domingo, 28 de diciembre de 2014

Adiós 2014


"El arte más poderoso de la vida es hacer del dolor un talismán que cura" Frida Khalo

Este texto está dedicado a mi madre, porque yo, que he decidido no ser madre como opción personal, este año he sabido porqué, exige y ofrece una capacidad de amor, de resistencia, de paciencia y saber, que yo no tengo. Ella sí y como ella, estoy segura que todas las madres del mundo.

2014 ha sido un año de mierda, salvo cuatro o cinco momentos excepcionales, ha sido un año de mierda; ya sé que está de moda decir que ha sido un año estupendo, pero en mi caso no ha sido así.

Ha sido un año malo personalmente, familiarmente, laboralmente, sentimentalmente y todos los entes que se quieran y puedan añadir. Y no, no es cierto eso de que “lo que no te mata, te fortalece” esa es una frase hecha con la que durante toda la vida nos han querido hacer creer que todo está bien y/o debemos resignarnos a sufrir.

Lo que no te mata, no solo no te fortalece, sino que te deja más débil (has dejado fuerzas en el camino), luego vienen las palabras, los mimos, los abrazos, los masajes, que son la medicina que te ayudan a seguir viviendo, pero cada mal momento se lleva unas pocas de tus fuerzas; esto no significa que hay que tirar la toalla, rendirse, no. Significa que tienes que seguir, porque en eso consiste la vida, en seguir caminando, porque ahí siguen la familia, los amores (los que están, los que se han ido y los que vendrán) los amigos, los compañeros, las casas, los trabajos, las diversiones, y te sientes afortunada y acompañada, pero eso no te exime de los malos momentos, que hacen que valores más y mejor los buenos.

Más no existe una pócima mágica y de nada sirve fingir que todo va bien, si no va bien. Lo único que existe es una vida que tenemos para vivirla lo mejor posible y que nuestras vidas sirvan para que otros y otras también vivan de la mejor manera posible, porque compartir es amar y porque el nosotros siempre es más importante que el yo. El plural por encima del singular, como sintonía de vida. Y aprender desaprendiendo en el camino y no vale el consuelo de que “hay otros y otras que están peor” porque ese es otro consuelo barato que nos han vendido como receta para el conformismo.

Al 2015 solo le pido que sea un poco mejor que el 2014, no tengo ambiciones insanas, que sea un poco mejor ya va a ser muy bueno, y si es un poco mejor para mí y los míos, habrá más para repartir, porque son muchos y muchas quienes merecen que les vaya todo un poco mejor. Y lo mejor hay que repartirlo, porque lo peor ya nos viene sin avisar y sin pedir permiso y a veces, sin pedir perdón. Mucho de lo mejor que esperamos del nuevo año depende de nosotros mismos, no nos engañemos, no siempre lo bueno que nos pasa depende solo de nosotros y la malo depende solo de los demás, a veces se intercambian y lo bueno que nos pasa viene de los demás y lo malo que nos sucede, viene de nosotros mismos. Y ser buena persona no te garantiza recibir solo bondad, ni ser mala persona te garantiza que todo se vuelva contra ti, cosas que pasan, que diríamos todos.

Y quiero decir algo, porque de ello presumo, hay que sonreír, incluso en la adversidad, aunque la sonrisa no te llegue a los ojos, que al menos te llegue a los labios, porque a lo mejor quien está frente a ti en ese momento, también te va a sonreír y la sonrisa es el mejor ataque y la mejor defensa y ¿porqué no? la mejor noticia. Una sonrisa siempre viste la pena más desgarradora, por dentro y por fuera, Y unos labios pintados de rojo.

Estas fotos son dos de esos momentos excepcionales que han hecho posible resistir el 2014, el viaje a Jordania y la fiesta sorpresa que mis amigos y familia me dieron por mi cumpleaños. Los otros son muy personales e incontables, no de números, sino que no se pueden contar. Y aunque la mayor parte del tiempo la palabra feliz nos viene grande o pequeña, feliz año nuevo.








miércoles, 10 de diciembre de 2014

No son (somos) nombres, son (somos) personas

Daniel, Darío, Mario, Manuel, Lucas, Victoria, Pepe, Pablo y Martín son los nombres de mis sobrinos, pero podrían ser los nombres de los bebes que se han ahogado en el Cabo de Gata la madrugada del jueves 3 al 4 de diciembre. Y en Lampedusa y en el Estrecho y en las costas de Malta.

Adriana, Begoña, Charo, Adela, Mari Carmen, Raquel, Esmeralda, Lola, Paloma, Elena, María José, Betsabé, Dori, Angelina, Ingrid, Manu, Carmen, Paloma,  Antonia Luisa, Sofía, Maribel, África son los nombres de amigas mías, pero podrían ser los nombres de cualquiera de las mujeres  maltratadas cada día o alguna de las 48 asesinadas por sus parejas este año en este país, miles más en el reto del mundo.

Francisco, Eduardo, César, Miguel, Rafa, Jesús, Luis, Chencho, Fidel, Diego, Eduardo, Paco, Juan, Manuel, Fernando, Andrés, son los nombres de amigos míos, pero podrían ser cualquiera de esos inmigrantes que día tras día intentan llegar a nuestro país y para evitarlo sufren cargas policiales, cortes por las cuchillas de las vallas o devoluciones en caliente, una vez pisado suelo español, sin respetar ni uno de sus derechos como ciudadanos. Ni en esta, ni en ninguna otra frontera.

María del Mar, Lucía, Ángel, Felipe, Leopoldo, Rocío, Juana, Ricardo, Manuel, Antonio, Inmaculada, Laura, Juana, Raúl, Susana, Teresa, María, Joaquina, Pedro, Roberto, Carlos, Ángela, Rosa, Gloria, Alejandro, David….todos estos son nombres de personas que conozco, pero podrían ser los nombres de hombres y mujeres que duermen en las calles de este y cualquier otro país días tras días. Podrían ser los nombres de quienes son perseguidos por su raza, condición sexual o religión. Podrían ser los nombres niñas obligadas a casarse y los nombres de niños empleados como mano de obra infantil. Podrían ser los nombres de millones de hombres y mujeres que pasan hambre cuando podemos y debemos evitarlo. Podrían ser los nombres de quienes no tienen acceso al trabajo, a la educación, a la sanidad, a justicia, a vivienda, de quienes no parecen tener ningún derecho y si muchos deberes.

