caer en la calle, me acerqué y me pidió que la ayudara a llegar a la iglesia para participar en los oficios, cuando llegamos a esta aún estaba cerrada, así que la señora, al saber que yo no soy creyente, me miró sorprendida y me preguntó si era de Huelva, supongo que ella entiende que una cosa va unida a la otra; La dejé sentada en una silla a la puerta de la iglesia y ella me dio la bendición, yo, que siempre pienso que todas las ayudas son buenas, lo agradecí.

Mi madre en el sillón de la dentista se aferró a mi mano con el terror pintado en la cara, y la entiendo.

Y como tengo amigos que a son abuelos, el martes la alegría fue conocer a Inés. Inés es la hija de Daniel y Patricia. Daniel es hijo que mis amigos Juanma y Mari Carmen y lo conozco desde que era niño, ahora ya es padre e Inés es preciosa, preciosa, nació en noviembre, apenas horas después de que su abuela paterna falleciera, así que podéis imaginar la felicidad tan grande con la que llegó bajo el brazo, crece hermosa y sociable, no extraña aunque la coja en brazos alguien que conoce, como yo, sonríe casi siempre. Comimos muy bien, como siempre con los Arazola Lucena.


El miércoles santo almorcé con mi sobrino Daniel que cumple 21 años; parece que fue ayer cuando nació, era un sábado y lloré de emoción un buen rato, era mi primer sobrino y lo esperábamos con mucha ilusión, durante su segundo año pasamos mucho tiempo juntos, yo estaba desempleada y ocupaba parte de mi tiempo con él, era un niño curioso y cariñoso; aún recuerdo su primera vez en el cine, vimos una de dinosaurios y se sentaba en el brazo de la butaca que yo ocupaba, cuando no entendía algo, me tocaba la cara y decía Tita, esto porqué y la sala estallaba en risas. Aún me pregunta a qué sobrino quiero más y yo le respondo que a él es al que más tiempo hace que quiero porque nació el primero.

Por la tarde me junté con mis amigos para tomar unas copas y unas risas, qué importantes las risas cuando son con las personas que quieres y como sanan.

También me he cortado el pelo, que es algo que suelo hacer cuando quiero soltar lastre, no ha conseguido el efecto deseado, porque el corte no es el que yo quería; hasta siete personas pasaron por mi lado en la peluquería diciendo qué pena que cortara mi melena, qué valiente dijeron otras, tiempos raros estos en los que se eleva a valentía algo tan banal como un corte de pelo. Voy a volver a la peluquería a solucionar esto. 

El resto del tiempo ha transcurrido entre descanso, lecturas, de novelas y leyes, algunas películas y series, encuentros con amigas y familia y paseos. Desde hace unos días la tristeza también pasea conmigo, no siempre, a ratos y quiero pensar que pasará de largo en algún momento, no me molesta, todas las emociones son necesarias y fingir puede resultar agotador. 

Ahora toca volver a la normalidad y esperar las vacaciones de verano, pero aún queda y yo siempre prefiero ir día a día.

domingo, 7 de abril de 2019

De libros y presentaciones

"Si leer no hace más feliz, sí nos hace más sensibles, respetuosos y gentiles, que no es poco", Rialto 11, de Belén Rubiano

La razón por la que leo es porque me gusta mucho; la razón por la que me gusta mucho es porque desde pequeña siempre vi a mi madre en casa con un libro en las manos, la curiosidad solo podía llevarme a saber qué hacía que una persona con tantos hijos sacara tiempo en sus quehaceres para leer; cuando en el colegio nos obligaban a leer libros en la clase de lengua, creo que era la única niña que se sentía feliz por eso, tanto que algunas compañeras decían ¿nos haces el comentario de texto?.
Apenas tenía doce años y mi madre me dijo, toma, lee este libro, El otro árbol de Guernica se llama y contaba la historia de los niños vascos que salieron después de la guerra civil española camino de Moscú, una historia terrible, dolorosa, me abrió los ojos a la realidad de la guerra y a la literatura, desde entonces no he parado.

La primera vez que presenté un libro hace muchos años me ofrecí a hacerlo, el autor, amigo mío no encontraba quien lo hiciera  como yo había leído su libro desde las galeradas, pues me pareció buena idea; de aquello aprendí que hablar en público no es lo mío, que soy más de distancias cortas y cara a cara, de lenguaje corporal y miradas, tampoco soy buena en la comunicación virtual, esto debe ser reminiscencias del siglo pasado que hay en mí, pero esa es otra historia.

