“Sugerí a las mujeres que estudiasen cine Les dije: “salid de las cocinas, de vuestras casas, haces con las herramientas para hacer películas”, Agnés Varda.
Hace unos meses en esta misma
página publiqué un texto hablando sobre el feminismo y el cine y decía al final
que se queríamos hablar del machismo en el cine habláramos del ninguneo a una
de las mejores películas de pasado año, Retrato
de una mujer en llamas (Céline Sciamma), una de las mejores películas del
cine francés de todos los tiempos y probablemente una de la que estará en las
lista de una de las mejores películas de siempre cuando pasen algunos años.
Céline Sciamma tiene una larga
trayectoria como guionista y como directora tiene un corto, Pauline (2010) y cuatro películas, Lirios
de agua (2007), Tomboy (2011), Bande de filles (2014) y Retrato de una mujer en llamas (2019).
Días pasados, en una
retrospectiva dedicada a ella en el Atlántida Film Festival de la plataforma
Filmin he podido ver dos de ellas que me faltaban y he podido comprobar varias
cosas.
Céline Sciamma es una directora
que tiene muy claro lo que quiere contar y cómo quiere contarlo. Su universo es
la mujer, desde niña, su mundo, su sexualidad, sus batallas, sus derechos, su
libertad, no concibe el universo femenino sino es siendo libres e iguales y en
contra de lo que pueda pensarse que para retratarlo y reivindicarlo, no
necesita atacar a los hombres ni a las mujeres que no son feministas; ella simplemente
cuenta lo que quiere contar y como quiere hacerlo. Y sí, podríamos decir que
hace cine feminista. ¿Cuál es el problema? Luego vuelvo a esto, ahora voy a
comentar sus películas.
Lirios de agua (Naissance des pieuvres, Water lilies 2007); en la
relación de dos amigas adolescentes, compañeras de colegio y del club de
natación, aparece una tercera que es un poco mayor y se siente atraída
físicamente por una de las amigas, lo que ocasiona algunos desencuentros, no
por esperados, menos dolorosos. En esta historia el universo adolescente está
muy presente en todo momento, no se sabe muy bien cuál es la barrera que separa
la amistad del amor o de la tracción física; la certeza o no de saber si te
gustan los chicos o las chicas; el sentirte importante porque la recién llegada,
que es mayor, se fija en una y no en otra; las miradas lascivas de los chicos,
siempre escamados por la íntima amistad entre ellas; los problemas con los
padres y una sana competición deportiva a la hora de nadar.
Todo en ella está contado con alegría,
te crees a los personajes, la atmósfera adolescente es tal cual podamos
recordarla, el guion (de la misma Sciamma) es fresco, poco convencional ya que
pone el foco en lo que importa, las emociones.
Tomboy (2011); cuando Laurie y su familia se instalan en un barrio
nuevo ella se integra en la pandilla del mismo haciéndose pasar por un chico
con toda normalidad, pero todo se complica cuando una de las chicas del grupo
empieza a sentirse enamora de Michael (que en realidad es Laurie). Esta es una
historia tan vieja como la humanidad; recuerdo en mi pueblo como algunas chicas
con aspecto de chicos sólo se querían juntar con estos, cosa que era muy mal
vista y que casi siempre llevaba el adjetivo de “marimacho” dicho de manera
despectiva. Lo que nos cuenta aquí Céline Sciamma es que Laurie vive su vida
con total naturalidad, sin dar importancia a su sexo, hasta que es descubierta
por el resto del grupo y este actúa como probablemente han escuchado en sus
hogares que hay que actuar, acosando a quien osa desafiar el orden establecido
de las cosas. Más toda la carga dramática de unos padres que no son tan
modernos y tolerantes como quieren parecer. Lo mejor de la película es que
Laurie no se achanta, defiende su territorio y su cuerpo como si le fuera la
vida en ello y ojalá la directora un día nos cuente cómo va la vida de Tomboy
habiendo crecido. Es una delicia de película.
Bande de filles (2014); Marieme es una adolescente negra francesa
que vive en unos de esos barrios periféricos de una ciudad francesa donde
siguen vigente algunos de los cánones que sus padres trajeron con ellos al
emigrar. Su vida es un entorno, su familia, el colegio, la pandilla que manda y
ordena en el barrio, que ella siente hostil. Un día conoce a un grupo de chicas
que, supuestamente viven su vida en libertad y decide romper con lo anterior,
integrándose en su nueva pandilla femenina, cambiando de peinado, de ropa e
intentando cambiar de vida, pero nada es lo que parece.