Abel, Abelardo, Adán, Antonio, Benjamín, Bernardo, Carlos Iván, Carlos Lorenzo, César Manuel, Christian Alfonso, Christian Tomas, Jorge Aníbal, Cutberto, Dorian, Emiliano Alen, Everardo, Felipe Arnulfo, Giovanni, Israel, José Ángel, José Eduardo, Israel Jacinto, Jesús Josvany, Jonás, Jorge, José Luis, Jhosiani, Julio César, Jorge Antonio, Jorge Luis, José Ángel, Leonel, Luis Ángel, Magdaleno Rubén, Luis A. Francisco, Marcial Pablo, Marco Antonio, Martín Getsemany, Mauricio,  Miguel Ángel, Saul, Miguel A. Mendoza, son los nombres de los 42 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, 43 junto con Alexander Mora Venancio, cuyos restos ya han sido identificados. Son parte de los más de 40.000 desaparecidos en México en los últimos dos años, pero podríamos ser cualquiera de nosotros.

Todo son guerras, guerras impropias de un mundo y un siglo que llaman civilizados.

Sé que esto no sirve para nada, que es un simple desahogo, que nos falta empatía, que creemos que estamos a salvo, que los derechos humanos son derechos de todos y que los derechos se ganan en la calle y se pierden en la indiferencia y que a veces pienso y siento que van ganando los malos. 



Hoy he visto esta foto en una manifestación en Nicaragüa contra la construcción de un canal que devastará el presente y el futuro de ese país.

jueves, 27 de noviembre de 2014

El festival

Un amigo que acaba de volver de Panamá al preguntarme como había ido el festival este año, me ha contado que durante la semana de su celebración ha visto como en todos los periódicos y otros medios de comunicación de ese país se hablaba, mucho y bien del festival de cine iberoamericano de Huelva, que este año estaba dedicado al cine de ese país. Y añadía “yo me he quedado sorprendido, parece que se habla más allí que aquí”

Pero no solo es esta anécdota de primera mano, amigas cubanas me escribieron diciendo “oye no te pierdas Bocacccerías habaneras ni Regreso a Ítaca”. Directoras de cine  que han estado en otras ediciones en Huelva le recomendaban a alguna amiga “no te pierdas González”, una película mexicana. Y hasta hubo una amiga argentina me dijo “tanto que te gusta la novela negra, debes ver Betibú, que está basada en una novela de Claudia Piñero”.

Porque eso es el festival, un abanico de películas de este y el otro lado del río; la diferencia es que allá es una fiesta y el lugar al que todos los cineastas quieren venir y acá es, pues es una pena. Basta durante esa semana echar un vistazo a la prensa Iberoamericana para saber cual es nuestro lugar, pero igual eso da una pereza inmensa.

Justo es decir que la selección de películas, tanto en la sesión oficial a concurso, como las sesiones paralelas, documentales y cortos ha sido bastante buena, como en los últimos años, no es fácil que todo lo que se proyecte en las salas sea digno, es algo que pasa en todos los festivales, personalmente he visto más cosas buenas que malas y eso siempre me produce satisfacción, no olvidemos que es la semana en que tenemos ocasión de conocer  el cine que se hace en Iberoamérica que es un hervidero de talento y trabajo.

Salvando esto, todo lo demás ha sido mucha desorganización, bastante frialdad, poco respeto por el espectador  y un error detrás de otros. Empezando por la proyección de las películas, cuya sesión a concurso estaba tan mal organizada con horarios tan raros que muchos periodistas y gran parte del jurado se han visto obligada a ver algunas de ellas en su casa para poder juzgarlas y ejercer su crítica. Todas las proyecciones oficiales han empezado con 10 o 15 minutos de retraso y no porque las presentaciones hayan sido largas (algunas ha rozado lo penoso) sino porque imprimir las entradas en un folio A4, sí, un folio, ha demorado mucho la entrada de espectadores en las salas. Por no hablar de entregas de premios que nadie esperaba antes del inicio de una película a concurso. De los premios Ciudad de Huelva, muy comprensible el de la argentina Soledad Villamil, que ha estado con películas en otras ediciones y es una muestra del muy buen cine de ese país. El de José Luis Garci, solo se explica por, en realidad no se explica por nada, hace años no hace cine, sus últimas películas han sido malas y olvidables y no tiene ninguna vinculación con el cine iberoamericano, por el que además siente un profundo desprecio que no oculta, quizás por desconocimiento.

Los premios La Luz han sido tan innecesarios que en algunas de las entregas no había más de 50 personas en la sala, salvo el de Mario Casas, claro está y aunque no lo entiendo, si se justifica por la repercusión, bien hecho está. Eso sí, el alcalde de Huelva, ha vuelto a colarse en todas las fotos, cosas de la víspera electoral.

Las galas  de apertura  y clausura no pudieron ser más aburridas, en concreto la de clausura fue un compendio de sosería, falta de guión y apatía por parte de los presentadores que no se justifica el dinero que cobraron por hacerla. Capítulo aparte merece el bochorno de que una cámara enfocará al director del festival felicitando a cada premiado antes de que subiera al escenario, viéndose reflejada su imagen en la pantalla grande situada en el escenario, algo insólito, eso no se ve en ningún festival sea grande o pequeño, y desde luego en este no lo había visto nunca, el protagonismo es de las películas y de quienes las hacen posible, esto solo se entiende en un total ego por parte de quien siendo el jefe debe estar siempre en segunda fila.

El festival ha cumplido este año 40 años, que se dice muy pronto, pero la celebración no ha estado a la altura del cumpleaños. Y bien que lo lamento. No se puede acusar de ellos a los miles de onubenses que han (hemos) acudido puntual a la cita como cada año, la responsabilidad recae en el patronato, que a pocos meses de la celebración de ese año, cesó al anterior director (sin una clara explicación) y nombró a uno nuevo, desconocedor de la ciudad, desconocedor de la importancia e idiosincrasia de este festival y que parece que ha venido aquí porque no tiene nada mejor que hacer. Y los patronos, a quienes se les llena la boca contando el dinero que ponen, deben saber que ese dinero no es suyo, es nuestro y no se debe jugar ni especular con él.

