lunes, 10 de septiembre de 2012

En días como hoy

“Tengo un compromiso con la alegría y no pienso rendirme” Paloma Jara
En días como hoy, un lunes cualquier de septiembre, cuándo no ha pasado el mejor fin de semana de tu vida, y la noche del domingo que se hizo para dormir permaneces despierta, la vida te ofrece un mundo de contrastes.
En días como hoy, llego al trabajo, me entero que la hermana de un compañero se ha muerto, con 38 años, y que deja a un niño de 5, un horror, porque es la segunda hermana que pierde,  el horror de la injusticia de la vida con las personas, con las buenas personas.
En días como hoy, abro mi correo laboral y me encuentro con que una de las alumnas cubanas que pasó por aquí, me envía fotos de su hermoso bebe de 2 meses, Rafael Omar se llama, Vivian tuvo un embarazo difícil, del que a pesar de las dificultades para tener acceso a internet en Cuba me fue contando desde el primer momento. Ese niño va a vivir en un país en situación difícil, pero estará feliz porque sus padres lo aman y quizás algún día conozca la libertad, pero la real, no la impostada. Y es en este momento cuando recuerdo que justo hace 3 años, por estas fechas estaba volando a La Habana, al reencuentro de amigos y de la ciudad, tras muchos años de ausencia y que allí viví un milagro, sí, yo que no soy creyente, me ví envuelta en la magia del concierto Paz sin Fronteras, organizado en la Plaza de la Revolución por Juanes, había que estar allí para saber lo que significó y yo estuve. Quizás sea el mejor concierto en el que he estado en toda mi vida y he estado en algunos ya.
En días como hoy,  detrás de ese correo, viene otro, de una alumna argentina, Dania, a la que el viernes le comuniqué que su tesis había sido calificada con la nota de sobresaliente, me cuenta que recibió el correo justo cuando salía de ver la ecografía de su futuro bebe, es lo bueno que tiene trabajar en esta universidad, los alumnos que vienen, pasan 3 meses entre nosotros y ese es un tiempo para la complicidad, para el compartir, y no termina cuando se marchan, y saber que sus vidas marchan por la senda de, más o menos, la felicidad, es muy reconfortante en mitad del caos. Los últimos años han sido duros para algunos alumnos de esta universidad, que por causas naturales, climatológicas  o de violencia del ser humano, que no están entre nosotros, pero que yo siempre recuerdo.
En días como hoy, también recibo muchos correos de alumnos y alumnas que renuncian a sus plazas porque no podrán pagar la matrícula e incluso habiéndoles concedido media beca, les es imposible pagar los costos de media matrícula, de alumnos a los que el gobierno español niega la visa, sin razón aparente, o tan aparente como que no disponer de una cuenta con corriente de 3000 euros, como a si a muchos españoles nos sobrara esa cantidad.
En días como hoy, que uno de mis sobrinos no ha parado de llorar porque no quiere volver al colegio, que mis sobrinos mellizos se estrenan como proyecto de estudiantes y mi madre vuelve a dar muestras de amor incondicional, te preguntas si merece la pena estar triste. Y la respuesta es sí, porque las tristezas, como las alegrías son emociones que hay que vivirlas con intensidad para sentir que estamos vivos.
En días como hoy, la emoción debería formar parte de nuestra educación, de la sentimental y la formativa, sin recortes, sin ajustes, sin vergüenza.
En días como hoy……de vuelta.

2 comentarios:

  1. Claro que sí, amiga. Hasta en mi compromiso con la alegría hay lugar para la tristeza. El reto es sobreponerse y recuperar la sonrisa. Decía Teresa de Calcuta algo así como "sonríe, al menos 5 veces al día, incluso a quien no te apetezca, y estarás trabajando por la Paz".

    Un beso y a seguir con ese espíritu.

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  2. Avatares de la vida cotidiana, guapa.

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