Chile (toma 2)
Va por el quinto día de estancia
en Valdivia y aún no ha llovido, no soy la única en celebrarlo, valdivianos y
valdivianas también y lo hacen como en cualquier lugar, estando en la calle más
tiempo del habitual. Acaba de empezar la primavera así que hay motivos de sobra
disfrutar del sol o de la no lluvia.
Valdivia es una ciudad pequeña,
según me han contado los anfitriones apenas tiene cien mil habitantes (muchos
menos que Huelva) y hasta donde he podido conocer hasta ahora, manejable para
caminar, amable, acogedora y bonita; esto es muy importante, porque después del
tiempo que paso en la universidad, algunos ratos tengo que caminar sola y
prefiero hacerlo en lugares así, en los que no hay posibilidad de sentirte mal
por ninguna razón que tenga que ver con la seguridad.
Y ¿qué he aprendido? Todo lo que
he aprendido hasta ahora tiene que ver con el sentido del humor y con lo de no
sentirse únicos en este planeta llamado tierra. Os cuento.
El sábado llegué muy cansada,
tanto, que todo lo que quería era dormir y lo hice; claro que entre dormir
mucho y el cambio de hora se me olvido cenar y cuando amanecí el domingo bien
temprano mi objetivo era café y tostadas. Como si no hubiera salido de Huelva;
y muy dispuesta salí a la calle a eso de las 9 de la mañana. Nadie en las calles,
solo los barrenderos y yo. Todos los bares cerrados, y recorrí varios, sin
alejarme mucho de la residencia universitaria pues no conocía; unos pasos más
allá, los lugareños estaban montando el mercado fluvial, pero ni rastro de
café. Estaba a punto de echarme a llorar cuando recordé que había pasado por la
puerta de un hotel y se me ocurrió entrar. Efectivamente, allí servían
desayunos incluso para que quienes no son clientes, casi me pongo a bailar de
alegría; subí hasta el piso doce y pensando que igual no me daban los pesos que
tenía para pagar, me serví un café y dos tostadas pequeñas, pedí la cuenta (si
tenía bastante) y salí de allí. Por el camino descubrí un local de comidas
rápidas de los que abren las 24 horas y allí si tomé un café bastante malo más
tranquilamente. Al rato, pensé que al ser domingo y fiestas patrias todos
duermen hasta tarde y los dueños de los bares, también.
Más tarde, fui a almorzar con
algunos de los anfitriones de la universidad y luego a pasear hasta encontrar lobos
marinos durmiendo y retozando, algo que disfrute como niña ¡¡nunca había visto
leones marinos tan cerca!! Pasear es algo que estoy haciendo a diario, tras salir de la universidad, cada día un rincón distinto de la ciudad.
El lunes, antes de ir a la
universidad, volví de nuevos mis pasos al centro de la ciudad, con la misma
intención, desayunar. No había excusas, era lunes, se habían acabado las
fiestas patrias, tiene que haber bares abiertos. No, el lunes después de las
fiestas no es festivo, pero casi, así que la cantina que me indicaron no estaba
abierta, así que esta vez fui directamente al establecimiento que abre 24 horas
y tomé café con pan sin tostar.
El martes repetí la operación
temprano con el mismo resultado, los bares si abren sobre las diez u once de la
mañana, así que me dirigí a otro establecimiento de comida rápida (cuyo nombre
me abstendré de decir para no acabar con la poca reputación que me quede) y
desayuné por fin un pan caliente.
Hoy me ha sucedido algo bonito o
me lo ha parecido a mí. Mientras pedía un café en el mismo bar para desayunar
la chica que me ha atendido ha dicho, usted es europea ¿verdad? le he sonreído
y respondido que sí. Ha sonado muy bien eso de europea; luego ha asegurado, de
España y he vuelto a responder afirmativamente. He llegado a la conclusión de
que prefiero ser europea, es más ancho, más largo y mola más, aunque no sea el mejor momento para Europa.
Por cierto, para almorzar,
merendar y cenar, no hay problema siempre que cenes temprano, se come rico,
barato y no en lugares de comida rápida. Eso sí, vente si prejuicios ni ideas
preconcebidas y deja tus costumbres españolas en España, tienes toda la vida
cuando vuelvas para comer las tostadas
de toda la vida.
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Volatines, los niños los hacen volar especialmente en fiestas patrias |
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Todo ternura el marketing de este puesto del mercado |
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Señor valdiviano en fiestas patrias |
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¡¡¡Lobos marinos!!! felices retozando y durmiendo |
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La mayoría de las casa de la ciudad hacen ondear este mes la bandera chilena |
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Casas de madera para el frío y la lluvia en toda la ciudad, esta en la parte nueva y más acomodada |
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Puesto de frutas en "el pueblito" |
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Casas de madera en zonas menos acomodadas y más viejas |
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"Que los sueños de la calle sean los objetivos del gobierno" pintada callejera |
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Mercado "el pueblito" |
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Mercado fluvial en Valdivia |
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La Perla del Sur |
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