Tan feo ha sido todo, que en algunas redes sociales no se han publicado los premios oficiales del festival, el director ha desaparecido de la ciudad y nadie ha querido sacar pecho del evento, salvo los espectadores, una vez más.

Me cuentan que el director (que todavía es) quiere dedicar la próxima edición a México y a Inglaterra y desde este humilde rincón le digo, señor director México tiene una cinematografía tan amplia, antigua, versátil y poderosa que merece más de una edición y añado, Inglaterra es lo que más lejos está de Iberoamérica en toda Europa y ya tiene un estupendo festival de cine en Londres, evítenos esa vergüenza y póngase a trabajar por una celebración digna de la 41 edición, le va en el sueldo y se lo debe al cine que se hace en Iberoamérica  y a los onubenses.

Y esto es solo mi humilde opinión, seguramente equivocada y podría haberme callado, pero no me sentiría en paz, como decía mi amigo Ángel Romero en este artículo Mi verdad, esta es mi verdad, y quizás nadie la comparta, y cuando la suba a las redes tendrá pocas visitas, pero es lo que pienso, porque voy a cumplir 50 años y de los 40 que ha cumplido el festival, al menos 30 de ellos, el festival ha estado en mi vida y yo en las salas viendo sus películas y en la calle escuchando los acentos de quienes desde Portugal y Latinoamérica nos visitan y nos regalan su trabajo con la ilusión que los niños esperan los reyes magos.

Puede sonar pretencioso que yo titule este artículo el festival, porque festivales hay muchos, pero quienes me conocen y leen, saben perfectamente a que me refiero al Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, así, con mayúsculas. Y espero lo mejor de él, porque es lo mejor para Huelva y por ende, para todo lo que representa. El festival es un magnífico vehículo, si no el mejor, de promoción cultural,  turística y comercial para Huelva y quien no sepa verlo así, no trabaja para el presente y futuro de la ciudad y provincia. Tengo ideas, las ofrezco gratis.

Pd.; Y para que no me tachen de negativa, aqui en Adiós noviembre lo que escribí el año pasado .


viernes, 14 de noviembre de 2014

Cuestión de piel

Hace 20 años hice mi primer viaje a América Latina, concretamente a El Salvador,  y si que mi primer viaje al otro lado del río fuera a ese país suena raro, a mi también, porque era un país que no entraba en mis planes para nada; es cierto que lo conocía, sabía de su terrible historia, había recaudado fondos para el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN), había asistido a charlas de sus representantes en Huelva, había sentido en el alma los asesinatos de monseñor Romero e Ignacio Ellacuría y me había roto el corazón el asesinato del poeta Roque Dalton, este a manos de sus propios camaradas del FMLN.

Y la razón de que fuera el primer país que visite es muy sencilla. Yo, que soy meticona por naturaleza,  había conocido a un periodista que trabajaba en la agencia Efe en Huelva, José Miguel Benítez se llama; Josemi había pasado muchos años en Centroamérica de voluntario y tratando de hacer de esa parte del mundo un lugar mejor, estando en Nicaragua conoció a una guerrillera salvadoreña, Ana, y se enamoraron, pasado un tiempo ella se exilió en Cuba y el regresó a España, tras los acuerdos de paz entre la guerrilla y el gobierno en el año 92 ambos regresaron a El Salvador, quería formar parte de la paz en ese país y formar una familia, cosa que hicieron y fue mi amistad con él la que me llevó a ese país.

Allí pude ver la violencia en las calles, la universidad centroamericana donde residen los jesuitas, visiten Morazán lugar donde se cometió una de las peores matanzas que se recuerda, visité la comunidad de Las Marías, donde guerrilleros y ex guerrilleros se afanaban en aprender a vivir juntos, pequeños y mayores.

También vi el volcán de San Salvador, una zona costera conocida como la Costa del Sol, pasee por pueblos cercanos a la capital y hasta una noche salí a bailar al son de un grupo de campesinos llamados Los Torogoces. Mención aparte merecen las pupusas, que son unas tortas de haría que tu puedes rellenar con lo que quieras, arroz, chicharrón, chorizo. Las pupusas son una razón más que suficiente para volver a ese país.
Luego he visitado México siete veces, Cuba tres veces, Argentina, Uruguay, Nicaragua, Costa Rica, algunos de estos viajes los he relatado aquí.  Y ¿Por qué México? Al otro lado del Río La vida en un vuelo La paz, la música, La Habana, los recuerdos

Por eso me llama mucho la atención como algunos prohombres de la comunicación en España, ante cualquier suceso terrible y doloroso que sucede en Latinoamérica, lo acompañan con la coletilla “esa región tan desconocida” como si eso fuera responsabilidad de ellos, sin asumir que nuestro desconocimiento está relacionado con nuestra ceguera y nuestra soberbia.

Hay quien me dice algunas veces que Latinoamérica me preocupa, me duele y me alegra más que otros lugares del planeta y es cierto, no me voy a disculpar por eso, ningún lugar ni sus circunstancias me es ajeno, pero no todos son mi lugar en el mundo y yo elijo cuales.Y siendo sincera, hasta algunos de esos países son más de mi que otros, por el poso que dejan dentro.

Cuando por circunstancias personales y la crisis económica no pude realizar mi viaje de cada año por esos rumbos, sentía que me faltaba el aire, he visitado otros lugares que me han encantado, pero desde hace tres años me falta un poco de aire y es el aire de aquellos rumbos, aire que espero volver a respirar en cualquier momento.Trabajar en una universidad a la que vienen muchos alumnos y muchas alumnas de aquellos lares, me hace no perder la distancia, ni el calor, ni el color, ni el sabor, pero quiero pisar esas calles nuevamente para aprender y seguir caminando. 

Latinoamérica, desde Tijuana a Tierra de fuego son nuestro hábitat natural, nuestros hermanos, nuestros espejos, abandonemos la ceguera y tendamos puentes, para esos no es necesario viajar, que también, hay libros, películas, música, pintura, arquitectura, colores y sabores. Y personas que van y vienen y que se quedan entre nosotros, pero no la vemos. Salgamos de la superficie, entremos  en la piel. Porque lo que te dice la piel, es lo real.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Con N de Noviembre

Es el primer día de otoño que me pongo las botas altas y las medias transparentes han dado paso a las medias opacas. Ya está más fresco y no hay marcha atrás, el verano parece haber concluido definitivamente, lo sé porque esa noche que va del domingo al lunes he sentido frío en la cama, aún no tengo manta, como si fuera un gesto de rebeldía.

