martes, 26 de marzo de 2019

Nada cambia


A veces cambia todo y no cambia nada; en este país, en los últimos meses, hemos cambiado de gobierno y algunas cosas han cambiado y otras siguen igual, o sea mal.

No es la primera vez que me asomo por aquí a narrar las vicisitudes de las personas que quieren venir a estudiar a España, eso no quiere decir que no sucedan, suceden. De hecho, para este curso académico puedo contar hasta tres personas con serios problemas y posiblemente una cuarta.

La primera es una chica marroquí, debía haber estado aquí el mes de noviembre, sin embargo llegó apenas a mediados de febrero; ella es una mujer joven, licenciada universitaria con unas calificaciones magníficas, independiente, con sus propios medios de vida y hasta que se le concedió la visa tuvo que acudir al consulado muchas veces, la primera y un par de meses antes que se inicie el máster a presentar la solicitud de visa, a llevar el seguro médico y las comunicaciones que les enviamos para demostrar que está matriculada en uno de nuestros programas académicos, a llevar un extracto de su cuenta bancaria, a llevar una traducción de su título y calificaciones, a llevar una constancia de que puede mantenerse por sus propios medios, a llevar una nota legal en la que dice que su padre se hace cargo del negocio en ausencia de ella y la última para recoger la visa; incluso le pidieron una copia del billete de avión (que tiene que ser ida y vuelta) y que ella no tenía porque no se compra un billete si no sabes si te van a dar la visa. 

Siete veces, siete, que hubieran debido ser como muchas tres, que ha sido más fácil porque en su ciudad hay consulado español. Afortunadamente pudo seguir el máster de manera virtual, pero esto no justifica en absoluto la demora en incorporarse al mismo, la demora es responsabilidad del consulado, al que por cierto tuvimos que dirigirnos varias veces como institución para poder acelerar los trámites. 

El segundo es un chico cubano, también debía haber estado aquí durante el mes de noviembre, inició sus trámites allá por el mes de septiembre; España sólo tiene un consulado en Cuba, si vives en un lugar que no sea la capital este trámite se convierte en un calvario (ya sabemos cómo son las comunicaciones en la isla, todo es difícil en la isla). En este caso las visitas al consulado han sido también varias, a presentar la solicitud con toda la documentación solicitada, a recibir un no por respuesta porque (al parecer) la comunicación de la universidad no es clara, a presentar una nueva comunicación de la universidad, a presentar ¡un certificado de antecedentes penales! que es legal, pero no habitual pedir para la concesión de visa y a, finalmente, recoger la visa. 

Cinco veces, cinco, que han debido ser como muchas dos, cientos de kilómetros, preguntas sin respuestas, la dificultad de seguir un programa de manera virtual desde Cuba, donde a veces las comunicaciones son imposibles. También escribimos varias veces a la embajada, el chico ha llegado esta semana después de cinco meses de gestiones.

La tercera es una chica dominicana que tiene que estar aquí a finales del mes de mayo, ella no vive en la capital, donde está el único consulado de España en la República Dominicana, ha presentado toda la documentación, ha explicado que sólo necesita una estancia de dos meses, que ella va a regresar para hacer las prácticas en su país y porque no quiere dejar más tiempo a sus hijos. La respuesta ha sido negativa, según el consulado la documentación enviada por la universidad no es fiable ¿? y no puede establecer que quiera volver (al parecer para el consulado unos hijos no son importantes), ha presentado un recurso, nos hemos vuelto a dirigir a la embajada. Por cierto nuestro Rector acaba de estar en Santo Domingo en la Asamblea General de la AUIP en República Dominicana.



Ella también confía en Dios, lo sé porque ayer le escribí informándola de las gestiones y para agradecérmelo deseó que Dios me diera y feliz resto del día, yo no soy creyente, pero siempre pienso que todas las ayudas son buenas; le comenté que ojalá todo salga bien, que yo apenas había estado en su país hace unos días, porque ha que reconfortar a las personas cuando acuden a una, y que el recibimiento había sido exquisito, que ojalá sepamos corresponder, ella se despidió ofreciéndome su casa. La generosidad no conoce fronteras, las fronteras las ponen siempre otros.

La documentación que hay que presentar para solicitar una visa es muy clara, muy clara, muchas de las cosas que están pidiendo no son requisitos que consten, no es requisito que tu lugar de trabajo haga una constancia indicando que te dan el permiso, no es requisito el número de cuenta bancaria donde te harán el ingreso de la nómina durante el permiso (puede que sea una licencia sin sueldo), ni la constancia salarial, ni los avales para cuando solicitaron la beca. A veces tengo la impresión que somos atracadores y me parece inmoral. Es difícil sentirse parte de un país que hace estas prácticas.

¿Qué tienen en común estos tres países? Los tres tienen una historia común, de fuertes lazos, de influencias de ida y vuelta con España. Los tres han sido visitados por el presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, en su corto mandato, en los tres ha sido recibido con los máximos honores, con agradecimiento y calor. Con los tres se han firmado acuerdos económicos, sociales, migratorios, de cooperación, culturales. Al parecer no sirven de mucho, salvo los económicos, para el capital nunca hay fronteras, siempre puede pasar hasta el fondo.

Hay un problema enquistado desde hace años en la diplomacia española, no hay una unidad de criterio en cuanto a las políticas de concesión de visados en consulados y embajadas, cada una actúa a su bola, la mayoría del funcionariado es amable, pero siempre, siempre hay alguien que se siente superior, que juzga por la apariencia, que obtiene un perverso placer en la humillación y en causar desasosiego. Es increíble que España no cuide las relaciones con los países con los que tenemos fuertes lazos históricos, con sus errores y sus aciertos.

Y ahora me permito un pensamiento muy íntimo ¿qué carajo lleva a pensar a consulados y embajadas que todas las personas que llegan a este país se quieren quedar? No es este nuestro el mejor país para quedarse desde hace unos años, ni siquiera lo es para que vuelvan todas aquellas personas que se han visto obligadas a emigrar por la crisis. Qué memoria más corta para agradecer a quienes abren las puertas cuando queremos ir.

A mí todo esto me resulta doloroso, soy quien trata directamente con alumnos y alumnas todo este trámite y vivo día a día el sufrimiento que esto les causa, y me pesa, me pesa porque yo he visitado esos tres países, Cuba y Marruecos más de una vez siendo siempre muy bien recibida, de República Dominicana apenas acabo de regresar y aún me emociono al recordar el recibimiento, el trato y la atención.

Si tuviéramos empatía, tan escasa en la política en estos tiempos, seríamos capaz de medir el desgaste emocional y de tiempo, el sufrimiento, la angustia que causan todas estas idas y venidas, la mayoría innecesarias; si fuéramos honestos nos daríamos cuenta que hay un serio problema de racismo institucional en algunas de nuestras representaciones diplomáticas en el exterior e interior; si viéramos que estas citas que damos son personas que tienen nombres y apellidos y no son sólo un número en la fila, si de verdad pasáramos con todos los países con los que tenemos vínculos de los dichos a los hechos, seríamos un mejor país.

Hoy me he desayunado con esta noticia  España deniega el visado para viajar al Festival de Málaga al protagonista de una película premiada, el protagonista es haitiano, qué decir. No me sorprende, algunas alumnas mías, Wideline, han tenido muchos problemas por ser haitianas, por suerte, pudieron venir.

Pd.: no es la primera vez que escribo de esto, lo hice aquí A medias, aquí A ver, aquí Pedagogía de la bruta, aquí La política y la realidad, aquí El no como bandera

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