Lo primero que llamó mi atención
tras ver esta película es que se aleja totalmente de las dos anteriores y la
posterior de la directora; en esta la identidad sexual no parece tener mucha
importancia, toda se la lleva las ansias de libertad, eso no quiere decir que
el sexo no aparezca, de hecho las nuevas
amigas son muy sexys y ella sacará ese
lado a relucir en algún momento, pero no es lo más importante, aunque es
evidente el machismo de los chicos del barrio y el concepto de obediencia en
algunas chicas con tal de sentirse parte de algo. Creo que la historia, además,
quiere resaltar como muchos lugares en los que habitan franceses hijos de
inmigrantes, acaban convertidos en guetos; todos los amigos de Marieme son
negros como ella, no hay diversidad, y aunque se protegen y se cuidan, es inevitable
ver en esta actitud una intención de controlar las vidas de las chicas.
Siento que Sciamma ha querido en
esta historia dar voz a una generación que no parece que termine de
encontrarla, pudiera parecer que no toma partido al situar a los protagonistas
casi en el mismo plano de relevancia en la historia; cuando toma partido lo
hace por la libertad individual, algo difícil de encontrar hoy entre las tribus
con las que convivimos.
Retrato de una mujer en llamas (2019); una historia de amor entre
dos mujeres destinadas a encontrarse y a perderse para quedarse una en la vida
y en el corazón de la otra y con los cuerpos henchidos de placer por el amor
carnal.
No sabría decir que es lo que más
me gusta de esta película, todo. La historia, las actrices, la luz, la
fotografía, la sororidad; mientras la veía pensaba que yo sería feliz si
encontrara a alguien que me amara así unos pocos días, que tocara mi cuerpo así
unos pocos días, que sacara lo mejor de mi unos pocos días. Para luego volver a
la vida real, que siempre es otra cosa. Me gustan mucho las escenas de
acercamiento entre ellas, es notable el juego de miradas entre las actrices, la
complicidad con la criada, la escena del aborto me parece el mayor canto del
derecho a la vida y del derecho de la mujer a decidir qué hacer con su cuerpo.
La belleza, la belleza por dentro y por fuera que transmite esta película es de
las que se quedan para siempre en nuestra retina como espectadores.
En esta película, Céline Sciamma
retoma el tema de la identidad sexual que ya inició en sus dos primeras
película y una vez más lo hace sin falsa moral y sin necesidad de fingir o
esconder nada; desde que el mundo es mundo ha habido mujeres que han amado a
otras mujeres y el planeta ha seguido girando. Es una película en la que yo me
quedaría a vivir.
Quiero decir que es probable que
esté equivocada, yo hablo siempre de las películas como espectadora, tal y como
las percibo y las siento y la percepción y el sentimiento son algo muy
personal, para analizarlas en profundidad ya están las personas expertas.
El cine de Céline Sciamma es tan
honesto que probablemente esto sea algo que actúe contra ella en lugar de a
favor. Como decía al principio, ella hace un cine con mirada feminista y
femenina, no siempre es lo mismo, en este caso la directora aprueba con notable
ese examen. Y definitivamente es un cine político, sin necesidad de ser
panfletario ni estridente. Reivindica la libertad sexual y la igualdad en todos
los ámbitos de la vida, como ella misma dice “la sororidad puede destruir la
jerarquía y eso la hace muy contemporánea”.
Es evidente que no hablo de una
gran carrera, son solo cuatro películas y un corto como directora y algunas más
como guionista; bien cierto es que hay muchos directores que con menos ya son
llamado maestros. Ojala Sciamma pueda seguir haciendo el cine que quiere, como
quiere y cuando quiere, porque necesitamos sus historias honestas que saben ver
más allá de lo que se ve; ojalá no encuentre muchas piedras en el camino a la
hora de rodar; ojalá más de ella y de su libertad, esa que tanto molesta al
machismo del mundo del cine.
Pd.: Este texto fue publicado inicialmente en Cocalecas.Net El cine de Céline Sciamma
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