Recuerdo haber comentado más de una vez como en Huelva las presentaciones de libros durante años las han hecho siempre las mismas personas, año tras año, una y otra vez; sin espacios para nadie más, hasta resultar cansino y poco atractivas esas presentaciones; y no es que quisiera hacerlo yo, yo no soy experta y siempre ha sabido perfectamente que aunque a todo el mundo le gustan las personas que dicen lo que piensan, a la hora de la verdad no resulta tan divertido cuando se trata de las instituciones públicas que pagamos todos.

Hasta que un día, en marzo de dos mil diecisiete, Enrique García Bolaño me dijo que quería hablar conmigo, cuál no sería mi sorpresa al ver que me estaba invitando a presentar su segundo libro de poesía, Señales, editado por Sitolá; aún estoy sorprendida y muy agradecida de que lo hiciera, a pesar de que le dije que yo no era lectora habitual de poesía y que era probable que a alguien no le gustara su elección. Y aunque el pudor a veces me supera, le respondí que sí, que si él pensaba que yo podía hacerlo, podía hacerlo y no se hablaba más (es lo que respondo siempre). El resto ya es historia y lo podéis leer aquí Enrique y las Señales.


Tal y como esperaba que sucediera, recibí felicitaciones por la presentación pero nadie más volvió a llamarme. Hasta que el pasado mes de septiembre, estando yo de viaje por la Toscana, mi amiga y escritora, Carmen Ramos, me manda un mensaje diciendo que tiene que hablar conmigo, desde Florencia le respondo que estoy fuera, que si es urgente, hablamos, responde que no, que ella quiere que le presente su libro de microrrelatos, Más de veinte maneras de lavarse las manos el día ocho de noviembre. Mi respuesta no podía ser otra que sí, nos conocemos desde pequeñas, después cada una siguió con su vida y fue en Facebook que nos volvimos a encontrar, ella convertida ya en una gran escritora y hasta hoy.

Si ella quería que yo lo hiciera, ahí estaría yo, intentando estar como lectora a la altura de la escritora; fue una tarde muy emotiva, con mucha complicidad, mucho cariño y muchas risas.En unos días pondré aquí la presentación de ese día, siento no haberlo hecho antes, ya sabéis que las musas me abandonaron y la pereza me pudo. A Carmen Ramos la podéis leer aquí: Poliédrica.


Y en esos días de lecturas del libro de Carmen, por sorpresa y sin esperarlo en absoluto, una gran editorial de Madrid, Editorial Impedimenta (casualmente yo estaba leyendo esos días una novela editada por ellos, La puerta de los ángeles de Penelope Fitzgerald), a través de una amiga que me recomienda, se pone en contacto conmigo para que presente, un día antes de Maneras su novela gráfica Mary, que escribió Frankestein, junto con la ilustradora Júlia Sardà en la biblioteca de Huelva; confieso que me sentí mareada, que es lo que sucede cuando no sé qué decir o cuando me emociono, o cuando pienso que algo me viene grande. Hablé con Carmen Ramos para saber si le parecía bien, pues con ella ya estaba comprometida y, generosa siempre, dijo que adelante. 

Yo no soy lectora de novela gráfica, apenas estoy empezando, y una vez que me informé, Júlia, la ilustradora (que yo desconocía y que por edad podía ser mi hija) resultó ser más conocida fuera de España que dentro; y no solo es una enorme, enorme ilustradora, es que resultó ser una mujer muy divertida y lo pasamos muy bien en el evento, una nunca deja de aprender.


El tiempo siguió pasando, la vida seguía y seguí leyendo, iba a presentaciones, veía películas y muchas otras cosas, hasta que un día del pasado mes de marzo recibí una llamada de Daniel Mantero, responsable del área de cultura de la Universidad de Huelva en la que me contaba que por fin Antonio Orejudo, que es uno de mis escritores favoritos, venía a Huelva, a Presencias Literarias (precioso nombre, por cierto) y quería que yo charlara con él y además que también venía Alejandro Palomas, que se había quedado sin presentadora y que contaba conmigo para estar con él; respondí lo de siempre, si tú quieres, ahí estaré.

Le confesé y confieso que a diferencia de Orejudo, yo no había leído nada de Alejandro Palomas, lo conocía de oídas, había ganado el último premio Nadal, pero no era un autor que formara parte de mi bagaje literario; leí una de sus novelas en menos de cuarenta y ocho horas, resultó fácil de leer, y el día correspondiente me planté en la MicroSala de la universidad que estaba completamente llena. Lo cierto es que resultó fácil, Palomas es un escritor al que le encanta hablar de él sin pudor y el público estaba entusiasmado, nivel fan, al terminar pensé prueba superada, una más. Pasados los días he comprobado que no es autor que me haya dejado huella, si un divertido recuerdo, pero no huella. 


