miércoles, 10 de diciembre de 2014

No son (somos) nombres, son (somos) personas

Daniel, Darío, Mario, Manuel, Lucas, Victoria, Pepe, Pablo y Martín son los nombres de mis sobrinos, pero podrían ser los nombres de los bebes que se han ahogado en el Cabo de Gata la madrugada del jueves 3 al 4 de diciembre. Y en Lampedusa y en el Estrecho y en las costas de Malta.

Adriana, Begoña, Charo, Adela, Mari Carmen, Raquel, Esmeralda, Lola, Paloma, Elena, María José, Betsabé, Dori, Angelina, Ingrid, Manu, Carmen, Paloma,  Antonia Luisa, Sofía, Maribel, África son los nombres de amigas mías, pero podrían ser los nombres de cualquiera de las mujeres  maltratadas cada día o alguna de las 48 asesinadas por sus parejas este año en este país, miles más en el reto del mundo.

Francisco, Eduardo, César, Miguel, Rafa, Jesús, Luis, Chencho, Fidel, Diego, Eduardo, Paco, Juan, Manuel, Fernando, Andrés, son los nombres de amigos míos, pero podrían ser cualquiera de esos inmigrantes que día tras día intentan llegar a nuestro país y para evitarlo sufren cargas policiales, cortes por las cuchillas de las vallas o devoluciones en caliente, una vez pisado suelo español, sin respetar ni uno de sus derechos como ciudadanos. Ni en esta, ni en ninguna otra frontera.

María del Mar, Lucía, Ángel, Felipe, Leopoldo, Rocío, Juana, Ricardo, Manuel, Antonio, Inmaculada, Laura, Juana, Raúl, Susana, Teresa, María, Joaquina, Pedro, Roberto, Carlos, Ángela, Rosa, Gloria, Alejandro, David….todos estos son nombres de personas que conozco, pero podrían ser los nombres de hombres y mujeres que duermen en las calles de este y cualquier otro país días tras días. Podrían ser los nombres de quienes son perseguidos por su raza, condición sexual o religión. Podrían ser los nombres niñas obligadas a casarse y los nombres de niños empleados como mano de obra infantil. Podrían ser los nombres de millones de hombres y mujeres que pasan hambre cuando podemos y debemos evitarlo. Podrían ser los nombres de quienes no tienen acceso al trabajo, a la educación, a la sanidad, a justicia, a vivienda, de quienes no parecen tener ningún derecho y si muchos deberes.

Abel, Abelardo, Adán, Antonio, Benjamín, Bernardo, Carlos Iván, Carlos Lorenzo, César Manuel, Christian Alfonso, Christian Tomas, Jorge Aníbal, Cutberto, Dorian, Emiliano Alen, Everardo, Felipe Arnulfo, Giovanni, Israel, José Ángel, José Eduardo, Israel Jacinto, Jesús Josvany, Jonás, Jorge, José Luis, Jhosiani, Julio César, Jorge Antonio, Jorge Luis, José Ángel, Leonel, Luis Ángel, Magdaleno Rubén, Luis A. Francisco, Marcial Pablo, Marco Antonio, Martín Getsemany, Mauricio,  Miguel Ángel, Saul, Miguel A. Mendoza, son los nombres de los 42 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, 43 junto con Alexander Mora Venancio, cuyos restos ya han sido identificados. Son parte de los más de 40.000 desaparecidos en México en los últimos dos años, pero podríamos ser cualquiera de nosotros.

Todo son guerras, guerras impropias de un mundo y un siglo que llaman civilizados.

Sé que esto no sirve para nada, que es un simple desahogo, que nos falta empatía, que creemos que estamos a salvo, que los derechos humanos son derechos de todos y que los derechos se ganan en la calle y se pierden en la indiferencia y que a veces pienso y siento que van ganando los malos. 



Hoy he visto esta foto en una manifestación en Nicaragüa contra la construcción de un canal que devastará el presente y el futuro de ese país.

No hay comentarios:

Publicar un comentario