He mirado mi armario y he observado que casi toda la ropa que tengo para el otoño- invierno parece de adolescente, faldas de vuelo cortas, maxifaldas con estampado de flores, un vestido vaquero muy barato que me sienta espectacular y rebecas de colores nada discretos. Como un desafío al clima; serás invierno, pero no me enterrarás en ropa.

Salgo a la calle y aunque temprano amanece pronto, y sé que eso no va a durar nada, en pocos días amanecerá casi a las 9 y caerá la noche poco después de las 6. Invierno lo llaman. Paso por una tienda que exhibe ropa para mujeres de mi edad y cuando he llegado a la estación de autobuses lo he olvidado.

Noviembre fresco, y lleno de días que por sí solo justifican su existencia. En noviembre Lucas cumple años; Lucas es uno  de mis sobrinos, pero no cualquiera, Lucas además es mi ahijado, cuando sus padres me pidieron que fuera su madrina les dije que no sabía si podría serlo porque hace años tengo presentada una declaración de apostasía en el obispado, ellos no pusieron objeción y el sacerdote que lo bautizó, amigo de la familia, tampoco. Lucas es el niño que yo quería que se llamara Marcos, dice unas frases geniales, es muy, muy cariñoso y desde pequeño yo le pregunto “¿quién es el niño más guapo del mundo?” y dice “yo” “¿y la más guapa?2 y dice “tú” y a mí eso siempre me arregla un mal día.

En noviembre también cumplen años mi hermana Marta, que es la madre de Martín (el último sobrino en llegar a la titidad) que  es una auténtica revolución. Y cumple años mi hermano Mané, que es el padre de Manuel, Pepe y Victoria, no necesito decir que esta es la niña de mis ojos, una miniyo que me tiene loca. También cumple años mi amiga Ché, que siempre, siempre está. Y mi amigo César, que no cumple años, cumple kilómetros.

Podríamos decir que noviembre se escribe con f de festival del cine iberoamericano. Este año cumple 40 años, es diez años más joven que yo, y a mí me gusta pensar que su salud es mejor que la mía, pero no estoy segura, en unos días veremos. El festival es lo que yo llamo la semana feliz (la mía) espero que este año la felicidad se vea correspondida, es lo que pasa en las historias de amor.

Noviembre es ese mes en el que se cumplen días de otro noviembre en el que un hombre que quieramo me dijo que había pensado en mi y en cuanto le gustaría hacerme el amor y el solo hecho de decirlo ya fue una caricia.

Y esto es lo que ha dado de sí intelectualmente mi día, unas pocas palabras ñoñas en mitad de la mierda que últimamente nos rodea.

sábado, 18 de octubre de 2014

Viaje al Sur de Portugal

Como se ha dicho en todas las presentaciones que este libro ha tenido en Vila Real, Ayamonte, Sevilla y Ceuta, el Viaje al Sur de Portugal está basado en la novela Viaje a Portugal de José Saramago, aunque este una vez me dijo que la mejor guía suya de Portugal es Levantado del Suelo.

Este pequeño gran libro es un lujo que nos llevará a conocer mejor a nuestros vecinos del sur de Portugal. De todos es sabido que estos dos países hemos vivido juntos pero de espaldas uno de otro, debe formar parte de nuestra idiosincrasia. Primero solo íbamos a comprar toallas y café, más tarde empezamos a cruzar la frontera para ir a comer bien y barato y por último descubrimos sus maravillosas playas y creímos que nos habíamos enamorado; pero no era así, el amor llega con el conocimiento y el roce y es lo que nos enseña este libro, a visitar lugares y conocer a sus lugareños, solo así de verdad sabremos quienes son, pueblos pequeños y no tan pequeños, con historias y vidas, que son las que hacen pueblo.

Este libro nos ayudará como guía a recorrer con nuevos ojos lugares que ya hemos visitado, mirar sus casas, sus calles y sus iglesias, porque sí, hay muchas iglesias en el libro, pero a los que somos ateos nos gusta el arte y las iglesias son parte del patrimonio de los pueblos, son museos donde no los hay. Y nos llevará a descubrir lugares que de tan pequeños y escondidos no podríamos imaginar que existan. Y nos ayudará a mirar a los ojos de nuestros vecinos y quizás un día seamos esa balsa de piedra que soñó Saramago.

Diego Mesa es amante de la obra de José Saramago, números testimonios lo certifican, es el guardián a este lado del río de su maravilloso legado, pero no es solo eso, es un incansable lector y con el tiempo será un gran escritor, porque tiene todo lo que se necesita para serlo, pasión por la vida y las letras.

Diego Mesa es un amante de Portugal que contagia ese amor, pocos pueden presumir como él de conocerla tanto y tan bien, de lo contrario no habría sido posible parir este viaje, que como todos los partos, no ha estado exento de dolor.


Diego Mesa, escritor y  persona es un amigo, porque solo los amigos hacen este tipo de regalo, y los regalos se disfrutan y se comparten. Buen viaje al sur de Portugal.

Parte del público asistente, a los lados hay más, gracias a todos y todas

Este es el libro, de la colección Los libros del Estraperlo, un nombre delicioso, editorial Crecida y solo cuesta seis euros
Pd.: Ha sido mi primera vez presentando un libro, y me puse muy nerviosa, algo que sorprendió a todos los asistentes, pero el público siempre impone y ahora sé que si hay una segunda vez, lo haré mejor.

martes, 14 de octubre de 2014

Una historia de amor (inesperada). Jordania y yo

El viaje no termina jamás. Solo los viajeros terminan. Y también ellos pueden subsistir en memoria, en recuerdo, en narración... El objetivo de un viaje es solo el inicio de otro viaje, (viaje a Portugal de José Saramago)
.
Durante 18 años de mi vida he viajado todos los veranos, a consecuencia de la crisis en los dos últimos años no pude hacer un viaje largo, pero este año era especial, este año voy a cumplir 50 años y decidí que me iba a regalar un viaje, para lo cual partí mis vacaciones en dos, una quincena en agosto y la otra en octubre.

