Los últimos tres días una gripe
primaveral e inesperada me ha dejado
fuera de juego, vencida, o casi.
Me sentí mal el pasado jueves al
despertar, mi cuerpo no podía, aun así fui a trabajar e hice vida normal,
condimentada con paracetamol, pero vida normal; hice la jornada de trabajo, fui
a la biblioteca y más tarde a un acto académico que protagonizaban unos
antiguos alumnos de la universidad; estando en este empecé a sentir un frío
terrible (impropio de la primavera) y supe que mi cuerpo no daba más.
Volví a casa, me puse el
termómetro, 38 grados, tome una pastilla y me acosté; el frío que tenía era tal
que pasé como una hora peleando conmigo misma hasta entrar en calor, finalmente
lo conseguí, entonces me dolía tanto el cuerpo que empeñé otra hora en buscar
como dormir y sobre todo descansar y dejar de toser. Debí conseguirlo porque
cuando desperté eran las 5 de la mañana del día siguiente y creyendo sentirme
mejor, cuando llegó la hora me levante y me fui a trabajar, error, porque pase
la mañana aterida de frío y en mal estado.
De vuelta a casa más pastillas,
vitamina C y cama, así todo el fin de semana. Salir de casa el domingo para
comprar el periódico es casi una fiesta. No estoy bien, estoy mejor y la vida
sigue, hay que trabajar. Esta gripe me ha robado fuerzas, tiempo,
descanso, lecturas, películas y encuentros. Y me ha dejado cansancio y dolor de
huesos. Ahora quiero saber dónde está la oficina de objetos perdidos para reclamar lo que me ha quitado y devolver
lo que no necesito.
Lo mejor, los afectos, siempre
prestos a ayudar. Cuidaros, sin salud y sin amor, no somos nadie.
Tienes arte hasta para relatar un resfriado ¡confío en que ya estés mucho mejor! un beso
ResponderEliminar