viernes, 5 de agosto de 2011

La vida en un vuelo

Mi asiento era el 19D en el vuelo que me trajo de regreso a Méxco desde Mérida. Cuando embarcamos con una hora de retraso, el asiento 19F (ventanila) está ocupado por un niño de unos 12 años, de grandes ojos y  que llora desconsolado aunque sin querer hacer ruido. Al sentarme, recordé haberlo visto en compañía de una pareja mayor al ir a facturar al equipaje, muy inquieto, por eso me llamó la atención.
No me resisto a preguntarle porqué llora, se encoge de hombros, como avergonzado y le vuelvo a preguntar "si tiene miedo a volar", me responde que sí, "¿es la primera vez que te montas en un avión?, la segunda, ¿a donde vas? a San Francisco", su primer vuelo en avión fue el de ida a México.
Viaja solo, la pareja que lo despidió en el aeropuerto son sus abuelitos (termino utilizado por él) y en San Francisco lo espera su mamá, en el avión, su único punto de apoyo es el azafato que se ha hecho cargo de él.
Tras un rato de silencio me pregunta donde vivo, en España le digo y quiere saber cuantos aviones más debo tomar para volver a mi casa, "dos más, México a Madrid y Madrid a Sevilla" me cuenta que él uno más y repite que su mamá lo espera. Pasado unos minutos vuelve a preguntarme si tengo hijos, no le contesto "¿y con quién vives? sola, pero mi familia vive muy cerca, y ¿cuando los ves?, pués casi todos los días". De pronto vuelve a echarse a llorar y me dice "es que no se cuando volveré a ver a mis abuelitos y los he dejado solitos".
Al momento el azafato responsable se acerca a nuestros asientos y al verlo llorar lo invita a sentarse adelante, más cerca de él, al fin y al cabo y hasta el reencuentro con su madre, es su único rostro familiar.
A la salida del avión, lo encuentro, aún con lagrimas en los ojos, y le pregunto ¿como te llamas? Alex, contesta. Buen viaje a San Francisco,  Alex.
Este niño y su llanto silencioso no se me va de la cabeza desde entonces, y tomo conciencia real de que esta historia es la de miles de migrantes mexicanos que diariamente cruzan a Estados Unidos huyendo de México. ¿Cuántas familias son separadas al día por la pobreza, la violencia y la injusticia?. Muchas, demasiadas, en cualquier momento y en cualquier lugar.

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