Empiezo por lo obvio; tengo
50 años, estoy soltera y sin pareja. Me gusta viajar mucho. Me gusta mucho
viajar. Me gusta viajar, mucho. Viajar me gusta mucho. Viajar me gusta, mucho. Y todas las acepciones más
que se puedan encontrar para estas cuatro palabras.
A veces viajo con parte de mi
familia, sobre todo con mis sobrinos más pequeños, algo que a ellos les gusta
cada vez menos, dicen que cuando se viaja es para descansar y a mí lo que me
gusta es pasear. También viajo con mis
amigos y amigas, casi siempre suelo quedar de pico, y aquí apenas hay
discusión, cada quien hace lo que quiere (ver museos, iglesias, ir a la playa, etc.) y nos juntamos para la cerveza. En los
últimos años he viajado con los grupos de alumnos que vienen a la universidad y
con grupos de lectores de la biblioteca de Huelva. Y sola, la verdad es que
viajo mucho sola; sola he cruzado el charco varias veces a ver a amigos, en
ocasiones paseo con ellos y cuando no pueden acompañarme, paseo sola. Sola he
ido a algunos sitios (nadie me podía acompañar o no encajaba en otros planes)
para cambiar de aires. Y lo de viajar sola se da cada vez con más frecuencia,
todos y todas van haciendo sus vidas y es más difícil coincidir. Y me gusta,
viajar sola tiene o tenía el mal sabor de boca de que no puedes compartir in
situ lo que te gusta, eso hoy en día, con las redes sociales, está más que resuelto;
el resto es comodidad, decides dónde vas, a qué hora vas, como vas y hasta cuando
vas.
No mentiré, siempre es mejor
viajar acompañada que sola, pero una de las máximas que rige mi vida es o lo
haces sola o no lo haces, y yo siempre prefiero hacerlo, viajar, ir al
cine, al teatro, a una exposición, a la playa, a pasear; no soy tan insensata
como para poner mi vida en peligro, pero la elección siempre es hacerlo. Dicho
todo esto que, quienes me conocen saben, voy a lo que quiero contar.
La habitación ¿individual o
compartida? que no es tontería. En hostales y pensiones es muy fácil encontrar
habitaciones individuales, unas mejores y otras peores, es fácil. Lo difícil
viene en los hoteles, sean de dos, tres, cuatro o cinco estrellas. Ahí vas mal.
Es imposible a veces encontrar una habitación individual, si la tienen, te
dicen que tienes que pagar un suplemento aparte, y ese suplemento carece de
sentido porque cuando llegas a tu habitación te das cuenta que no es
individual, que es una habitación con una enorme cama de matrimonio (que a mí
me encantan) o es una habitación con dos camas (que se supone pagas como
individual) y en cuyos baños encuentras dos toallas de mano, dos toallas de
baño, dos vasos, dos botes de gel, dos botes de champú, dos vasos de agua en la
encimera, en fin, todo para dos, salvo tú (yo) que eres una.
Esto es algo que se da bastante
en España y Portugal (aunque también me pasó en Jordania), no así en otros
lugares. En Buenos Aires y Montevideo pagué habitación individual y me dieron individual. Y creo que esto
sucede en estos países por su larga trayectoria machista y masculina, donde aún
les cuesta entender que las mujeres pueden hacer sola lo mismo o más que los
hombres. De hecho, hay veces que entras
sola en el hotel y se quedan mirando, dudando si atenderte o no, como a la
espera de que aparezca acompañante, sea hombre o mujer.
No puedo evitar pensar que
quieren sacar provecho económico de esas circunstancias ¿tan difícil es que un
hotel tenga habitaciones individuales, a precio individual para ser usada y
disfrutada por una sola persona? No estamos obligados a tener pareja, viajar en
pareja, tener amigos, viajar con amigos, tener familia, viajar con la familia,
no estamos obligados a nada de esto. Quienes se dedican a la hostelería si
están obligados a entender y ofrecer habitaciones individuales para las nuevas
realidades personales. Digo yo.
Y como el fin de semana pasado
estuve en Évora, en habitación doble compartida con mi amiga Mari Carmen, os
dejo unas fotos de esa bonita ciudad. No dejéis de visitarla.
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Cualquier calle del centro |
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Mercado o paraíso, no se yo |
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La vinoteca con más gusto que he visto en mi vida |
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Entrada o salida a La Judería |
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Patio de la Universidad de Évora, impresionante como toda ella |
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Templo romano, que algunas leyendas llaman de Diana |
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Plaza de Giraldo, desde ahí o te pierdes o te encuentran |
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Catedral de Évora |
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Claustro de la catedral de Évora |
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Patio de la catedral |
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Puerta Mudejar |
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Típica fachada de Évora |
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Acueducto |
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Grafiti realizado por el 40 aniversario de la revolución de los claveles, 25 de abril |
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