miércoles, 11 de septiembre de 2013

Jorge


Conocí a Jorge en La Habana, durante mis últimas vacaciones allí, en septiembre de 2009 me alojé en su casa, pero esto no es excepcional, ya él tenía alojada allí a una amiga y a su hijo, que por circunstancias de la vida, se habían quedado sin un lugar para vivir. Y no solo me alojé en su casa, para que yo estuviera más cómoda, durante esos días él se iba a dormir a casa de su novia, aunque creo que yo era la excusa, Jorge estaba por irse a Miami y quería pasar todo el tiempo posible con ella  ¿quién no lo haría?
Jorge era alegre, vital, trabajaba de  realizador en  televisión, un tipo preparado, trabajador,  honesto, un buen padre, un buen amigo, un buen senderista, conocía toda la isla como la palma de su mano, un hombre solidario y comprometido, una  de las personas que yo he conocido que más sabe de música y mira que eso en Cuba es complicado porque había y hay mucha música prohibida,  pero  sabía y compartía. Jorge  amaba su trabajo, solo que en La Habana no daba más de sí, la falta de libertad lo ahogaba, el anhelo de presente  (para él) y futuro (para su hijo), el que no se tuvieran en cuenta sus iniciativas, que le dijeran que sí y que no tenía que hacer, por eso quería irse, porque no podía avanzar.
Y sí, Jorge era un cubano de verdad que había decidido irse a Miami, uno más, si no lo había hecho antes, su madre ya andaba allá, es porque tenía un hijo pequeño y no quería separarse de él. Y tras un mundo de papeleo burocrático, consiguió su permiso para salir, sabiendo que por las leyes cubanas, en mucho tiempo no podría volver, afortunadamente estas se relajaron y puedo volver a ver a su hijo y a su novia.
Jorge se estableció en Miami en casa de sus familiares, como muchos otros y empezó a trabajar en cualquier cosa, como muchos otros y un día decidió marcharse a Kentucky a probar fortuna. Estando allí le diagnosticaron leucemia y se regresó  con su familia a la pequeña Cuba, pues económicamente era imposible atender su enfermedad y sostener su estancia en la nueva ciudad. Su familia lo cuidó y a mediados del año 2012 pareció que se recuperaba y quería volver a buscar trabajo.
Con Jorgito, como yo lo llamaba, nos escribíamos todas las semanas y hablábamos una vez al mes, eso sí, cada mañana que yo amanecía, en mi página de inicio de Facebook tenía su toque, cuando amanecía él tenía el mío, sé que parece una estupidez, pero a mí eso me hacía saber que seguía ahí, que estaba cerca. Recuerdo que muchas veces le decía “mira que no me gusta Miami, pero tú eres una razón para ir, voy a buscar billete” y siempre me decías “mira Mari, ahora no vengas, yo no tengo donde recibirte, ya sabes que vivo con mi madre” y yo le replicaba “no importa, siempre hay buenas ofertas de vuelo más hotel” y se enfadaba y respondía “¿cómo vas a venir a Miami y te vas a quedar en un hotel?  eso ni lo pienses, además pienso ir a visitarte pronto” así era él. Aprendimos a querernos a pesar de la distancia o quizás por la distancia. Era mi amigo.
Otra vez me dijo que había escrito un libro (la hoja y la tormenta se llama)  y que sí yo podía imprimirlo y enviarlo a una editorial, le dije que sí, que me haría mucha ilusión y fantaseábamos con que cuando se hiciera famoso como escritor yo sería su representante y viajaríamos por todo el mundo. Jorge escribía bien, la novela la rechazaron, pero él estaba contento de haberlo intentado y yo feliz de haber sido intermediaria.
Hace unos días dejé de tener noticias de él, y pronto supe que estaba de nuevo en el hospital, no podía hablar con él pero le enviaba mensajes de ánimo y amor, una vez me dijo que debería ponerme con una bola en una tienda de campaña, porque era medio bruja, yo me reía, pero debe ser así, porque hace dos noches, mientras él se iba, yo apenas conseguí dormir.
Siempre terminaba sus correos dándome las gracias por darle un trocito de mi corazón, que eso lo hacía considerarse afortunado cuando la afortunada he sido yo,  aun cuando me sienta enfadada con él por haberse ido y romperme el corazón.
Te has ido demasiado pronto, con muchas cosas por hacer y  sin decir adiós así que quiero pensar que por ahí estás. Querías siempre ser libre, espero  que ahora sí.

3 comentarios:

  1. Lo siento mucho Mariví más que bruja eres un hada que seguro hechizaste a este lindo amigo habanero. Besos

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  2. ¡Ánimo amiga! Otra vez se ha ido una persona especial y que seguro daba vida a los demás. Un beso grande.

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