Los primeros destinos en los que pensé fueron Grecia y Nueva York, este último quedó descartado enseguida por caro, Grecia estaba medio armado pero por alguna razón no terminaba de inspirarme confianza; y mientras miraba y miraba me topé con Jordania, un destino que jamás me había pasado por la mente y me lancé de cabeza a él.

Tengo que confesar que a priori no parecía un destino cómodo, está en medio de países en conflictos (Israel, Siria, Egipto, Irak, Líbano), había que hablar inglés perfectamente o árabe, iba a ir sola, todo parecían señales de que no era la mejor elección. La mayor parte de mi familia y amigos se entusiasmaron conmigo y dijeron que adelante, que lo merecía, también hubo quien me dijo que estaba loca, que donde iba sola, que ese país es peligroso y hasta quien buscó donde estaba Jordania y me dio una clase de geografía en un intento vano de que me lo pensara, pero ya estaba decidida, me confirmaron que el viaje se hacía porque había grupo  y, para entonces, una parte del viaje pagada.

La emocionante ciudad de Petra
Siendo sincera, un poco (bastante) de miedo si tenía, no sabía que me iba a econtrar al llegar allí, no sabía quienes formaban parte del grupo, me aterraba sentirme sola, que algunos de los conflictos de alrededor se reactivara más de la cuenta y no hubiera escapatoria, que los hoteles fueran malos y llenos de hombres de países árabes buscando plan (como había leído en algunos comentarios de las página de Trip Advisor) y que desmiento, que no estuviera bien visto una mujer viajando sola (bueno esto me daba un poco igual, aquí también sigue pareciendo raro que una mujer haga cosas solas y yo las hago, porque la elección es siempre hacerlas sola o no hacerlas y siempre elijo hacerlas), en fin, miedos todos muy humanos que incluyeron la dos noches previas al viaje sin dormir.

Todo eso casi desapareció el día de iniciar el viaje, la suerte estaba echada y no había marcha atrás. Viaje en tren a Madrid, en metro  hasta el aeropuerto (confusión incluida ya que la chica que e informó en Atocha me envío en cercanías hasta Chamartín, lo que pude solucionar volviendo sobre mis pasos hasta llegar al aeropuerto sin problemas).  

Facturé  y embarqué sin problemas y en un corto vuelo sin incidentes nos plantamos en Amman. Apenas nos habíamos bajado del avión, un guía responsable de la agencia nos esperaba para hacer los trámites de visado (que no tuvimos que pagar porque formamos un grupo de 5 y los grupos no pagan) y llevarnos hasta nuestro hotel. 

En el mismo aeropuerto me adoptaron una pareja de jubilados maravillosos, Isabel y Ángel, que además iban al mismo hotel que yo, también había una pareja joven de Málaga, Jesús y María, recuerdo que lo primero que pensé fue “esto es una señal para que me convierta” que también fueron muy amables, ellos iban a otro hotel. Finalmente nos juntamos un grupo grande en el bus y nos fueron dejando por distintos hoteles, hacía mucho calor en Amman. En el mismo bus no iban diciendo a qué horas nos recogerían el día siguiente para empezar las visitas, tocaba madrugar…pero sería lo habitual en todo el viaje.
Desierto de Wadi Rum

Petra
Tumbas reales
La conocida como Pequeña Petra















Cuando nos subimos en el bus para iniciar la ruta todos mis miedos había desparecido definitivamente, no nos conocíamos, pero yo (que era la única que viajaba sola) me sentí  muy acompañada; no habíamos dado los primeros pasos ya la mayoría me decían “cuando quieras unas fotos nos dices” y a partir de ahí todo fue compañía, calor, arropamiento, cariño. Ana, Berta, David, Pedro, Chelo, Ramsés, Gonzalo, Mari Carmen, José Manuel, Saleh (que así se llamaba nuestro maravilloso guía) y algunos y algunas más, hasta un increíble grupo de 50 que nos paseamos por ese país.

Recorrimos Amman, Jerash, Ajlun, Madaba, Monte Nebo y Shobak, Petra, Wadi Rum y Mar Muerto. Caminé entre piedras, hice equilibrios por las rocas, subí 826 escalones para llegar al Monasterio y salté sonriendo en casi todos los lugares donde era posible para definir mi alegría. He visto mujeres muy hermosas y hombres bellos, niños y niñas disfrutando de los días de descanso, también camellos y muchos corderos, hemos comido muchos y variados pasteles, todos formando parte de un paisaje increíble, podría decir que de película, pero esto no haría justicia a algunos lugares.

La verdad es que este viaje me ha quitado un buen puñado de prejuicios, sobre viajar sola, sobre no sentirme sola, sobre como no opinar ni crearte miedos innecesarios al no saber qué vas a encontrar. Lo poco que he conocido de Jordania me ha parecido maravilloso, no necesitas verter de manera especial, nadie te va a juzgar porque lleves manga o pantalón corto, nadie te va a juzgar ni mirar raro si llevas un poco de escote y si te pintas los labios, de hecho éramos nosotros quienes no dábamos crédito al ver a tantas mujeres vestidas de los pies a la cabeza en todos los lugares (incluidos el mar y las piscinas) los jordanos son amables y educados cuando les preguntan y los españoles les caemos bien. Los lugares turísticos y la ciudad de Amman parecen seguros, si no vas a lugares inadecuados (como en todos países) tampoco te acosan para venderte sus productos como en otros lugares, tiene una luz espectacular. Y un país tremendamente solidario, tiene más de dos millones de refugiados de los países de su entorno.

Ha sido una semana muy feliz, no recordaba desde cuando no me sentía así, pero a veces la felicidad está en lo simple, personas que convierten los lugares en inolvidables. Ha sido un viaje con mucha emoción. Lloré al llegar al Tesoro en Petra, lugar que merece por si solo el viaje. Y hasta me gané un premio por no saber mantener la boca cerrada!!

Pd.: Dedicado a un hombre que me animó a que hiciera un post sobre mi viaje, él sabe quién es.



Templo de Artemisa










Jerash, lo llaman la Pompeya jordana, pero como yo no conozco Pompeya, me pareció un lugar hermoso y muy buen cuidado.



