lunes, 4 de julio de 2016

El insulto

Podría decir que hoy ha sido uno de los días más triste de mi vida laboral, ha ocurrido algo que nunca había sentido. Desprecio.

Muy temprano sonó el teléfono, era un señor preguntando si habían salido los resultados de las solicitudes de beca, le respondo que no, que salen hoy a lo largo del día o mañana; el señor muy ofuscado dice que la pasada semana envío la documentación que le faltaba, el curriculum, le respondo que el plazo para presentar documentación finalizó hace una semana y me dice que si no le van a dar la beca por falta de documentación que ya sabe que no hacía falta enviarlo, a pesar de conocerla de memoria le leo la convocatoria y le digo que sí, en todo caso, si no le otorgan beca por falta de documentación puede usted alegar, ya, pero es que mañana no voy a estar en casa, puede usted hacerlo pasado mañana, hay plazo para alegar, sí pero es que no es justo, mire, aún no sabe si se la han dado o no, mejor será que espere y de pronto se hace el silencio al otro lado del hilo teléfono y con todo el desprecio de que fue capaz dice "en fin, funcionarios" y cuelga.

Hoy no ha hecho mucho calor y aun así, se me heló el corazón, jamás en mi vida nadie se había dirigido así para cuestionar mi trabajo, he oído muchas veces, demasiadas, las generalizaciones sobre los funcionarios pero nunca lo habían usado como insulto. Como no me gusta el corporativismo siempre he pensado que lo que mejor define a los funcionarios es su trabajo y puedo decir con rotundidad que es impecable, no diré que no haya quien no haga nada, los hay, son minoría, afortunadamente minoritaria y valga la redundancia. Mi madre ha sido funcionaria durante casi 30 años y nadie puede decir que no haya sido diligente y resolutiva, no lo digo yo, podéis preguntar en mi pueblo; y no lo tuvo fácil, sufrió la ira de dos alcaldes que la apartaron de sus funciones y ella jamás dejó de acudir a su trabajo, no invento baja, malestares o se cruzó de brazos, nunca.

Los funcionarios en este país hemos soportado en los últimos tiempos una carga muy pesada, los recortes y las celebraciones de quienes se alegraban de esos recortes, sí amigos, hay quien se alegra de la pérdida de derechos de los funcionarios, trabajadores al fin y al cabo. Nos han recortado el sueldo durante los últimos seis años, nos obligaron a trabajar dos horas y media más a la semana con decrecimiento salarial, nos quitaron días de vacaciones y asuntos propios ganados a pulso y una paga extraordinaria en a navidad de 2012 y hasta hemos ido a trabajar enfermos porque una semana de baja te dejaba el sueldo en nada, sin importar los años que lleves trabajando. Ahora nos han devuelto la paga extraordinaria y algunos de los derechos que nos quitaron, devolución que no pienso agradecer, no se agradece que te devuelvan lo robado. Diré más, a mi los cuatro años de gobiernos de Mariando Rajoy me ha supuesto una pérdida añadida de unos trescientos euros, porque hice la huelga general y las tres huelgas en la educación que fueron convocadas durante su mandato, así que como ya he dicho alguna que otra vez, no me toquen el coño, ni me den lecciones.

Y ya que estoy, lamentar también la cantinela de que los funcionarios somos de un partido o de otro. A ver si se entiende bien, los funcionarios no servimos a quien da la orden de que paguen nuestro salario; los funcionarios servimos y nos debemos a quienes con sus impuestos cada año sostienen las administraciones públicas, los hombres y las mujeres que forman parte de este país, sean españoles o no. Las instituciones son de los pueblos y permanecen, los políticos hoy están y mañana no, ya pasaron los tiempo de tener señor y amo. Y qué triste que digan que el trabajo es un privilegio y no un derecho, más triste aún son los trabajadores pelando contra otros trabajadores.

Estoy convencida que no siempre hago las cosas bien, aunque lo intento cada día, el servicio público es tan, tan maravilloso que hasta un día malo los usuarios lo pueden convertir en bueno. Intento ser profesional y educada, y también amable, que una actitud no está reñida con la otra. Si yo contara las formas de agradecimiento que recibo por mi trabajo podría publicar una enciclopedia, pero aunque nadie lo agradeciera yo intentaría hacerlo bien igual, porque como empleada publica me gusta tratar a las personas como me gusta ser tratada. Por eso hoy ha sido un día tan triste, por la maldad en la intención. 

* Los funcionarios engloba también a las funcionarias (obvio).

2 comentarios:

  1. ¡Ay Marivi si yo te contara! También soy funcionaria, con el estatuto del personal sanitario, servidora pública, y te aseguro que hago mi trabajo con el mayor de los esmeros, porque encima de que trabajo con personas que han perdido la salud, estas personitas son niños y niñas, más doloroso si cabe. Pues no te puedes imaginar los improperios, insultos, desagrado y agresiones ¡si, agresiones! que sufrimos el personal sanitario. A mi aun, y mira que llevo ya cuarenta años de servicio, me deja el cuerpo como a ti cada vez que recibo un desprecio malintencionado como el que tu has sufrido hoy. Te entiendo muy bien. Un beso grande.

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    1. Querida Inma, creo que quienes trabajamos bien en la administración somos más que los malos y es un gran trabajo, pero estos comentarios duelen tanto. Un beso enorme guapa !

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