El miércoles tres de abril tocaba, por fin, que Antonio Orejudo llegara a Huelva; ese día yo estaba nerviosa, él es un escritor de altura, un escritor al que conocí primero por sus artículos de opinión y eso me llevó a sus libros, conforme iban siendo publicados, yo los iba devorando; un día, hace años, habíamos empezado a seguirnos en la red social Twitter y en ella intercambiamos comentarios sobre sus libros y yo le contaba el efecto que me iban produciendo, si me acompañaban en algún viaje y hasta le dejaba cosas publicadas sobre él que iba encontrando. Siempre ha sido un autor que ha interactuado con sus lectores de manera agradecida y amable. Se mostró en la conversación como yo pensaba que era, un tipo normal que escribe y publica y hasta confesó la alegría que le había dado saber que yo iba a ser su interlocutora, bromeando sobre cómo nos conocimos y causándome rubor.

Antonio Orejudo, como profesor de literatura que es en la Universidad de Almería, conoce profundamente la lengua y el valor de las palabras, no escribe sencillo, escribe muy bien y sus novelas tienen todos los ingredientes para que siempre quieras que salga la siguiente; y no sólo, siempre he pensado que es uno de los hombres más atractivos y sexys del panorama literario español, algo que confirmo después de haber compartido unas horas con él. Es un escritor no soberbio, exigente consigo mismo, se demora años entre una novela y otra y no se ha hecho millonario escribiendo, hasta vive de manera más o menos coherente a como piensa. Sus novelas son historias en las que te quedarías a vivir y siempre quieres más. En la conversación que tuvimos, ante un público entregado, confesó que no tiene nada nuevo entre manos y que no sabe si volverá a escribir otra novela, yo ruego a los dioses, si existen, que esto no sea cierto.


Una de las cosas que más gracia me ha hecho de estas dos últimas presentaciones es la diferencia entre escritores con respecto a su forma de ser; mientras uno me preguntó ¿por qué no doy yo un curso de verano en tu universidad?, otro me dijo este verano voy a participar en un curso en tu universidad, dejo a vuestro criterio saber quién es quién.

De todo esto he aprendido que hay que personas, que a veces, confían más en una misma que tú, que una no sabe hasta dónde es capaz de llegar. Ha ratificado mi admiración por todas las personas que escriben y son publicadas, no es fácil, ni publicar, ni ser lo suficientemente bueno o buena para ser publicado y leído. La literatura, la buena literatura es sagrada y no todas las personas que escriben tienen capacidad para llegar a los lectores.

Como no puedo escribir tan bien como lo hacen la mayoría de las personas aquí citadas, trato de ser una buena lectora, a eso me comprometo y en eso disfruto.

Agradezco profundamente todas estas invitaciones, he sido muy feliz con ellas, me llegaron primero al corazón que a la cabeza y todas y cada una han sido un disfrute y sueños cumplidos. Estas presentaciones forman parte de una etapa que ya se cierra, no deseo convertirme en lo que al principio contaba y que me parece cuestionable, ser el perejil de todas las salsas.

Hay etapas que se cierran voluntariamente y otras que se cierran porque son más los errores que los aciertos, la felicidad de las que se cierran de manera voluntaria ayuda a cerrar las que duelen, que en la vida hay que quedarse con lo bueno y aprender de lo malo para seguir viviendo con el aprendizaje; sin olvidar que la felicidad depende muchas veces de las otras personas y los errores y aciertos los comete siempre una misma.

Ahora vuelvo a mis lecturas pausadas y a otras no tan pausadas pero igualmente importantes para vivir mejor.

Leamos, leamos siempre, porque hacerlo nos da siempre la posibilidad de conocer y vivir otras vidas, con todo lo que ello conlleva.

Pd.: siempre me propongo hacer entradas cortas y no hay manera. Suspiro.

martes, 26 de marzo de 2019

Nada cambia


A veces cambia todo y no cambia nada; en este país, en los últimos meses, hemos cambiado de gobierno y algunas cosas han cambiado y otras siguen igual, o sea mal.

No es la primera vez que me asomo por aquí a narrar las vicisitudes de las personas que quieren venir a estudiar a España, eso no quiere decir que no sucedan, suceden. De hecho, para este curso académico puedo contar hasta tres personas con serios problemas y posiblemente una cuarta.