Castillo de Shobak


La vida cotidiana en muchos lugares por los que pasamos.
Mar Muerto

 Un beduino es alguien a quien le sobra tiempo y le falta un reloj
Una de las siete colinas que rodean Amman
Templo de Hércules en la Ciudadela
Monte Nebo, a la izquierda el Mar Muerto, al frente Palestina
La modernidad de Aman

Café con cardamomo, te lo ofrecían a cada paso



Y esta es una de mis fotos favoritas del viaje. Estábamos en la Ciudadela y de pronto, junto al templo de Hércules oímos unas risas, eran unas chicas que reían, bailaban y posaban para sus teléfonos móviles, no parecían felices, estaban felices, como disfrutando de una libertad inesperada lejos de los corsés habituales de su entorno, les hicimos fotos y ellas nos las hicieron a nosotras. A Ana, Berta y a mi nos hicieron sonreír de felicidad también.



lunes, 29 de septiembre de 2014

Yousuff y Juan

“Atrapado en una cárcel llamada España”  Juan Murez Díaz

Yousuff es un chico senegalés que llegó a España en patera hace 8 años; llegó a Tenerife desde Mauritania tras salir de Senegal , anduvo por varios lugares del estado español hasta terminar recalando en Almería. Durante estos ocho años no consiguió regularizar su situación (podría haberlo hecho, la ley permite que quien reside más de 5 años sin papeles, puede solicitar el permiso de residencia) porque andaba de un lado para otro, porque otras veces le robaron, por desconocimiento, un cúmulo de circunstancia rayanas en lo desesperante, pero que nunca lo vencieron.

Hasta que un día mi amigo Juan se cruzó en su camino y conocimos su historia, la historia de un chico que sobrevivía cada día y que nunca le negaba una sonrisa a nadie. Yousuff, es un inmigrante que quería volver a su país, sin papeles, sin trabajo, comiendo lo que le daban, durmiendo en una casa que lo acogía y trabajando cuando podía. 

A Juan se le ocurrió la idea de usar las redes sociales para una causa justa y puso una foto de Yousuff y contó su deseo y parte de su historia, aquí: Yousuff

Como era de esperar mucha gente reaccinó muy bien, se recaudó dinero no solo desde aquí, sino de mucha gente que vive fuera de España para comprarle un pasaje, y hasta sobraba un poco para que se llevara a su casa y pudiera iniciar una nueva vida y todos pensamos que este hombre iba a ver realizado su sueño de volver a su casa en pocos días (estamos hablando del 24 de febrero). Hasta que nos topamos con la burocracia.

Para comprar el pasaje de regreso a su país tenía que renovar el pasaporte, para renovar el pasaporte necesitaba el dni senegalés pero lo había perdido entre tantas mudanzas, como no había ese documento, tuvo que pedir una partida de nacimiento a Senegal, para pedir la partida un miembro de su familia (padre o madre) tenía que desplazarse hasta Dakar y los dos son mayores, desde aquí era imposible hacer nada.

Mientras él ha ido trabajando en lo que ha ido surgiendo, sin vergüenza y como si su regreso no estuviera pendiente de un papel, un maldito papel. Siempre sonriendo dice Juan en las noticias que nos iba dando. Febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio.
Para mediados de agosto ya estaba el papel para renovar el pasaporte, ahora había que ir a Madrid a que se lo sellarán y poder tomar ese avión que lo devolviera a casa. Yousuff seguía con su vida y salvo Juan y Paca, los demás parecía que nos habíamos olvidado de él.

Hasta que el pasado 24 de septiembre llegó la tan esperada noticia, ya están todos los papeles en regla y Yousuff vuelve al lugar del que quizás nunca debió salir. En estos 7 meses que han transcurrido desde que lo conocimos se ha muerto su madre, si la burocracia (aquí y allá) no lo hubiera impedido él habría podido verla antes de morir y ella a él, pero la burocracia no entiende de sentimientos, después de 7 años consigue trabajar el último mes….se va sin rencor, paciente como es él, así es la vida dice siempre...(me cuenta Juan). Llegó hasta nosotros con ilusión, pasado el tiempo cayó en la desesperanza y ahora se va con alegría. Estoy segura que su familia gana con su vuelta, pero nosotros perdemos con su ida, no toda la gente va regalando sonrisas en este mundo cuando se habita en la adversidad. Quiere estar en su casa el 4 de octubre para la fiesta del cordero y no ha querido grabar un vídeo de agradecimiento porque le da vergüenza, eso sí, ha dejado la dirección de su casa en Senegal por si lo quereos visitar ¿se puede ser más grande?

Esta la historia de Yousuff, de los miles que como él hay en este país convertido a veces en una ratonera en la que es difícil entrar y mucho más salir. Y también es la historia de Juan y de los miles que como él hay en este país dispuesto siempre a ayudar y a pelear por lo que creen justo. Es nuestra historia aunque no la cuenten los libros.
  
Yousuff en febrero
Juan y Yousuff ahora en estos días

miércoles, 24 de septiembre de 2014

El no como bandera


La pasada semana cuando llegué a la oficina del campus donde trabajo y abrí mi correo corporativo me encontré con el de una alumna becada por la universidad con una ayuda de matrícula y de alojamiento y manutención a la que la embajada de España en Ecuador le habían denegado la visa de estudiante por ser pobre. Sí, ya sé que esto es una libre interpretación mía, pero estoy segura que vosotros pensaréis lo mismo cuando leáis el motivo de tal negativa.

