martes, 22 de noviembre de 2016

Se pudo (sobre el Festival de Cine Iberoamericano)


Me lo he pasado muy bien, así que ha sido un buen Festival de Cine Iberoamericano. Este podría ser el resumen, pero hasta yo, que de pequeña era rubia, soy capaz de llegar un poco más lejos.

Ha sido un buen festival y por eso lo he pasado muy bien; es una afirmación más justa y sincera. No era fácil, un año más parecía que íbamos a seguir velando un cadáver que no sabíamos como enterrar. Reconozco sin pudor que yo no tenía ninguna esperanza, amigos con los que venía hablando de este tema pueden dar fe; no conocía al nuevo director (salvo por sus trabajos), desconocía en qué situación quedaba el festival tras los dos años anteriores, quedaba poco tiempo para la siguiente edición, no sentía que los responsables políticos y económicos creyeran en él, en resumen, no esperaba nada nuevo. Dicho esto, reconozco que me equivoqué y lo reconozco con placer y con alegría de haberme equivocado.

El nuevo equipo del festival, mezcla de savia nueva y moderna con sabiduría de quienes siendo jóvenes ya forman parte de su historia, han conseguido hacer una edición a la que yo pondría la calificación de notable; no era fácil, no iba a resultar sencillo, había que remar todos juntos y hondo y se hizo. Y, ante esto, solo queda aplaudir.

Hemos tenido una sección oficial a concurso más que digna, de once películas, al menos siete se dejan ver bien y muy bien, ha sido una apuesta valiente la idea de incluir dos documentales, algo que ya hacen muchos festivales y ha habido cuatro películas dirigidas por mujeres. Las seis películas cubanas, Cuba era la cinematografía invitada este año, representan el presente y el futuro del cine de la isla, que está retratando la realidad cubana a pesar de las dificultades, es un placer ver cine que no es habitual que llegue a las salas. Los nuevos realizadores nos han mostrado otras realidades de sus países, que de otra manera no podríamos conocer y que muestran el talento que va surgiendo y que ven nuestro festival como una puerta de entrada en Europa. El talento andaluz nos ha permitido ver el mucho y buen trabajo que se está realizando en Andalucía y si te preguntas que relación tiene con Iberoamérica, quizás es que no has visto algunos de los documentales participantes. 

El festival tiene más secciones, pero mi tiempo y mi visión no ha dado para más, en una semana hay que elegir, a veces con pesar, que ver y no es posible llegar a todo incluso estando de vacaciones. Mucha aceptación tienen la sección oficial de cortometrajes y la sección infantil y juvenil, posibilitando estas que muchos niños vayan a ver película por primera vez. Mi actividad favorita es el cine en la prisión, un hecho que por si solo justifica la existencia de este evento.

Desde que tengo uso de razón festivalera vengo escuchando críticas al festival, la mayoría con el simple argumento de que Huelva no participa de él, y no es cierto. Hay una parte de Huelva que participa de él, que llena las salas, que habla con los invitados, que va a la sede del festival a ver exposiciones, relacionadas con el cine y el arte, que las hay, que asisten a las mesas redondas, encuentros y ruedas de prensa,  que espera con ansias que llegue la siguiente edición. Ningún festival, se celebre donde se celebre, es mayoritario, a veces nos dejamos engañar cuando vemos que en otros festivales hay muchas personas en la calle esperando a los famosos de turno y es exactamente eso, seguidores de estrellas, en pocos casos suelen sacar una entrada y ver la película que protagoniza la estrella invitada. Muchos piensan que a nuestro festival le faltan famosos, yo pienso que lo que nos falta es conocimiento, si prestáramos un poco más de atención a Iberoamérica, no solo a sus desgracias, más bien a su cine, a su literatura, a su música, a su historia, a sus gentes, quizás cuando llega noviembre encontraríamos rostros conocidos. Una no puede abarcar al mundo entero en todas sus dinámicas, pero América Latina hace parte de nosotros, un detalle que no deberíamos olvidar ni obviar.

Este año, la película que inauguró el festival ha sido la opera prima de Demian Bichir, uno de los mejores actores mexicanos, que ha sido candidato al Óscar al mejor actor, ha trabajo con Agustín Díaz Yánez, con Steven Soderbergh, con Quentin Tarantino, tiene una estupenda serie llamada The Bridge; podría haber elegido cualquier festival, cualquier ciudad, cualquier escenario de Europa para estrenar su película y sin embargo eligió Huelva, no estoy segura que le demos a este hecho la importancia que tiene. Como tampoco se sabe valorar la importancia de las redes sociales en nuestros días, una foto de Bichir es vista por miles de personas que de otra manera nunca oirían hablar de Huelva y como él, todos los otros directores y actores que han estado estos días con nosotros y que supone una promoción turística de la ciudad impagable, también en esto de conjugar la cultura con la cultura hay mucho por hacer y no es difícil ni caro.

No quiero extenderme mucho más y aunque ha habido fallos, si quiero dejar constancia del buen trabajo realizado por la dirección del festival, a la que agradezco especialmente que haya reunido en nuestra ciudad a los directores de los festivales de San Sebastián y Málaga, algo que debió haberse producido hace años y es que los tres se deben complementar, nunca competir. Le agradezco asimismo el entusiasmo y el trabajo,  la cercanía, la escucha y la aceptación de críticas, que todo haya salido bien, han hecho fácil lo difícil, sanar a un enfermo es tarea ardua y los primeros análisis ha resultado positivos, que la recuperación sea total es ahora tarea de todos y todas que aún siendo minoría, también nos sentimos parte de Huelva y orgullosos de ella, mucho más cuando se abre y mira al horizonte. 

Queda mucho por hacer, este equipo necesita tiempo, dinero, confianza, libertad de acción y apoyo, después de las dos últimas ediciones Una carta de amor al Festival de Cine Iberoamericano, en un futuro mejor, siempre me van a encontrar. 

PD.: Y es que para mi, el festival es mucho más que un festival, es un lugar de encuentro, un lugar común, un lugar en el mundo. Apenas puedo esperar a la siguiente edición.


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