La primera es una chica marroquí, debía haber estado aquí el mes de noviembre, sin embargo llegó apenas a mediados de febrero; ella es una mujer joven, licenciada universitaria con unas calificaciones magníficas, independiente, con sus propios medios de vida y hasta que se le concedió la visa tuvo que acudir al consulado muchas veces, la primera y un par de meses antes que se inicie el máster a presentar la solicitud de visa, a llevar el seguro médico y las comunicaciones que les enviamos para demostrar que está matriculada en uno de nuestros programas académicos, a llevar un extracto de su cuenta bancaria, a llevar una traducción de su título y calificaciones, a llevar una constancia de que puede mantenerse por sus propios medios, a llevar una nota legal en la que dice que su padre se hace cargo del negocio en ausencia de ella y la última para recoger la visa; incluso le pidieron una copia del billete de avión (que tiene que ser ida y vuelta) y que ella no tenía porque no se compra un billete si no sabes si te van a dar la visa. 

Siete veces, siete, que hubieran debido ser como muchas tres, que ha sido más fácil porque en su ciudad hay consulado español. Afortunadamente pudo seguir el máster de manera virtual, pero esto no justifica en absoluto la demora en incorporarse al mismo, la demora es responsabilidad del consulado, al que por cierto tuvimos que dirigirnos varias veces como institución para poder acelerar los trámites. 

El segundo es un chico cubano, también debía haber estado aquí durante el mes de noviembre, inició sus trámites allá por el mes de septiembre; España sólo tiene un consulado en Cuba, si vives en un lugar que no sea la capital este trámite se convierte en un calvario (ya sabemos cómo son las comunicaciones en la isla, todo es difícil en la isla). En este caso las visitas al consulado han sido también varias, a presentar la solicitud con toda la documentación solicitada, a recibir un no por respuesta porque (al parecer) la comunicación de la universidad no es clara, a presentar una nueva comunicación de la universidad, a presentar ¡un certificado de antecedentes penales! que es legal, pero no habitual pedir para la concesión de visa y a, finalmente, recoger la visa. 

Cinco veces, cinco, que han debido ser como muchas dos, cientos de kilómetros, preguntas sin respuestas, la dificultad de seguir un programa de manera virtual desde Cuba, donde a veces las comunicaciones son imposibles. También escribimos varias veces a la embajada, el chico ha llegado esta semana después de cinco meses de gestiones.

La tercera es una chica dominicana que tiene que estar aquí a finales del mes de mayo, ella no vive en la capital, donde está el único consulado de España en la República Dominicana, ha presentado toda la documentación, ha explicado que sólo necesita una estancia de dos meses, que ella va a regresar para hacer las prácticas en su país y porque no quiere dejar más tiempo a sus hijos. La respuesta ha sido negativa, según el consulado la documentación enviada por la universidad no es fiable ¿? y no puede establecer que quiera volver (al parecer para el consulado unos hijos no son importantes), ha presentado un recurso, nos hemos vuelto a dirigir a la embajada. Por cierto nuestro Rector acaba de estar en Santo Domingo en la Asamblea General de la AUIP en República Dominicana.



Ella también confía en Dios, lo sé porque ayer le escribí informándola de las gestiones y para agradecérmelo deseó que Dios me diera y feliz resto del día, yo no soy creyente, pero siempre pienso que todas las ayudas son buenas; le comenté que ojalá todo salga bien, que yo apenas había estado en su país hace unos días, porque ha que reconfortar a las personas cuando acuden a una, y que el recibimiento había sido exquisito, que ojalá sepamos corresponder, ella se despidió ofreciéndome su casa. La generosidad no conoce fronteras, las fronteras las ponen siempre otros.

La documentación que hay que presentar para solicitar una visa es muy clara, muy clara, muchas de las cosas que están pidiendo no son requisitos que consten, no es requisito que tu lugar de trabajo haga una constancia indicando que te dan el permiso, no es requisito el número de cuenta bancaria donde te harán el ingreso de la nómina durante el permiso (puede que sea una licencia sin sueldo), ni la constancia salarial, ni los avales para cuando solicitaron la beca. A veces tengo la impresión que somos atracadores y me parece inmoral. Es difícil sentirse parte de un país que hace estas prácticas.

¿Qué tienen en común estos tres países? Los tres tienen una historia común, de fuertes lazos, de influencias de ida y vuelta con España. Los tres han sido visitados por el presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, en su corto mandato, en los tres ha sido recibido con los máximos honores, con agradecimiento y calor. Con los tres se han firmado acuerdos económicos, sociales, migratorios, de cooperación, culturales. Al parecer no sirven de mucho, salvo los económicos, para el capital nunca hay fronteras, siempre puede pasar hasta el fondo.

Hay un problema enquistado desde hace años en la diplomacia española, no hay una unidad de criterio en cuanto a las políticas de concesión de visados en consulados y embajadas, cada una actúa a su bola, la mayoría del funcionariado es amable, pero siempre, siempre hay alguien que se siente superior, que juzga por la apariencia, que obtiene un perverso placer en la humillación y en causar desasosiego. Es increíble que España no cuide las relaciones con los países con los que tenemos fuertes lazos históricos, con sus errores y sus aciertos.

