Mientras llenaba la bolsa entraron en la tienda unos zagales y
mientras dos de ellas elegían que comprar otro ha empezado a hablar:
- María ¿tú que haces
para no aburrirte cuando no entra nadie?
- Leo.
- Eso no es bueno para la salud.
- ¿Quién te ha dicho a ti eso? ¿Cuántas
te han quedado este trimestre en el cole?
- Seis.
María se ha echado las manos a la cabeza y le ha reprendido.
- Si leyeras y estudiaras
no te habrían quedado tantas.
- No María, tú te traes aquí la play y
pan, pan todo el día y no te aburres.
Al dirigirme yo a pagar, ella me ha mirado con complicidad porque
ha visto mi cara de asombro.
- Mira, leer no solo no es malo para
nada, al contrario, es buenísimo para la salud, y la educación, si tú leyeras
habrías dicho buenas tardes al entrar, te habrías dirigido a María con respeto,
no habrías suspendido tantas asignaturas y no serías tan analfabeto como para
presumir de ello.
- Así se habla, lo ha explicado usted
mejor que yo, ha
dicho María y ha añadido, mira hijo,
yo no pude estudiar, pero aprendí a leer y cuando no tenía libros nuevos,
volvía a leer los viejos y me he preocupado siempre de que mis hijos lean así
que no digas más algo así de delante de mí.
Salí de la tienda sabiendo que ha hablado más sabia y segura que yo y sintiendo que con María el mundo es un lugar
mejor, más ilustrado, más dulce y más libre.
Pd.:
he tenido ganas de contarlo después de leer esto: Muskaan Ahirwar, niña de 9 años, gestiona una biblioteca en la India
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