martes, 2 de febrero de 2016

Vergüenza(s)

Desde hace días no se me va de la cabeza y del corazón el problema de los refugiados, no es que se hayan instalado ahí de pronto, es solo que lo siento con más intensidad, como más cerca. Como más aterrador y doloroso, aunque pareciera que nos hemos acostumbrado y nada nos afecta. A mí me afecta. Me afecta el sufrimiento de esas personas y cada día me asusta más nuestra actitud como ciudadanos, incluso he llegado a pensar si la actitud de los gobiernos europeos y de la Unión Europea como tal no será un reflejo de la nuestra.

Sinceramente no sé querespuesta tiene esta tragedia humana sin precedentes, pero si sé lo que como ciudadanos estamos haciendo por evitarla, nada o casi nada. Yo lo único que hago es ayudar económicamente a organizaciones que trabajan con ellos, siempre Intermón,  a veces a Médicos Sin Fronteras y a veces a Unicef.  Siento que eso no es suficiente, sé que no es suficiente, aunque os animo a hacerlo, están sobre el terreno. Hay muchas personas que se están organizando para ir a Lesbos a rescatar personas, hay muchas otras que están en otras islas griegas y son más anónimas, llevan meses y son giregos, así que es difícil quese ponga el foco en ellos. Yo no soy tan valiente como para ir hasta allí, ni tan capacitada, por eso quienes lo hacen tienen todos mis respetos.

Aunque el éxodo empezó mucho antes, solo fuimos capaces de reaccionar cuando vimos el pasado 2 de septiembre del pasado año la foto del niño Aylan de tres años ahogado en una playa de Turquía, y la reacción fue tan brutal que nuestros gobiernos se sintieron tan abochornados que se pusieron a trabajar en los refugiados. El trabajo consistió en decidir repartirlos por toda la Unión Europea, salvo Italia y Grecia que ya están bastantes desbordados, la primera hace años y la segunda más recientemente. La única que fue generosa, y ya me duele decirlo, fue Alemania que abrió las puertas de par en par (ya las ha cerrado); a España le correspondían acoger a 16.000 refugiados y solo hemos acogido a 19. En total  hay 414 refugiados reubicados en la Unión europea de los 160.000 comprometidos

En el año 2016 han fallecido en el mar 257 personas, muchas de ellas niños y solo ha pasado el mes de enero. En 2015 murieron 3500 personas intentando llegar a Europa, de los cuales 700 son niños. No me extenderé con más datos, están en todos los medios. Son personas, como nosotros, aunque las convirtamos en cifras, algo que intuyo no nos gustaría que hicieran con nosotros.

Ahora se habla de más de 10.000 niños desaparecidos a manos de las mafias y aunque esta cifra no está confirmada, aunque solo fuera uno, sería terrorífico y las mafias actúan al silencio cómplice de nuestros gobiernos y de nosotros mismos. Se expulsan personas de países ¿a dónde?, se levantan alambradas, se construyen muros, se recortan ayudas. La Unión Europea quiere penalizar a organizaciones que salvan a los refugiados de morir en el mar, que les ponen una manta en los hombros cuando llegan a puerto, que los acogen en su casa; cualquier medida que no sea socorrerlos, que no sea parar la guerra, que no sea dejar de vender armas.

Suelo pensar que una vez que pago mis impuestos  he de esperar que les den un uso correcto, entre ellos, el de socorrer a los refugiados, pero no, mis impuestos no se dedican a eso, tampoco sé muy bien a qué. Creo sinceramente que deberíamos presionar a nuestros gobiernos para que reaccionen,  y hay pocas maneras de presión tan efectivas como la calle, manifestarnos hasta que se les caiga la cara de vergüenza y actúen en lo que a mi parecer es la más grave crisis humana, que no humanitaria del siglo veintiuno; y digo humana porque nos concierne a todos. Quizás algún día nosotros necesitemos ayuda y nadie nos la ofrezca y lo habremos merecido.

Pienso en mis sobrinos, en mi sobrina, y pienso que podría ser uno de esos niños. Pienso en mi madre huyendo de las bombas para poner la vida de sus hijos a salvo. Y pienso en la suerte que he tenido cuando decidir no tener hijos, de haberlos tenido la impotencia, la vergüenza y el dolor serían aún mayor. El nuevo tiempo que una vez soñamos no era esto.


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