Parece que el 8 de marzo, día internacional de la
mujer (trabajadora hasta hace poco), de este 2020 está planteado en términos de
debate (a veces parece combate) generacional y lingüístico, diría yo;
feministas viejas (o mayores) frente a feministas nuevas (jóvenes), y el mundo
de la cultura no es ajeno.
Esta es una discusión que viene de largo, antes se daba
en las casas, en los bares, en las plazas, en los lugares de trabajo y ahora,
además, se amplifica en las redes sociales, que parecen ser el único lugar en
el que existimos, pero no es así.
Y el mundo del cine no podía ser ajeno a este momento,
el debate está sobre la mesa dentro y fuera de la pantalla, habiendo alcanzado
su cenit en la entrega de los premios Cesar del cine francés el pasado fin de
semana, de momento.
Si me pongo, más que un texto para Cocalecas,
escribiría una tesis o ensayo, así que voy a tratar de sintetizar en tres o
cuatro películas recientes que me parece resumen parte de lo que pienso sobre
este debate.
Desde el mes de octubre del pasado año que tuvo lugar
el estreno de Días de lluvia en Nueva
York (Woody Allen), hasta el pasado mes de febrero que se estrenó El
escándalo (Jay Roach), pasando por el estreno de El oficial y el espía (Roman Polanski) las pasadas fiestas
navideñas, ha habido cuestionamientos globales y personales a quienes las hemos
visto, a quienes no, a quienes han pensado hacerlo, en fin, un desmadre
irrespetuoso con las decisiones personales. Vamos por partes o por películas.
Días de lluvia en Nueva York, nos cuenta lo que sucede en la vida
de algunas personas durante un fin de semana lluvioso en Nueva York, con un
reparto estupendo en el que Elle Fanning y Selena Gómez brillan con luz propia;
la película es un bálsamo para días agitados, no puedes dejar de sonreír en
todo el tiempo que dura y en la vida, a veces, eso es suficiente. Al salir del
cine, comenté en twitter que la película me había encantado y apenas tuvo unos
pocos corazones, mi sorpresa fue cuando al rato, vuelvo a entrar en esa red y
encuentro a muchas personas reprochándole a unas el hecho de ir a verla, que
haya gustado, que la recomiende y, a otras, que no hay que verla, qué, a Woody
Allen, ni agua. Las acusaciones (graves) de abuso sexual sobre su hija, Dylan
Farrow, de las que el director ha sido absuelto por dos veces, lo persiguen
rodaje tras rodaje, película tras película, estreno tras estreno y de paso, a
quienes gustamos de su obra. Hay que elegir, y hacerlo, no me hace menos
feminista, por eso yo siempre elijo ver sus películas, espero no arrepentirme
nunca.
El escándalo, nos cuenta como en un imperio tan
poderoso como la Fox, unas periodistas que allí trabajaban, hicieron caer a
Roger Ailes, responsable en jefe de esa empresa por haber abusado sexualmente
de ellas durante años. La película está protagonizada por Charlize Theron,
Nicole Kidman y Margot Robbie en sus principales papeles, acompañadas por unos
excepcionales secundarios bajo la dirección de Jay Roach. Y ha sido precisamente
el hecho de que ella (Charlize Theron) como productora eligiera a un hombre
para dirigir la película, la causa de la polémica en esta ocasión. Su respuesta
fue que eligió a alguien que conocía, al que respeta por su trabajo, que está
comprometido con la igualdad y porque le da la gana, habría añadido yo.
Recomiendo mucho esta película por lo que narra y por
cómo lo narra. Charlize Theron debió ganar el Oscar por su papel en esta
historia que nos cuenta que el feminismo, la igualdad y la valentía para
denunciar, a veces, no depende de la ideología, se puede ser conservadora y
feminista, se debe y se puede denunciar el acoso y abuso sexual en los lugares
de trabajo, por muy poderosos que sean los acosadores y abusadores. Bravo por
ella.
El oficial y el espía, esta película de Roman Polanski es
una nueva revisión del famoso caso Dreyfus. Hay quien ha visto en esta película
un intento del director de volver a justificarse y es posible que tengan razón.
Yo fui a verla y me gustó. He visto casi todo el cine
de Polanski, antes, durante y después de que fuera acusado de violación y su cobarde
huida de los Estados Unidos, no me siento bien cuando lo hago, pero no puedo
evitarlo, pertenezco a una generación que aún separa a la persona de su obra, y
confieso que no es fácil. No tengo ninguna duda de que este tipo es un
violador, nadie la tiene, los hechos son los que son y él, con su actitud no ha
hecho más que confirmarlo y por eso tiene todo mi desprecio; llevo tiempo
intentando lidiar con esta contradicción y no sé cómo resolverla.
He citado estas tres películas porque han sido las
últimas en generar polémica, mucha de ésta es paja, superficial, agresiva y sin
argumentos. Porque si algo no tolero, a mi edad, es que me digan que tengo que
ver y que no, mucho menos bajo acusaciones de que “tan feminista no serás”, si
algo tengo es capacidad para tomar decisiones y asumirlas. Tengo
contradicciones, dudas, mucho que aprender en la vida, en el feminismo y en el
cine, algunas certezas y quizás, algo que enseñar. Pero, bajo ningún concepto,
voy a tolerar que nadie me dé lecciones feministas si no me conocen, ni sobre
cine, sobre todo si nunca pisan una sala y no saben. A quienes saben, les
escucho, les leo, les respeto mucho, les admiro y aprendo, siempre.
No quiero un feminismo y un cine que no me cuestione
como persona, además de divertirme, claro.
Si queremos hablar de machismo en el cine, lo hacemos.
Hablemos de como Retrato de una mujer en
llamas, de Céline Sciamma, una de las mejores películas del pasado año,
posiblemente la mejor película francesa y una de los mejores europeas, que nos
cuenta una bella y maravillosa historia de amor entre mujeres, de amistad, de
sororidad, con unas actrices inmensas, magníficamente escrita, realizada,
fotografiada, ha sido ninguneada en todas las entrega de premios a las que fue
nominada. Ninguneo machista, lo llamo yo, pero esto lo vamos a dejar para otra
ocasión.
Pd.: este texto ha sido publicado originalmente en Cocalecas.net
Pd.: este texto ha sido publicado originalmente en Cocalecas.net
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