lunes, 11 de febrero de 2019

Memoria de ti

Sé que coincidimos en el escenario, pero yo no recuerdo casi nada de ese momento, salvo el vértigo.

Creo haberte visto pululando por la planta dos.

Fue el sábado, en el que al compartir espacio, sonreíste y todo se iluminó; sí, sonreías para las fotos y yo no recordaba haber visto una sonrisa tan esplendida hace mucho tiempo, te lo dije, es más, me acerqué y te dije, a una persona que le llega la sonrisa a los ojos, es una persona de fiar, me diste tu tarjeta y la guardé en el bolso, por alguna razón, más tarde la rescaté y la guarde en la funda de mi teléfono, ahí sigue.

Ese mismo día, en la noche, nos cruzamos en el cine y dijiste, usted me está persiguiendo y me parece bien, yo respondí, no, pero podría, luego te dije que estaba esperando a un compañero para entrar el cine y sonreí.

El domingo, sintiéndome presa de una torpeza infinita, bajé a la planta dos a pedir ayuda tecnológica y ahí estabas tú, yo llevaba una camiseta ajustada y con escote y me miraste de esa manera, no solucionamos el problema y conseguí salir ilesa de esa mirada; más tarde, solucionado el problema, te di las gracias y te dije que iba al cine, dan Cold War, respondiste; esa es la que tenía intención de ver.

El martes, estábamos en el almuerzo con varias personas y apareciste, creo que con tu hermano, parecías serio y preocupado, se escuchaban nuestras conversaciones y creo recordar que en algún momento cruzamos miradas; más tarde te sentaste a mi lado, apenas quedábamos tres o cuatro personas, hablamos de varias cosas, te he empezado a seguir, dijiste, yo he empezado antes, dije yo  y fuimos a tomar un café, quedamos en ir a cenar chicharrón.

Fuimos a cenar, querías hacer una historia con mi abanico y no fue, las meigas, nunca hay que minusvalorar el poder de las meigas; cenamos, reímos, volvimos la hotel y subimos a la terraza en una noche húmeda. Nos sentamos juntos en el sofá, me hubiera acurrucado sobre ti, quería hacerlo, nos despedimos y quedamos para desayunar.

El miércoles íbamos a ir a bailar y mi cuerpo me traicionó. Aún sigo furiosa con él. Me hubiera gustado tener sexo rápido contigo, me hubiera encantado tener sexo lento contigo. Conjugando el presente, me encantaría. Y bailar.

Ahora lo escribo para que no se me olvide.

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