Recibo a diario en mi cuenta de correo
laboral cientos de invitaciones para unirme a Linkedin (supongo que para
conocer a triunfadores), Badoo ( que para compartir aficiones), Meetic (para
encontrar solteros a mi alrededor) Google plus (creo que para andar en
círculos) y Twoo (he tenido que buscarlo en google) y es como Badoo, solo que
al parecer para maduros y maduras). Como veis, abundan los refuerzos contra las
soledades, no importan que estas sean elegidas o no.
Recibo a diario en mi cuenta de correo
laboral notificaciones fantasmas de
gente que quiere seguirme en Twitter y finalmente nunca me siguen ni yo
a ellos, de gente que quiere ser mi amiga en Facebook, a los que no respondo
porque a las mayoría no los conozco y si son personas que han pasado por mi lugar
de trabajo, saben perfectamente que ese no es el camino.
Recibo a diario en mi cuenta de
correo laboral como unos 20 correos de personas que quieren huir de su país
porque son perseguidos, de personas que tienen una operación urgente, de
personas que me nombran heredera de una inmensa fortuna que me espera por
decenas de maravillosos países que el
mundo son, de personas que me dicen que me una a una cadena de rezo porque el
fin del mundo está por llegar y mejor que Dios me coja confesada y la última
moda son los textos donde me cuentan que habiendo tenido que emigrar, al llegar
al país de destino le han robado la cartera y la embajada de su país de origen
les facilita un pasaporte rápido pero no el dinero para comprar el pasaje de
vuelta.
A esto hay que añadir ofertas
fantasmas de teléfonos de última generación, de viajes de ensueños, de fincas
inabarcables, de técnicas avanzadas para sr mejor, para trabajar mejor, para
vestir mejor, para hablar mejor, para fotografiar mejor, para escribir mejor,
para robar mejor y hasta para follar mejor.
Y aún hay quién envía, todavía,
invitaciones para jugar al Farmaville, sin saber que ahora existe el Candy Crush.
Sería divertido poder tener
tiempo para responder o al menos curiosear en todos esos correos, porque detrás
de esos correos hay personas, no sé que clase,
pero personas, que a mi nunca me parecen de fiar, pero oye, que le echan sus
buenas horas, de lo contrario no se explica tal profusión.
Pero siento decirlo, las ignoro
(soy buena en eso), todas, van directamente a la papelera y de la papelera a
seleccionar todo y luego eliminar definitivamente.
Nunca sabré que clase de
triunfadores en la vida me estoy perdiendo, jamás tendré un novio badoano (¿o
será paduano, como las mantas?) seguiré andando en línea recta y por círculos
que yo elija y lo de los maduros ¿qué quieren que les diga? ya tengo un padre y
voy más que servida.
Y tampoco recibiré herencias millonarias, ni manejaré fincas enormes, ni rescataré a secuestrados en embajadas, ni salvaré vidas en peligro, y hasta iré derechita al infierno por no rezar en cadena y sin ellas.
Con respecto a todo lo demás,
señoras y señores, dediquen su tiempo a hacer del mundo un lugar más habitable,
para tomarnos el pelo ya tenemos a gobiernos de todos los colores. De nada.
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