“Caminante, no hay
camino se hace camino al andar” Antonio Machado
Hace unas semanas se presentó una pareja en
la sección de alumnos de La Rábida; él, geólogo estaba interesada en un curso
que se inicia el próximo lunes, ella, psicopedagóga, quería saber si teníamos becas de colaboración
con Latinoamérica. A él le di información sobre el curso, me dijo que iba a
esperar a matricularse, que estaba pendiente de un trabajo; a ella le conté que
durante la última campaña electoral del presidente Zapatero, el entonces
ministro de asuntos exteriores, Miguel Ángel Moratinos, en un encuentro con
nuestros estudiantes, prometió que si
ganaban, durante la siguiente legislatura crearían unas becas como las Erasmus
para América Latina y pondría fin al problema de las visas, para quienes de
allá vienen. Ni que decir tiene, que esas promesas, como muchas otros, quedaron
olvidadas al salir en coche oficial de la nuestra sede.
Ella me dijo que estaba dispuesta a emigrar,
a cualquier lugar de Latinoamérica, por el idioma y porque piensa que de alguna
manera se iba a sentir más en casa. La anime a irse, a ambos, les conté casos
de otros alumnos que ya han emigrado y que les va bien o bastante bien, pero
que lo hicieran siempre de manera legal, protegidos con permisos de
trabajo y con algún dinero para poder
vivir hasta que encontraran algo; ella me contó que el dinero no le preocupaba,
que tenía unos ahorros de cuando trabajaba, que ella nunca había vivido por
encima de sus posibilidades, que siempre había vivido de acuerdo con sus
principios, eso me emocionó y pensé cuan injusto está siendo este país con
algunos de sus mejores ciudadanos.
Hoy por la tarde el chico volvió, sabes que
estamos al límite de poder matricularse en el curso de su interés y aún espera
él trabajo (que no tiene nada que ver con sus estudios) del que estaba pendiente,” quizás mañana dice,
pero quiero saber si puedo matricularme si no consigo el trabajo”.
El chico quería saber si el curso en el que
quiere participar le va a ser útil para encontrar trabajo. Le he dicho la
verdad, en todos los años que celebramos ese curso y van nueve, no hay un solo
alumno o alumna que haya salidos triste, al contrario, les ha sido muy útil laboralmente y los lazos humanos entre los participantes permanecen
inalterables al paso del tiempo, yo misma sigo teniendo relación con muchos de
ellos. Le he animado, a matricularse y aprovechar el curso, a conocer otras realidades con los alumnos
latinoamericanos y de otros lugares de España que vengan, a tejer con hilos de
colores relaciones que podrán serle útiles.
Me ha dicho que si no le dan el trabajo que
espera, al finalizar el curso, él y su pareja se irán. También le he animado a
hacerlo, Latinoamérica en estos momentos, es un buen lugar para recalar, y a
pesar de nuestra actitud hostil como país, nos reciben con los brazos abiertos,
ansían nuestros conocimientos, se sienten en deuda porque hubo en tiempo en que
los acogimos y la mayoría de ellos practica el verdadero sentido de la hermandad
y la solidaridad, sin rencor, que es el sentimiento más absurdo de la historia
de la humanidad.
Lo que me aterra es la mirada de confianza e ilusión que he visto en él mientras
hablábamos, no le estaba vendiendo un
producto, le estaba hablando como lo haría con uno de mis hermanos o con uno de
mis amigos, de algún modo, me siento responsable de que, si deciden a dar el paso, les vaya bien. La
duda sobre si estaré haciendo lo correcto, a veces, se me agarra en el corazón.
De un tiempo a esta parte mi realidad diaria
se tiñe con la voz de alguien que busca respuestas, no ya al futuro, sino al
presente y visualiza el lugar donde
trabajo como el sitio donde encontrar calor y ánimos para cruzar el océano que
nos une más que nos separa.
Hombres y mujeres magníficamente preparados a
los que esta crisis de valores y económica y esta Europa integrada por
gobiernos sin alma empuja al abismo. Un abismo que yo espero que se traduzca en
riqueza moral, porque si de algo estoy segura en esta vida, es que cualquier
país de esa América Latina que desde nuestras altas instancias tanto se desprecia,
te cambian la vida al minuto uno de llegar a cualquiera de ellos. Para mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario