martes, 16 de agosto de 2016

La ropa


Acabo de llegar de un viaje a Marruecos, ha sido sólo una semana en Martíl una pequeña localidad del norte, ubicada en la provincia de Tetuán, así que no me haré la experta en nada, quiero contar mi experiencia, porque al volver me he encontrado con la foto (polémica) de las jugadoras de vóley y con alguna tertulia sobre ese tema de terror. 

Cuando supe que entre las actividades que íbamos a tener durante la estancia allí era un encuentro con un colectivo de jóvenes y con un colectivo de mujeres, toda mi idea era preguntar porque se visten toda cubierta y usan Hiyab; desde la superioridad moral que a veces nos caracteriza a Occidente nos hemos acostumbrado a juzgar y criticar sin conocer y por supuesto, a sentar cátedra.

Así que a la primera de cambio me aventuré a preguntar a una chica de Tetuán, llamada Mariam Fathi. Es una chica que gracias a la formación que ha recibido, impartida por la asociación a la que vimos, ha podido conseguir un trabajo. Lo primero que me llamó la atención de ella fue su elegancia, cubierta de pies a cabeza, resultaba deslumbrante; luego su carácter, durante todo el tiempo que mantuvimos el encuentro, ella, recriminó a una compañera que comiera chicle, que era de mala educación, le dijo a un chico que se sentará bien para que cupiéramos más personas y hasta corrigió al traductor porque dijo algo que no le gusto.Todo un carácter que acompaña de una sonrisa.



Ella contó que era una chica muy vaga, que solo quería dormir y que apenas salía de casa, que la educación había cambiado todo eso, entre otras cosas, ahora apenas quería dormir, se llevaba mejor con su familia, hace lo que hacen todas las chicas jóvenes, aunque sea a escondidas y quiere viajar mucho. Se viste así porque le gusta, nadie la obliga y alguna de sus amigas visten de manera occidental, sí reconoció que vestirse así tiene mucho que ver con las agresiones que sufren los países árabes y que es una reivindicación de su cultura, no de su religión; me dijo que yo estaba muy guapa con la ropa que llevaba (un pantalón corto y una camiseta), le di la gracias y le respondí que ella también estaba muy guapa y muy sexy (hacía viento y la falda larga se ceñía sobre sus piernas)y dibujo una ancha sonrisa en su rostro.


Luego quiso hacerse selfis con todo el grupo, sin importar que fueran chicos o chicas, dio buena cuenta del té y los pasteles y aunque había perdido permiso en el trabajo para poder reunirse con nosotros, se resistía a irse porque lo estaba pasando muy bien. Nos dijo que las buscáramos en facebook. En esta asociación había chicas y chicos vestidos con hiyab y sin hiyab, de hecho, a una de ellas la pudimos encontrar esa misma noche en un concierto al que asistimos en la escuela de artes y oficios de Tetuán.




Así ha sido en muchos lugares, mujeres vestidas de manera occidental y oriental, y hombres vestidos de manera occidental y oriental, en los bares, lugares de trabajo, en el mercado, en la calle, en la playa, salvo que lo de los hombres nunca lo vamos a cuestionar; 

No diré que me parezca ideal esa ropa, no podría vestir así, aunque me han regalado una chilaba preciosa que luciré en algún momento, si diré que ahora tengo mucho respeto a sus decisiones, mucha empatía a la lucha por sus derechos, porque si algo parecen tener claro es que  tienen derecho a vestir como quiera y que tienen los mismos derechos que los hombres, y esa es una lucha universal.


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