No es la primera vez que sucede, y me temo que desafortunadamente no será la última; además, esto va por moda, ahora le toca a Ecuador, pero anteriormente las negativas por sistema eran para Colombia y sobre todo Perú, son varios las personas de nacionalidad peruana que se han quedado sin poder disfrutar de las becas otorgadas  por la negativa de la embajada de España en Lima, y cuando mirabas las fotos de esas personas podías comprobar que la razón de negarles la visa era su aspecto  indígena, estudiado, pero indígena.
Recuerdo la negativa a una alumna colombiana con el motivo, al igual que en este  caso, de no disponer de medios económicos y citaba la cantidad de ¡¡¡3.500 euros!!! Sí, asombroso; recuerdo que la chica llamó por teléfono para contarlo y le respondí “pero si ni siquiera yo tengo esa cantidad ahorrada, la mayoría de la gente de este país no la tiene” y ella, se echó a reír, lo que me produjo una inmensa ternura, porque era consciente de que ella estaba sufriendo ante la negativa.
Todas estas negativas se producen después de haber presentado, los solicitantes, todos los documentos exigidos  y  desde la universidad,  enviado solicitud e información de personas, beca e institución, por correo electrónico, postal y por fax. Luego, tras la negativa, vuelves a enviar los documentos y educadamente solicitas que por favor reconsideren la negativa, que en la mayoría de los casos suele resolver dando la visa, como en este caso.
También os puedo contar de una alumna de nacionalidad argentina que fue hasta el consulado de España en su ciudad a pedir visa porque quería estar cubierta legalmente y allí le dijeron que los ciudadanos argentinos no necesitan visa, y que como no iba a estar más de 3 meses no tendría ningún problema y así se dispuso ella a volar, cuando llegó al aeropuerto de Barajas y al no traer visa de estudio, la retuvieron durante 24 horas en tierra de nadie y la deportaron, de nada sirvieron los documentos que llevaba y la confesión de que le habían negado la visa. Aquí ella narra lo sucedido Historia de Gilda Analía. La deportaron, perdió la beca, el dinero del pasaje y las ganas de volver alguna vez a este país.
En fin, historias para no dormir, ellos y ellas que ven como un sueño se esfuma y los negadores, a quien la conciencia no les debería dejar vivir en paz.
Lo que me inquieta es saber de primera mano que hay instituciones públicas que representan a este país en el exterior que juegan a su antojo con los derechos de las personas, y alguien podrá decirme que esas personas no tienen derechos en este país, pero se olvidan de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que consagran los derechos humanos en todo el mundo.
Y sobre todo, me pregunto, me sigo preguntando ¿Quiénes somos nosotros para cerrarles las puertas a nadie? mucho menos  a ciudadanos de países que no ha mucho tiempo, apenas el siglo pasado nos abrieron las puertas de par en par; es más, en este siglo nos las siguen  abriendo, lo sé porque muchos de mis alumnos, gracias a que han hecho amigos durante sus estancias entre nosotros, han emigrado y encontrado no solo trabajo, sino calor humano para sobrellevar la dureza del exilio, calor y educación que falta a muchos funcionarios.
Durante 18 años seguidos he estado viajando a Latinoamérica y solo he necesitado visa para entrar en Cuba y la he obtenido sin problemas, en el resto de países que he visitado (México, Nicaragüa, Costa Rica, El Salvador, Argentina y Uruguay) jamás he necesitado permiso para entrar, me han sellado el pasaporte sin problemas y hasta en la bienvenida había un  agradecimiento por visitar su país.

La mayoría de las personas de Latinoamérica que vienen a estudiar a La Rábida se sienten orgullosos de sus países, lamento no poder decir lo mismo.



sábado, 20 de septiembre de 2014

La paz, la música, La Habana...los recuerdos

Han pasado dos semanas desde el estruendoso concierto Paz sin Fronteras en La Habana y yo aún no he conseguido sacarlo de mi cabeza y mi corazón, quizás porque estuve allí y ningún medio ha conseguido de verdad reflejar la dimensión exacta de lo que allí vivimos. y sin querer pecar de presuntuosa, aún es pronto para ver sus efectos, lo de largo plazo, los de corto los puedo contar y compartir.
En los días previos la expectación era inusitada y silenciosa, no había ni un solo cartel anunciando, ni una proclama, pero bastaba mirar la cara de los habitantes de La Habana (una ciudad capaz de lo mejor y lo peor) para saber que algo (muy bueno) iba a suceder.
El sábado la ciudad empezó a llenarse que llegaban de provincias apenas con una mochila, dispuestos a pasar la noche en la calle para no perderse nada. El domingo amaneció soleado y muy caluroso y me bastó salir a la calle 3 horas antes que se iniciara el concierto (2 horas de la tarde cubana) para ser consciente que el sueño de esa noche había pasado...y estaba sucediendo.
Desde cualquier rincón salían personas de todas las edades, raza y condición vestidas de blanco (lo pidieron los organizadores) cargadas de paraguas, sombrillas, agua, toallas, neveras, cualquier cosa que sirviera para compartir y paliar la espera y hacer llevaderas las horas de baile y gozo que teníamos por delante.
Y sucedió, a las 2 en punto bajo un sol abrasador y una expectación sin precedentes, los artistas lanzaron un grito de cambio desde el escenario y comenzó la fiesta, los cuerpos empezaron a moverse y ya no pudimos parar hasta siete horas y media después, momento en que agotados, felices y muchos con lágrimas en los ojos emprendimos la vuelta a casa.
Fue un extraordinario (por su generosidad) regalo de esos artistas al pueblo cubano, que por primera vez en muchos años, pudo decidir libremente donde ir, a que hora ir, con quien ir y para que ir. Incluso muchos decidieron no ir. Un pueblo que está orgulloso de ser lo que es, cubano, y que está cansado y que está cansado de ser pelota que va de un campo a otro sin que nadie gane el partido y con ellos perdiéndolo. No les demos la espalda. Cuba se merece muchos conciertos, mucha libertad y mucha unidad, ya amanecerá el día que la paz sea algo más que un concierto, como me escribió un amigo. No es fácil alcanzar la felicidad, el domingo 20 de septiembre por unas horas fue posible. Yo fui muy feliz allí.


Pd.: esto lo escribí cuando regresé de La Habana, aún hoy lo recuerdo con detalle, me hizo sentir parte de la historia, había que estar allí. Y me han dado muchas ganas de volver.
Pd 2.: Aquí el enlace con algunas fotos de aquel día Album