Y ahora me permito un pensamiento muy íntimo ¿qué carajo lleva a pensar a consulados y embajadas que todas las personas que llegan a este país se quieren quedar? No es este nuestro el mejor país para quedarse desde hace unos años, ni siquiera lo es para que vuelvan todas aquellas personas que se han visto obligadas a emigrar por la crisis. Qué memoria más corta para agradecer a quienes abren las puertas cuando queremos ir.

A mí todo esto me resulta doloroso, soy quien trata directamente con alumnos y alumnas todo este trámite y vivo día a día el sufrimiento que esto les causa, y me pesa, me pesa porque yo he visitado esos tres países, Cuba y Marruecos más de una vez siendo siempre muy bien recibida, de República Dominicana apenas acabo de regresar y aún me emociono al recordar el recibimiento, el trato y la atención.

Si tuviéramos empatía, tan escasa en la política en estos tiempos, seríamos capaz de medir el desgaste emocional y de tiempo, el sufrimiento, la angustia que causan todas estas idas y venidas, la mayoría innecesarias; si fuéramos honestos nos daríamos cuenta que hay un serio problema de racismo institucional en algunas de nuestras representaciones diplomáticas en el exterior e interior; si viéramos que estas citas que damos son personas que tienen nombres y apellidos y no son sólo un número en la fila, si de verdad pasáramos con todos los países con los que tenemos vínculos de los dichos a los hechos, seríamos un mejor país.

Hoy me he desayunado con esta noticia  España deniega el visado para viajar al Festival de Málaga al protagonista de una película premiada, el protagonista es haitiano, qué decir. No me sorprende, algunas alumnas mías, Wideline, han tenido muchos problemas por ser haitianas, por suerte, pudieron venir.

Pd.: no es la primera vez que escribo de esto, lo hice aquí A medias, aquí A ver, aquí Pedagogía de la bruta, aquí La política y la realidad, aquí El no como bandera

lunes, 4 de marzo de 2019

Razones para hacer huelga el 8M


"La empatía es la más radical de todas las emociones" Gloria Steimen

Que rápido pasa el tiempo algunas veces, se va a cumplir un año del primer 8M en que las mujeres en España hicimos huelga general, paramos el país y demostramos que sin nosotras el mundo se para (lo conté aquí: Los días después).

                                                         

Un año después, estamos a las puertas de otra convocatoria y con, aún, más razones que hace un año y más poderosas, estas son algunas de las mías.

Porque en lo que de dos mil diecinueve, apenas marzo, diez mujeres han sido asesinadas por sus parejas o ex parejas, Rebeca, Leonor, Romina, Rosa, Kelly, Rosa, Daría, Sheila y dos de las que se desconoce el nombre; hay tres niños más huérfanos. Sólo en España, las cifras mundiales son de terror.

Porque en Andalucía ahora tenemos un gobierno de derechas, apoyado por la ultra derecha que ha declarado la guerra a las mujeres y a sus derechos conquistados. Y no solo, además ha solicitado en el parlamento andaluz que se le faciliten los nombres de todas las personas que trabajan con víctimas de violencia de género, poniendo en cuestión además las leyes que nos protegen de esta.

Porque tenemos un candidato a presidente del gobierno que llama a la violencia de género mal comportamiento y además nos quiere enseñar a las mujeres lo que llevamos dentro cuando estamos embarazadas, algo que no sabemos (nunca nos embarazamos) y parece que él sí y perfectamente.

Porque hay una organización que aspira a todo en política y que está comparando a las feministas con los nazis, lo que revela no sólo ya un profundo desconocimiento del feminismo, sino también del nazismo ignorando tanto dolor y muerte.

Porque para explicarnos la importancia del 8M los diarios de mayor tirada en este país nos han mostrado el pasado fin de semana a un sin fin de hombres, algunos de ellos cuyos hechos han demostrado su machismo y falta de apoyo a la igualdad real, diciendo que nos apoyan y a otros diciendo que igual los avances van muy rápidos y que igual mejor más despacio, que no hay prisa; también algunos que nos han explicado cosas, cosas que como mujeres no podemos entender solas.

Porque a partir del mes de noviembre en Europa las mujeres trabajamos gratis, mientras los hombres van a percibir todo el salario íntegro, aquí los datos del pasado año: igualdad salarial; y no solo en trabajos fuera de casa, tampoco en el hogar hay descanso.

