sábado, 12 de septiembre de 2015

El pueblo

Para Jorge, dos años y la ausencia permanece.

Soy una pueblerina reciclada en la capital y aunque una sale del pueblo, el pueblo nunca sale de una. Mi pueblo se llama Gibraleón, a muchos os suena porque soy pesada con él, a otros no les se sonará de nada; cuando digo de donde soy y responden "ni idea" siempre respondo con el mismo chascarrillo "si has leído Don Quijote, habrás visto que está dedicado al duque de Béjar, marqués de Gibraléon" y sonrío más o menos ufanamente. 

Dicho esto, no es un pueblo bonito, ni feo, bueno un poco feo sí, pero no siempre, se ha afeado en los últimos años, de eso se han encargado los distintos equipos de gobierno que han pasado por el ayuntamiento, unos instalando una horrible estatua de la virgen del Rocío y otros poniendo en letras gigantes el nombre del pueblo en una de las entradas, Más es mi pueblo.

Es el lugar donde viví desde que nací (y hay quien dice que una es de donde echa los dientes no de donde nace), crecí, jugué en sus calles, estudié en el colegio, tuve las primeras pandillas, cogí las primeras borracheras, fumé los primeros porros, di los primeros besos y donde tuve la primera propuesta de matrimonio que me hicieron. 

Es el lugar de algo que me hace sentir especialmente orgullosa, desde hace más de quinientos años han vivido olonteses (que es nuestro gentilicio) de raza negra sin que jamás haya habido ningún problema de convivencia, jamás; estos negros tienen su origen en la venta de esclavos que había en España y Portugal al ser lugares de paso de barcos que venían de África; ya no quedan muchos y los que dan no son tan negros porque se han casado con blancas y blancos. Y también gitanos, una gran y extensa familia de gitanos, sin que jamás haya habido ningún problema de convivencia, jamás. No todos los pueblos pueden decir lo mismo. Donde los vecinos aún se sientan en sus puertas en las noches de verano a charlar de lo divino y lo humano.

Es el lugar donde en el mes de octubre se celebra una feria en honor de San Lucas que tiene más de seiscientos año; un concurso de pintura que ya cumple sesenta y ocho años y un pintor, Pablo Sycet, que ha diseñado portadas para discos de Luz Casal, Alaska y algunos más. Un lugar bañado por el río Odiel y con muchas tabernas donde comer con sabor a pueblo, y con un aceite de oliva que ha sido elegido uno de los mejores de Andalucía muchos años. Y un festival de jazz que este año cumple diez.

¿Y por qué ha sido lo de escribir de mi pueblo hoy? porque hoy he amanecido allí, hace mucho tiempo que no sucedía. En la mañana temprano pasa el tapicero pregonándose, los tractores para el campo y al salir a la calle recuerdas valores que en la capitales se olvidan; todo el mundo se da los buenos días, se conozcan o no, las casas están abiertas de par en par, en muchas de ellas con cubos de fregonas y escobas en medio, no importa que hubieran limpiado ayer, abuelos sentados en los poyetes o escalones tomando el fresco y analizando la actualidad, señores que se quitan el sombre para saludarte, conocidas que te encuentras y ya son abuelas y te alegran el día cuando te dicen "qué bien estás, no pasan los años por ti ¿cómo lo haces? y tu respondes, "es que no tengo marido ni hijos que es lo que desgasta" y ellas sonríen y responden "como lo sabes tú" y te abrazan con cariño diciendo que se alegran de verte, que a ver si vienes más por el pueblo.

Gibraleón es el lugar donde viven dos de mis hermanos y sus hijos, Manuel, Pablo, Pepe y como no, Victoria. El lugar donde mis sobrinos se sienten libres en la calle.  Gibraléon es por encima de todo, mi madre, la persona más importante de mi vida, el beso al llegar a su casa y al irte, como cuando éramos pequeños al levantarte y acostarte, al ir y volver del colegio y, el abrazo, los almuerzos numerosos los domingos de invierno en torno a la chimenea, el saber, la paciencia, la solidaridad, las ganas y fuerzas para seguir cuidando de todos, el hora. El amor. Gibraleón es nuestra casa y la casa de mi madre siempre ha sido la casa de todo el mundo que a su puerta llama. Soy de Gibraleon, podría ser de cualquier lugar donde estuviera mi madre.


No hay comentarios:

Publicar un comentario