A
veces mi jornada de trabajo ofrece posibilidades nunca imaginadas.
Un
alumno que quiere hacer una estancia de investigación en una universidad latinoamericana,
a ser posible de un país seguro (¡menudo concepto!) y alguien la ha contado de
mi estancia en la universidad Austral de Chile, en Valdivia, viene y pregunta;
pregunta todo, respondo a todo, le digo que en algunos países latinoamericanos
hay muchos españoles y españolas trabajando, que allí nos tratan humanamente
mejor que nosotros a ellos aquí y le
animo a irse casi aplaudiéndole.
Una
alumna cubana tiene una visa de estancia en España para tres meses, es un
visado tipo C. Igual no se entiende pero que un visado sea C o D puede
significar que puedas renovarlo en España o no; y el de ella no se puede
renovar. Es una buena persona que está acostumbrada a formar parte del aparato
vigilante de su trabajo en Cuba y eso a veces la convierte en alguien
inaccesible; dan ganas de abrazarla. Ella no entiende porque le han dado una
visa de turista (yo tampoco, pero eso es otra triste historia) cuando lo pidió
de estudios y porque solo le han dado noventa días cuando la fase presencial
del máster finaliza en junio. Con más paciencia de la que tengo habitualmente y
tengo mucha, le explico el reglamento de la ley de extranjería, le explico que
en embajadas y consulados españoles en el exterior no todas trabajan igual y
que no hay una directriz del ministerio de asuntos exteriores que cumplir y que
en realidad este gobierno que tenemos da visas limitadas porque no quiere que
nadie venga o se quede según de que países sean, no entiende la actitud de los
trabajadores de la embajada, yo tampoco. Ella dice que ha escrito al ministerio
de educación y que de este le han dicho que se dirija al de asuntos interiores
y no entiende porqué; le explico que las visas se otorgan a través del
ministerio de asuntos exteriores pero que su gestión depende del ministerio del
interior porque es de quien depende la oficina de extranjería; oficina a la que
ha ido y le han dicho que su visa no se puede renovar.
Me
cuenta que no quiere quedarse ilegal y le explico que ninguna persona se queda
ilegal porque ninguna persona es ilegal, que las personas tienen los documentos
en regla o no, y que entonces se les podría llamar indocumentadas pero nunca
ilegales; que la razón por la que quiere quedarse es para presentar su trabajo
fin de máster de manera presencial porque la opción de hacerlo de manera
virtual en Cuba es casi inviable, que no existe tecnología para eso, yo, que he
estado en Cuba varias veces pienso para mí que sí, que es algo tremendamente
complicado. Y no sabe qué decisión tomará, qué si yo podría decirle cómo actuar
y le digo que estaría bien que Fidel Castro llamara a Mariano Rajoy y le
pidiera el favor, que no veo otra posibilidad, que legal no la hay, ella se
declara dispuesta a no rendirse y yo aprovecho para contarle que este gobierno
que tenemos es muy racista y que por eso actúan así, que con la excusa de la
crisis no quiere que vengan inmigrantes, que de hecho están felices de que
seamos los españoles quienes tengamos que emigrar, me dan ganas de abrazarla y
le sonrío.
Luego
viene C; C es mi alumno de Guinea Ecuatorial (aunque no me gusta el sentido de
posesión, le digo mi por la ternura que me produce), a veces lo cruzo por el
patio y le digo “no vas a verme ¡umm!", entonces sonríe y dice “ya iré a verte
cuando tenga problemas” y aquí está. Cuando llega le pregunto ¿qué problema
hay? Me lo cuenta y en realidad no tiene tal problema, ha hecho uno donde no
lo hay, se soluciona enseguida. Le pregunto si han salido de viaje algún fin de
semana y dice que sí, que el sábado fueron por la noche a Huelva, "¡andando!" le
digo y contesta "!no, en bus!" me echo a reír porque él ha pensado que le he
preguntado, le cuento que he exclamado, “aún no entiendo muy bien como hablan
los andaluces” me suelta. Sonríe y se va, hasta el próximo problema.
A la hora de salir pregunto a una compañera que como lleva una operación en la
boca y que si finalmente ha conseguido para esta mejor precio que el primero
que le dieron, y sí, lo ha conseguido más barato; mientras otra compañera dice
“claro les pagan las operaciones a los mariquitas y no pagan los dentistas”,
así que me veo obligada a explicarles que las operaciones que son en la sanidad
pública son a personas transexuales porque viven en un cuerpo que no es suyo,
que los mariquitas son otra cosa y que me parece muy bien que se puedan operar.
Bufa.
Y con
esto y un bizcocho, hasta mañana a las ocho.
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