Porque otra vez se nos quiere negar a la mujer el derecho al aborto en España y miles de mujeres en el mundo siguen muriendo por abortos ilegales.. Porque todavía hay quien dice que si te han violado y acosado sexualmente es que has ido provocando, o estabas borracha o te insinuaste, como si algunas de estas razones justificaran una violación. 

Porque todavía hay hombres, y desafortunadamente algunas mujeres, que piensan y dicen que una mujer que habla y expone claramente su sexualidad y sus deseos sexuales es una mala mujer, y a mí siempre me dan ganas de decir ¡a mucha honra!

Porque los casos de violencia de género, con víctimas o no, siguen saliendo en las páginas de sociedad en los diarios y no en las de política; porque los casos de acoso sexual salen en las revistas de moda y no en las de política. Y eso es porque no consideran la violencia de género, el acoso, los asesinatos sobre las mujeres como un tema prioritario y lo es y la prevención es política, la educación es política, las ayudas son políticas. Lo personal es político y para todo esto están los presupuestos generales de los gobiernos y los gobiernos están para hacer política y mejorar la vida la ciudadanía.

Porque estoy harta de que se convoquen eventos en los que no participen mujeres, como si no formáramos parte de la sociedad; en los últimos días lo he visto en una convocatoria de una manifestación importante para Huelva, en la presentación de los distintos carteles de la semana santa, en una mesa redonda sobre la mujer y el flamenco. Somos la mitad de la población.

Porque estoy harta de que haya hombres que me pregunten si no tenemos ya bastante igualdad, bastante ¿de qué?  Porque estoy harta que a veces me digan, para ser feminista y de izquierda bien te gusta lucir tu cuerpo ¿y qué? mi cuerpo es mío y con el hago lo quiero, se llama libertad.

Decía Eduardo Galeano "el machismo es el miedo del hombre a la mujer sin miedo"; en cambio el feminismo es un movimiento que busca conseguir la igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres, no me parece difícil de entender. Sé que estamos en el buen camino, la mejor prueba de ello es la reacción tan virulenta de rechazo de parte de algunos hombres que andan diciendo que los odiamos, y no es cierto. 

Yo voy a hacer huelga, porque hay muchas mujeres que queriendo hacerla no van a poder por las presiones, porque no me perdonaría a mí misma no hacerle una huelga a un gobierno de derechas que quiere recortar mis derechos, que son los de todas, por mi sobrina, por las hijas de mis amigas, porque quiero dejarles un mundo mejor, y en ese mundo mejor cabemos todas y todos, también mis sobrinos y los hijos de mis amigas y mis amigos.

En esta semana, que han dado en llamar de la mujer, como si el resto del año no existiéramos, hay que hacer pedagogía, hay que tener paciencia y sobre todo hay que sembrar empatía, cuántos más hombres feministas tengamos a nuestro lado, más corto será el camino. Y yo los quiero a mi lado. El 8M y todos los días del año. En las calles nos vemos. Es primavera y es nuestra.

                                                     

miércoles, 13 de febrero de 2019

Una carta de amor al Festival de Cine Global Dominicano


Aún no había finalizado la última edición del Festival de Huelva Cine Iberoamericano cuando había llegado a mi correo una invitación formal a ser jurado de la Selección Oficial de la Competencia de Opera Prima Ficción en el Festival de Cine Global Dominicano. Al empezar a leerla sentí tanto vértigo que paré y miré a mi alrededor para ver si tenía que dársela a alguien; me levanté de la cama, fui al mercado y luego al médico, en la sala de espera retomé la lectura y cuando terminé, el vértigo seguía ahí, intenso, tanto que la médico me dio una nueva cita para el mes de marzo y no fui capaz de articular una protesta por la demora.

De camino a la lectura del palmarés me escribió mi amiga Begoña para felicitarme y decirme que no le había contado nada (en realidad no había tenido tiempo), le dije que no lo creía y que nos veríamos en unos minutos, ella se había enterado por Fermín Cabanillas, la otra persona de Huelva invitada a ser jurado.

En poco rato, Omar de la Cruz (a quien respeto, admiro, quiero y tanto tengo que agradecer) me confirmó la invitación. Colapsé. Salvo Begoña y otra amiga, Che,  Manauel H. Martín, director del festival de Huelva, a quien se lo conté por mi sentido de la lealtad, nadie más supo durante días, temerosa yo que el hechizo se rompiera y la invitación desapareciera. Confieso que en algún momento de ese día me emocioné. En ninguna circunstancia dudaba que la invitación fuera real, dudaba de mí, no sabía por qué yo, creo que aún no lo sé, pero ya no tiene vuelta atrás. Un día, un diario local, lo publicó como noticia y entonces empezaron las preguntas por WhatsApp, confirmé su existencia y expliqué que me seguía pareciendo una cosa tan bonita, como increíble y volvía al "por qué yo".