viernes, 5 de septiembre de 2014

Madrugones


A quien madruga Dios la ayuda”. “No por mucho madrugar amanece más temprano”
El refranero español tan sabio como contradictorio. Esta semana me ha tocado madrugar mucho, en exceso diría yo. Normalmente me levanto sobre las 6,30 (podría hacerlo un poco más tarde, pero me gusta desayunar como una señora, darme una ducha tranquila, tomar un segundo café antes de salir de casa y sobre todo, no correr desde primeras horas de la mañana).
Pero esta semana he madrugado a las 6,15, sé que no parece mucho, pero lo es, sobre todo para alguien como yo que puede estar leyendo hasta la 1 de la madrugada casi todos los días y ahí radica la jugosa diferencia del cuarto de hora.  Y en esta normalidad de las  6,30 suelo salir a la calle a las 7,30 de la mañana, cuando el mundo ya está casi puesto. Y en la anormalidad de las 6,15 me he echado a la calle a las 7 de la mañana, cuando casi el mundo está por construir.
Y me ha gustado la experiencia, la calle no es la misma cuando existe media hora de diferencia. Lo primero que se oye cuando sales a las 7 de la mañana es el silencio y el sonido de la brisa (sí, la brisa suena, no solo el viento) algunos, muchos corredores, que siempre dan los buenos días y tus propios pensamientos; además hay pocos coches a esas horas. Es muy placentera esa hora para empezar a vivir el día y sobre todo sonreír, no está mal. La calma tan necesaria para las horas que se vienen por delante.
Cuando sales a la calle a las 7,30 de la mañana ya es otra cosa. Lo que se oye son los pasos acelerados de quienes como tú se dirigen a su lugar de trabajo, los coches, más corredores, estudiantes que inician sus clases al rato, la bulla. La vida que ya empezó.
En realidad no me molesta madrugar, casi siempre me despierto antes que suene el reloj, y una vez suena salgo de la cama y trato de hacerlo de buen humor. Nunca me ha gustado mucho dormir, de hecho considero que dormir es perder el tiempo, me gustaría poder vivir sin hacerlo porque me gusta tanto el día como la noche y parece que si no duermes siempre pasan más cosas, claro que para eso están los sueños, en los que a veces vives cosas que jamás vivirás en la realidad o sí.
De hecho, aunque trasnoche, suelo levantarme temprano. Pero he aprendido a escuchar mi cuerpo y el día (o la noche) que este dice basta, pues me acuesto a la que hora que sea y le doy todo el sueño que pide, así que una vez a la semana suelo dormir unas nueve horas.
Y todo esto para contar que esta semana me ha tocado madrugar mucho, y que la próxima semana madrugaré lo normal. Que ha merecido la alegría hacerlo. Que me gusta el mes de septiembre, a pesar  de que los últimos han venido con malas noticias. El pasado año escribí esto sobre este mes en mi blog y lo sigo pensando. Que es bonita esa mañanera soeldad acompañada. Y que a veces amanece antes de que salga el sol.

 
Pd. en estos días he hestado lelgando a mi lugar de trabajo cuando aún era de noche, lo que me ha permitido disfrutar de amanecers como este.

jueves, 10 de julio de 2014

Los papeles (y el amor). Milongas

“Casamiento y mortaja, del cielo bajan” refrán popular

Semanas pasadas uno de mis hermanos fue operado de una hernia discal, todo ha salido bien afortunadamente. Mi hermano vive con su pareja  y su hijo, no están casados, ni inscritos en el registro de parejas de hecho, pero son su compañera de vida  y su hijo. Y ¿porqué cuento esto? Porque por no estar casados, ni registrados, mi cuñada no ha tenido derecho a los días que le corresponden por ingreso e intervención quirúrgica a que tienen derecho todos los familiares de primer grado, ha tirado de días de vacaciones, días libres y solidaridad de compañeros.
Una de mis hermanas vive con su pareja y su hijo, no están casados, ni inscritos en el registro de pareja de hecho, pero son su compañero de vida y su hijo. Y ¿porqué cuento esto? Porque a pesar de no estar casados mi hermana no ha podido cobrar  la ayuda familiar (está desempleada y ya no cobra desempleo) porque su pareja gana más de lo que  se exige para poder cobrar dicha ayuda. Además, mi cuñado no puede incluir a su mujer en la declaración de la renta porque no están casados, ni inscritos; es su mujer para negarle la ayuda, pero no lo es para desgravar.
A ojos de la sociedad mis hermanos  y sus parejas son familias, pero para el estado y los derechos que este conlleva no. Lo importante es estar casados (a ser posible por la iglesia, que también cobra su dinerito por celebrar el sagrado sacramento), firmar un contrato, como quien va a trabajar, o a escribir unas memorias, o dar un concierto. El contrato, eso es lo importante, el amor no, el contrato, los papeles. El dinero.
Una vez le preguntaron a Joaquín Sabina si se casaría por amor, y él respondió que por amor uno no se casa, que uno se casa para desgravar a hacienda, para conseguir papeles, o para tener ventajas económicas y legales en la vida,  que el amor es otra cosa y lo que hay que hacer es vivirlo y que cuando se acabe, tu vida no se convierta en un infierno burocrático. La de los hijos tampoco.
Y en esas estamos,  pervirtiendo  términos tan hermosos como  amor y  familia cuando en realidad solo hablamos de dinero, de negocios, de sociedades con ánimo de lucro, que también provocan sentimientos, pero que nada tienen que ver con el amor.


martes, 10 de junio de 2014

Mouraria (y el placer de descubrir)

Mouraria
Lisboa, la ciudad que a otras hace princesas
Durante el pasado fin de semana pasado volví a Lisboa, la excusa era la clausura de la segunda edición del Aula José Saramago que se celebra (nunca esta palabra tuvo mejor significado) en la Biblioteca provincial de Huelva y la biblioteca Vicente Campinas de Vila Real de Santo Antonio.

Una vez finalizado el acto en la sede de la Fundaçao Jose Saramago, situada en Casa dos Bicos, de mucha emoción y alegría, las personas son felices leyendo y celebrando a Saramago, acompañados de María Leiría, nos invitaron a dar un paseo por el barrio Mouraria, un lugar que yo, que voy bastante a Lisboa, desconocía y que desde entonces se ha convertido en visita obligada con mucho detenimiento en la próxima visita. No me voy a extender, voy a dejar algunas fotos que hablan por si solas de ese lugar humano,sorprendente, decadente, bello, familiar, vivo,  multicultural….y además, la cuna del Fado :) 





 En el altillo que se ve en el edificio de Elesta última foto, vivió Saramgo varios años siendo muy niño, en el mismo barrio, está la escuela a la que asistió y el cine al que iba, que ya no es cine. Si lees sus Pequeñas Memorias, descubrirás en ellas este barrio y pasear por él, será mucho mejor.


El barrio finaliza en la Praza de Intendente, donde ya se empiezan a apreciar las huellas de mejora en la rehabilitación de algunos edificios. Para finalizar, os dejo un hermoso mural pintado en una pared cercana a la sede dela fundación, porque.....siempre llegamos al sitio donde nos esperan.