jueves, 26 de mayo de 2016

Campaña (e)lectora

"La lectura debe ser una de las formas de la felicidad y no se debe obligar a nadie a ser feliz" Jorge Luis Borges

La última y quizás primera vez que he visto a Mariano Rajoy con un libro entre las manos fue en la presentación de la más reciente novela de Mario Vargas Llosa, eso no quiere decir que la haya leído, tampoco que la vaya a leer; nunca lo he escuchado hablar o decir qué libro está leyendo y dada su insensibilidad, dudo que lea algo más que los informes que le preparan sus asesores, aunque por el devenir errático de su política, quizás tampoco.

A Pedro Sánchez le han preguntado varias veces en los últimos tres meses qué libro estaba leyendo y ha respondido El hombre que amaba los perros de Leonardo Padura (escritor del que le recomiendo lea todo); y no es que me parezca mal, me parece muy bien, es una gran novela que ilustra, hace sufrir, hace llorar y que explica perfectamente porque la izquierda perdió la guerra civil española, porque la izquierda perderá todas las guerras presentes y futuras. lo que llama mi atención es que repita ese título durante tanto tiempo siendo una novela que se lee rápida de ganas de saber que tiene y la emoción que produce. Ay, Pedro.

Pablo Iglesias a  la misma pregunta ha respondido durante los últimos siete meses ¡siete meses! estar leyendo El cártel de Don Winslow. Confieso ser lectora de este autor y aunque esta obra tiene casi ochocientas páginas, las ganas de llegar al final envuelta en temblores de horror, hace que el libro te lo bebas, de hecho a mi me duró los quince días de la anterior campaña electoral y eso que, normalmente, solo leo por la noche robándole horas al sueño. No Pablo, no.

Alberto Garzón sólo lee ensayos, no lo digo yo, lo dice él siempre que le preguntan que está leyendo. Además reconoce abiertamente que apenas ha leído, lee novelas. El candidato que más y mejor uso hace de la pedagogía no quiere vivir otras vidas ¡qué triste! ¡qué incompleto!

Lo de Albert Rivera ya raya en el esperpento, "llego cansado a casa y lo último que le apetece es leer un libro, no soy un gran lector de novela porque soy muy realista". Y ya; está en clara competencia con Rajoy para no merecer ser presidente del gobierno de este país, por este y otros motivos.

Cuando Felipe González salió elegido presidente por primera vez contó que esta leyendo Memorias de Adriano de Margaret Yourcenar y las ventas y lectura de esta se dispararon y se beneficiaron además otras novelas de esta autora. Bill Clinton, durante su primer mandato, confesó su pasión por Gabriel García Márquez y la fascinación que le había producido Cien años de soledad y el efecto inmediato fue que el escritor colombiano salió de los círculos hispanos parlantes. Barack Obama, en su segunda toma de posesión invitó a leer un poema al escritor Richard Branco, hijo de exiliados cubanos y ahora sabemos con certeza que la literatura ayuda a derribar muros imaginarios y reales. 

Es obvio que las personas son libres para decidir que hacer con su vida y su tiempo. A mi la lectura como pasatiempo y deseo me parece imprescindible, esto es algo que nadie tiene porque compartir, no es necesario leer obras maestras, yo no lo hago y de hecho he leído pocas. Si me parece importante que las personas públicas fueran ejemplares en ese sentido, y puede que lo sean, pero no lo parecen; sería muy estimulante verlos con un libro, de papel o electrónico, entre las manos en las largas caravanas electorales que se avecinan.

Ya sé que la educación y la cultura no están entre las prioridades políticas. Tampoco la pedagogía y puede que sea un error que terminemos pagando caro. Leed y compartid lecturas, seremos más libres y felices. 


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