La vida siguió como siguen las cosas que no tienen mucho sentido, pasaban los días y nada sucedía con respecto a comunicación con el festival y yo borré la invitación de mi mente, segura como estaba que se habían dado cuenta que yo no era la persona idónea.

Hasta que un día de diciembre empiezo a recibir correos para cumplimentar datos y volvió el vértigo, los nervios, la alegría, la emoción, la satisfacción y las dudas, por supuesto. Ya lo podía contar. Hice los trámites que me pidieron, hablé con mi jefe para pedir el permiso (esto era importante) me lo concedió y guardé el secreto durante unos días como en una celebración íntima; en la comida previa a las fiestas navideñas con mis amigos les conté que sí, que me iba y en la comida familiar del 1 de enero se lo conté a mi familia (mi madre es presa del pánico cada vez que vuelo). Las reacciones de todas las personas que me quieren parecían confirmar el acierto del festival de cine global al invitarme.

Y en lo más crudo del crudo invierno (figurado y literal) llegó el día de volar, qué alegría, aún sabiendo que apenas aterrizara iba a subirme a un escenario, ante decenas de personas que no conocía y hablarles en nombre de mis compañeros y compañeras de los distintos jurados. Tras un vuelo largo, una larga fila para pasar migración y casi dos horas de atasco, me subí a unos tacones de vértigo (que justificaban el mío) y directa a la fiesta del cine.


Porque eso es un festival, una fiesta para disfrutar de historias con distintos acentos en los que reconocernos, encontrarnos con personas que llenan las salas con el mismo interés que nosotros, una fiesta para lucir una credencial orgullosa como si fuera una medalla, una fiesta de una semana feliz llenando de cultura el ruido que a veces es inútil y ensordecedor. No se me ocurre mejor acción para tender puentes y derribar muros que esta apuesta cinematográfica.

Como ya dije en mi intervención, un festival de cine es una puerta abierta al mundo, una apuesta por la cultura, la educación, el empleo, el turismo y el Festival de Cine Global Dominicano cumple con creces esa tarea. De su potencial da buena medida la presencia de una estrella de Hollywood como Vin Diesel y un director del calibre de John Singleton (que a mí me hizo muy feliz).





Repasando la historia de este festival es impresionante lo que han hecho en tan solo 12 ediciones, habiéndolo visto y vivido durante una semana, sigue siendo impresionante pero no sorprendente. Desde la primera hasta la última persona que trabaja y/o colabora voluntariamente en el evento, la dedicación y el desempeño es enorme, sin descanso. Conviene destacar el empeño del presidente Leonel Fernández, un caso insólito en un político, de llevar a cabo tamaña apuesta cultural, no es algo que abunde hoy en día entre la clase política. Qué bueno que a un dirigente le guste el cine y que además quiera compartir ese amor por el séptimo arte con un país entero, ya quisiera yo algo así en mi país.

Y de él, para abajo, un capitán llamado Omar de la Cruz, multiplicado en todas partes, en todos los frentes, en todas las responsabilidades, en todos los afectos y un tipo con un gusto cinéfilo que es un genial compartir y sobre el que es un placer conversar.

Durante una semana cálida por dentro y fuera, el festival ha sido un torbellino de actividades, presentaciones de libros,  mesas redondas, conferencias, talleres para hablar de sexismo, de justicia social, del aceite de oliva, de nuevas plataformas, del trabajo de escribir un guion, de montar una película, de ser agente de actores, de mujeres en el cine, de distribuir películas, de dirigir películas, sesiones de Actors Studio con Jesse Terrero. Ha habido encuentros entre directores, productores, agentes, escritores, actores de los que saldrán historias que veremos en los próximos meses. El cine no es solo un arte, es una industria que genera empleo, consumo y por lo tanto riqueza, en Santo Domingo parecen tenerlo muy claro, ojalá cunda el ejemplo.


Durante una semana hemos visto las doce películas a concurso en la Competencia de Opera Prima, cinco documentales en Competencia en Opera Prima Documental y once cortos en el Concurso Corto Global, siendo difícil la elección de cada uno de los distintos jurados.

Durante una semana se han proyectado películas en distintas sesiones como País de honor, que este año en el festival ha sido Corea, Una parada documental, Miradas hispanas, Una muestra de cine y moda, Miradas del Caribe, Muestra gastronómica, Presentación especial, Pulso global y Soy dominicano. Una oferta cinematográfica que no palidece otros festivales más consolidados, más bien al contrario; una oferta que en lo personal me ha permitido disfrutar de títulos que no había podido ver en la ciudad en la que vivo porque no llegaron a sus salas. Una oferta excepcional e inabarcable que afortunadamente consigue hacer un mundo donde caben muchos mundos, para toda clase de público, para toda clase de inquietudes, para toda clase de gusto e interés. Una auténtica fiesta para los ojos, los sentidos y el saber. Ojalá haber tenido más tiempo.



Mención especial merece el amor de los dominicanos por su cine, hasta cinco veces se tuvo que proyectar la película Colours ante la alta demanda para ser vista, igual suerte corrió en la clausura Miriam Miente, quedándose el aforo realmente pequeño. Y no solo, cuando en la gala de clausura se anunció que el país invitado a la próxima edición sería España, la ovación fue atronadora, pudiendo una sentir una pizca de orgullo y mucha emoción.

Un festival de tal magnitud no está exento de caos, pero el caos, decía José Saramago, es un orden por descifrar y en ese orden por descifrar es donde sus responsables admiten todo tipo de sugerencias para mejorar de cara a la siguiente edición; la celebración de un festival no es más que la culminación del trabajo de todo un año, el momento en el que ya se respira porque la suerte está echada y la criatura camina sola.

En lo personal no estoy segura de ser imparcial con respecto a mi experiencia, realmente no quiero serlo, me parece el Festival de Cine Global Dominicano un festival por el que apostar, al que defender, al que agradecer y al que llevar en el corazón. Del que sentirse orgullosa de haber sido parte.

Yo he sido muchos años jurado en algunos de los premios paralelos que se otorgan en el Festival de Huelva y siempre he intentado serlo con honestidad y respeto a los creadores; la experiencia de ser parte de un jurado oficial, con Desiree Reyes, Alfonso Quiñones, Carlos Gómez Iniesta y Fermín Cabanillas, compañeros tan calificados y cualificados para la tarea exigía una alta dosis de responsabilidad. No es fácil juzgar con respeto, con rigor, afortunadamente fuimos un equipo como jurado, con sintonía y complicidad, esperamos haber acertado y deseamos que a todas las películas a concurso les vaya muy bien y tengan un largo recorrido en salas. En la gala de apertura prometimos ver, juzgar y disfrutar y creo que cumplimos.



Antes de empezar yo tenía la sensación de que este festival iba a ser una de las mejores cosas que me han pasado en la vida, ahora tengo la certeza de que es así. La calurosa, en todos los sentidos, acogida en el aeropuerto por parte de los voluntarios, las atenciones a la llegada a la gala, las salidas al cine a ver la películas, las visitas a las oficinas de trabajo y prensa han sido de una calidad humana excepcional, siempre ha habido un abrazo, un halago, un café; Taína, Erika, Gabiana, Adriana, Aurora, Delia, Aurora, Rosa, Johny son solo algunos de sus nombres, ojalá me acordara del de todos y todas, porque, señoras y señores, sí, el Festival de Cine Global también es un espacio donde las mujeres son mayoría.



Los reencuentros con quienes ya habían estado en el Festival de Huelva, Celia Rico, directora del Viaje al cuarto de una madre, Oriol Estrada, Natalia Cabral y la pequeña Lya, directores de Miriam miente, Rafael Martínez Moreno y Manuel Álvarez, director y protagonista de El Piedra, llenos de abrazos, risas y recuerdos. Qué orgullo que quienes han pasado por nuestra ciudad estén deseando volver y quienes no han estado, tengan muchas ganas de venir. No se me ocurre nada mejor que la cultura para tender puentes en tiempos de muros.

Los encuentros derivados en complicidad, risas compartidas y deseos de futuros reencuentros con Rubén, Linda, Ximena, Kaliah, Gonzalo, Antonio, personas todas ligadas al mundo del cine y que contagian la pasión por él y por la vida. Gracias por todos los buenos momentos.

Mención especial para Desiree y Martín, su esposo. Una noche nos invitaron a cenar en su casa, una cena espectacular cocinada por Martín y acompañada de buen vino, buenos postres y muy buena compañía. Nos dieron calor de hogar y nos hicieron muy felices.

Una de las palabras más bonitas en castellano y, a veces, más difícil de decir es gracias. Gracias al Festival de Cine Global Dominicano, por existir, por ser, por apostar a la cultura, por todo y por tanto. Y una de las palabras que más me gusta decir es felicidades. Felicidades al Festival del Cine Global Dominicano. Os deseo todos los años del mundo para esta fiesta.

He sido muy feliz en él y he querido escribir una carta de amor al festival. Y bailar.

Pd.: En esta página del Festival de Cine Global Dominicano está toda la información y podréis observar que me he quedado corta en el relato.